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Elecciones Andalucía

De izquierdas, pero ya no del PSOE

  • Arenas no será presidente ni por el debate, ni por la campaña, ni por Rajoy. La razón es ideológica

LA victoria más triste del Partido Popular de Andalucía no creo que tenga su explicación en la ausencia de su líder, Javier Arenas, en el famoso debate de Canal Sur. Fue un órdago que lanzó desde una (supuesta) posición de privilegio y que se vio obligado a mantener hasta el final. Y tampoco creo que radique en una mala planificación de la campaña, porque su eterno candidato se ha recorrido Andalucía de punta a punta varias ocasiones anteponiendo mil veces sus propuestas de gobierno a las críticas a sus adversarios. Es más, puede incluso que la razón única tampoco estribe en la reforma laboral ideada por su Gobierno amigo de Mariano Rajoy, una apuesta arriesgada, muy arriesgada, que seguro que le ha perjudicado pero que igual no ha sido la principal causante de su gloria efímera.

Creo que si Arenas no va a ser jamás presidente de la Junta es, sencillamente, porque esta tierra es de izquierdas. Lo ha sido siempre, lo sigue siendo hoy y a lo mejor lo siga siendo siempre. Y si estas elecciones hubieran coincidido en noviembre con las generales, quizás los andaluces tampoco le hubieran dado la doble mayoría absoluta al PP. Es como si al conjunto de los electores de esta tierra no les importara que un dirigente popular morara de vez en cuando en la Moncloa pero que cierra filas para evitar que eso mismo suceda en San Telmo.

Y esa mayoría de izquierdas, con su veredicto incontestable en las urnas (digan lo que digan algunas mentes retorcidas de Despeñaperros hacia arriba), ha dibujado un panorama político en Andalucía donde la totalidad de los partidos políticos están obligados a reflexionar primero para dialogar después.

Porque tiene que reflexionar, y mucho, el PP, que ha perdido una ocasión pintiparada -el tiempo dirá si era ahora o nunca- para expropiar al PSOE su cortijo andaluz. Y esa reflexión tiene que partir de la base de que habrá que buscar a un nuevo líder, porque es de cajón que Arenas ya no volverá a ser candidato. Me imagino que aguardará a ver cómo de engrasado queda el pacto PSOE e IU. Si chirría, intentará forzar, si puede, un adelanto de las elecciones; pero si no es así, tendrá que preparar las maletas bien para irse a Madrid (una vicepresidencia del Gobierno), bien a Bruselas (hay elecciones europeas dentro de dos años) o bien a su casa. Pero, mientras, el PP tiene que tener muy claro que si a alguien de Madrid se le ocurre castigar a Andalucía sólo por el dictamen de las urnas estará lidapidando todo lo avanzado en los últimos ocho años.

Y tiene que reflexionar también IU, el gran triunfador de estos comicios, que no puede dar oxígeno a la derecha pero que tampoco puede permitir que lo devore el PSOE. Lo lógico es que los izquierdistas le pidan el oro y el moro al Partido Socialista y que terminen entrando en el Gobierno. De no ser así, la resurrección de la pinza será cuestión de días. Pero, desde la lealtad a sus socios y a sus principios, IU está obligada a abrir un cortafuegos con los socialistas. Vendrán declaraciones y quizás más imputaciones por el caso de los ERE, vendrán proposiciones no de ley del PP que pillarán a IU con el paso cambiado... y este partido tiene que buscar su propio ritmo. El ejemplo del PA, que también se le apareció al PSOE cuando perdía pie, está en la memoria colectiva.

Y tiene también que reflexionar el Partido Socialista. Cierto que han logrado frenar a la derecha cuando parecía todo perdido y cierto es también que Griñán se va a asentar como su líder indiscutido en Andalucía. La alegría del domingo en todas las casas del pueblo estaba por tanto justificada. Pero, cuando pasen los días, los socialistas caerán en la cuenta de que se han dejado por el camino nueve escaños, que se dice pronto, y verán también con pesar cómo llegan inquilinos de IU a varias consejerías. Pero deberían caer también en la cuenta de un hecho llamativo: Arenas no será jamás presidente de la Junta pese a haber ganado unas elecciones mientras Griñán lo será por segunda vez sin haber ganado jamás. Es la grandeza de una democracia que ha confirmado que Andalucía sigue siendo de izquierdas, pero que por primera vez ya no es del PSOE.

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