A falta del broche de oro que supondrá en el congreso su informe de gestión, Manuel Chaves puso ayer su personal punto final a 16 años como secretario general del PSOE andaluz. En la sede regional del partido en Sevilla, en la calle San Vicente, presidió su última Comisión Ejecutiva Regional, en la que congregó a su equipo para despedirse. Un acto "entrañable" y de emociones contenidas porque, como explicó el propio Chaves antes de entrar en esta reunión, quiso reservarse ese derecho para la intervención prevista para hoy donde, tal vez, acabe ejerciéndolo.

Pero si en este encuentro fue el único que dijo adiós, no es el único que se marchará. Otros saldrán detrás él, pero no quisieron eclipsar ni un segudo el que fuentes socialistas denominaron "momento Chaves". Ni siquiera lo hizo quien ha sido un peso pesado y su puntal en este tramo de su carrera política hasta constituir casi un tándem, Luis Pizarro, que, a pesar de los ofrecimientos, ha preferido quedarse fuera en el último momento de la nueva dirección que liderará José Antonio Griñán.

Pero si unos y otros se quedan o se van, Chaves dijo no saberlo. Tal vez una deferencia hacia quien lo relevará en el cargo o tal vez un síntoma de desconexión de la que ya es una etapa cerrada en su carrera. No obstante, seguirá en activo. Mantendrá vigente su carné del partido y su disposición a estar en aquello que éste le requiera, y tiene aún por delante la tarea de continuar al frente de la vicepresidencia tercera del Gobierno y Ministerio de Política Territorial hasta 2012, si nada lo impide. Por tanto, su despedida es algo más que "relativa".

Del contenido de esta última Ejecutiva Regional, tan extraordinaria como el propio congreso, nada más que "buen ambiente". Fue muy distendida porque, por primera vez, no se habló de trabajo si no fue para reconocer el que el propio Chaves ha desarrollado estos años, cuyo principal logro fue la paz interna conquistada en un partido muy complejo, y para constatar que a partir de hoy éste entra en una "nueva fase", un "momento histórico", en el que habrá después de mucho un equipo y un líder "muy distintos".

Tras esta cita informal, todos se fueron de cena para celebrar los tiempos que se avecinan.