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Fútbol · Liga BBVA

El Barcelona, ante días de épica

  • El barcelonismo celebró el histórico triunfo ante el Real Madrid como si fuera la consecución de un título, pero no se olvidó de su compromiso ante el Chelsea

A miles de metros de altura el We are the champions sonaba más real que nunca: la eufórica troupe del Fútbol Club Barcelona miraba España y Europa desde el cielo, convencida de que todo es posible en el épico mayo que sueña vivir.

"Éste es el triunfo más importante de mi vida", dijo Lionel Messi minutos antes de subirse a ese avión en el que jugadores, aficionados y periodistas compartían una noche única, la del histórico 2-6 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

Gerard Piqué, un central para el que medios catalanes pidieron un "monumento", oficiaba, como en tantos otros vuelos, de DJ. Con los auriculares de su iPod sobre el teléfono interno del avión hacía bailar a todos, en una sesión que incluyó el mítico tema de Queen, un We are the champions que expresa como pocos lo que se le viene al Barça.

Entre gritos, risas y botellas de cava catalán, los aficionados se entusiasmaron. "¡Esto es un chorreo, esto es un chorreo!", un cántico alternado con el "¡Madrid se quema, se quema Madrid!". Ningún jugador acompañó las consignas hirientes para el rival. El haber hecho historia con una exhibición de fútbol total, de fútbol-caviar, era ya más que suficiente.

Y aunque pareciera imposible en ese vuelo de alegre locura, algunos tuvieron tiempo de pensar con calma en lo que se viene, en el sueño del inédito triplete. Lo primero es el Chelsea, el miércoles en Stamford Bridge. Un empate con goles le daría el pase a la final al Barcelona, pero el recuerdo del exitoso cerrojo impuesto por Guus Hiddink en el Camp Nou está presente. Antes de la noche del sábado atemorizaba a los hinchas azulgrana. Hoy, sin duda menos.

"Nos jugamos la vida. Si el miércoles pasamos a la final tenemos por delante un panorama muy bonito", se entusiasmó Andrés Iniesta, corazón futbolístico del Barça.

Siete días después de la visita a Stamford Bridge, en la noche del 13 de mayo, el Barcelona se jugará en Valencia uno de los tres títulos a los que aspira. La Liga, con siete puntos de ventaja sobre el Madrid, parece ya un hecho consumado. ¿Por qué no sumar la Copa del Rey? El rival será un histórico de la Copa y del fútbol español, el Athletic, pero todos los rivales parecen inferiores ante el fútbol de arrasadora elegancia y precisión que propone el Barcelona de Josep Guardiola. Un hombre surgido de las entrañas del Barça, como seis de los titulares en la noche del sábado. Todo un triunfo para un club en el que hace unos meses algunos veían al portugués José Mourinho como el entrenador ideal. El Inter de Mourinho está lejos de encandilar y de aspirar a un triplete, eliminado ya en la Champions League y la Copa de Italia.

Alex Ferguson, el eterno entrenador del Manchester United, mira de reojo a los que pueden ser sus rivales el 27 de mayo en la final de Roma. "Creo que el Chelsea pasará", dijo a la edición de ayer de The Observer, un comentario previo a la sinfonía del Barça en el Bernabéu. Su otro juicio, en cambio, sigue vigente: "La pérdida de dos de sus defensores los hará vulnerables".

Puyol, sancionado con su segunda amarilla, y el mexicano Rafael Márquez, fuera de competición por tres meses tras lesionarse la rodilla, faltarán ante el Chelsea, una pérdida sensible para los españoles.

Pero Guardiola confía en su equipo. Ya lo hizo al cancelar el entrenamiento del jueves de la semana pasada, porque consideraba que despejar la mente también ayuda a jugar bien al fútbol.

Ayer lo volvió a hacer: nada de entrenamientos desde el partido hasta hoy a las seis de la tarde. Guardiola sabe que hay que cuidar las energías, porque el problema no es el fútbol, precisamente lo que les sobra a sus muchachos.

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