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DE LIBROS

El futbolero viajero

  • A través del fútbol, el periodista Àxel Torres viaja por las tripas de Albania, Kosovo y Serbia para conocer el pormenor de un conflicto no cerrado

El periodista deportivo Àxel Torres.

El periodista deportivo Àxel Torres. / D. S.

Al periodista deportivo Àxel Torres (Barcelona, 1983), le adjudicamos con las prisas la etiqueta de "hooligan ilustrado". Es el título de honor que concede a sus autores la colección futbolera de Libros del K.O. Justo ahora, precisamente, acaba de salir su último opúsculo, Mala piel de Toni Padilla, dedicado al Sabadell. Es el equipo de sus amores, el de la ciudad donde creció nuestro entrevistado. Sin duda es uno de los rostros más enciclopédicos sobre fútbol europeo.

Periodista box to box (cual jugador moderno y todoterreno), Àxel Torres es también viajero y escritor (se estrenó con 11 ciudades. Viajes de un periodista deportivo). Sus andanzas y periplos mezclan su pasión por la futbolería y cierta atracción por los limes de lo peregrino y lo híbrido en Europa. Podría hablarse en su caso de fútbol en clave geoestratégica y también sentimental. Crónicas balcánicas, dedicado al irresuelto conflicto de Kosovo a través del fútbol, es una muestra de ello. "Los Balcanes me interesan porque el primer Mundial que vi fue Italia 90. Yugoslavia aún jugaba y perdió en cuartos contra Argentina. Este Mundial, a los siete años, fue mi despertar al fútbol y a los mapas".

Editoriales, revistas y periodistas versados han dado otro marchamo intelectual al fútbol. "¿Si soy un hooligan ilustrado? No lo soy en sentido estricto porque no he escrito aún ningún libro para esta colección de Libros del K.O. Pero sí pertenezco a ese grupo de periodistas que ha intentado acercar la cultura al fútbol, aunque suene pretencioso. Hemos querido dar otra dimensión a la que tiene el juego en sí mismo. En otros países ya existía esta variante. No somos precursores de nada. Las editoriales se han dado cuenta de que existía un público afín".

Hinchas albaneses en un partido de selecciones entre Albania y Serbia. Hinchas albaneses en un partido de selecciones entre Albania y Serbia.

Hinchas albaneses en un partido de selecciones entre Albania y Serbia. / D. S.

Crónicas balcánicas está escrito a tirones sobre el tiempo. Lo integran cinco viajes realizados a Albania, Kosovo y Serbia entre 2013 y 2023 (la guerra de Kosovo acabó en 1999 con el controvertido bombardeo de la OTAN sobre Belgrado). "El viaje que más me ha marcado en mi vida ha sido el primero que aparece en este libro. Yo no tenía nada pensado sobre Albania y Kosovo. Sí me había interesado el campeonato kosovar, que no tenía foco alguno en el mundo. Que un periodista español se interesara por el fútbol en este lugar llamó la atención a los dirigentes del fútbol de un país que la propia España no reconoce aún como tal. Aquí empezó todo".

Este "todo" está hecho de varios viajes por casi toda la geografía albanesa y kosovar, pero siempre siguiendo el rastro del balón (visitas a estadios, crónicas de partidos, históricos encuentros de selecciones, citas con dirigentes y lugareños, seguimiento de equipos locales, etc.). El libro refleja cómo el fútbol ha hermanado a Albania con Kosovo, aunque ambas tienen selecciones diferentes y hoy por hoy hasta rivalizan. La guerra en Kosovo en la ex Yugoslavia dejó esta provincia sin apenas serbios, salvo en el norte, en la aún hoy conflictiva ciudad de Mitrovica, justo donde la selección kosovar se estrenó como tal en un partido histórico contra ¡Haití! El cerocerismo final fue lo de menos.

En otras zonas aisladas de Kosovo perviven bolsas de serbios, como Pasjane, donde las banderas de Serbia ondean de las farolas, mientras que a pocos minutos, en enclaves como Gnjilane, se rinde tributo a los combatientes kosovares de la UÇK. En Gnjlane, precisamente, nació el futbolista suizo de origen albanokosovar Xerdan Shaquiri, el más famoso jugador de la zona junto al también suizo de etnia albanesa Granit Xhaka, reciente campeón de la Bundesliga con el Bayer Leverkusen, y Vedat Muriqi, kosovar de Prizren y actual jugador del Mallorca.

Portada de la obra. Portada de la obra.

Portada de la obra. / D. S.

Àxel Torres escribió este libro en pleno furor del procés en Cataluña. Le preguntamos si ser catalán le ha llevado a reprimirse en la cuestión de Kosovo por temor a herir a posibles lectores españoles. "No he querido herir a nadie en España. Sólo podría haberlo hecho en caso de serbios o kosovares o de alguien con antecedentes familiares de estos países. Hay gente en España que tiene una opinión formada sobre el tema de Kosovo, pero nada de lo escrito puede molestar ni herir. Otra cosa distinta es que hubiera hecho comparaciones directas con el asunto de Cataluña. Habría sido tramposo por mi parte. Es del todo incomparable, aunque pueda haber algunas similitudes. Yugoslavia no tiene nada que ver con España".

Diez años en escribir un libro es más de lo que duran dos Mundiales o dos Eurocopas. Su autor venció la pereza, sobre todo teniendo en cuenta la exigencia documental a la que le ha obligado un texto de lo más exigente (todo lo balcánico es un colosal y contradictorio mosaico sólo apto en rigor histórico para los muy cafeteros). "La pereza la superé cuando la editorial me puso un deadline de entrega. Casi todo está escrito en el último año. Ni siquiera soy hoy el mismo que empezó a escribir el libro en 2013. Ni como persona ni como escritor". De hecho, persona y escritor se maridan y exponen en el libro sin complejos. El autor confiesa sus tropiezos mentales y muestra parte del periplo a través de los ojos de su actual pareja.

De periplo inicial por Albania y los lugarejos más escondidos de Kosovo, Crónicas balcánicas recorre Serbia en su última parte. Sobre Serbia recayó el marbete de país agresor en el sangriento conflicto de los Balcanes. Incluso hay pasajes donde el viaje se adentra en las zonas serbias junto al río Drina en Bosnia y Herzegovina. Dar voz al supuesto agresor permite al lector escuchar opiniones sensatas, alejadas del nacionalismo, pero que muestran el descontento con la situación en Kosovo. Una de estas voces es la del escritor serbio Zeljko. Del otro lado, heterodoxo y antinacionalista también, se halla Vullnet Krasniqi, polémico periodista kosovar sin el que no podría entenderse gran parte del fresco humano de esta crónica. "Sin duda es mi personaje favorito a lo largo de todos estos viajes".

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