Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, Nochebuena de 1950
El golf a veces puede ser muy cruel. Lo fue durante mucho tiempo con Jason Day, el eterno candidato que siempre se quedaba a las puertas en los grandes torneos. Por eso, el australiano celebra su triunfo en el PGA Championship con alivio. "Hubiera sido muy duro para mí mentalmente poder volver", declaró sincero el ahora número tres del ranking mundial sobre lo que hubiera ocurrido si dejaba escapar una nueva oportunidad en uno de los cuatro majors.
"Aunque soy una persona positiva, pienso que en el fondo de mi mente algo hubiera seguido irritando y tal vez hubiera pensado que realmente no podía", confesó. Y es que, a sus 27 años, Day era considerado un jugador peligroso y prometedor, pero las múltiples oportunidades perdidas amenazaban con destruir su confianza. La última de ellas en julio en el Abierto Británico, donde paradójicamente sintió un punto de inflexión.
"Algo pasó en el Open. No sé exactamente qué, ni cómo pasó, pero estaba ahí sentado el lunes por la mañana y sentía una gran calma. Y entonces algo hizo click dentro de mí", explicó el australiano, que finalizó cuarto en St. Andrews el mes pasado tras quedar a las puertas del desempate que ganó el estadounidense Zach Johnson. "Desde entonces he estado tranquilo", reiteró.
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