Espíritu, sacrificio y mucha fe

El San Fernando ofrece un enorme oficio ante el Melilla y suma un valioso punto

Espinar, que trabajó lo indecible en ataque, se intenta ir de dos contrarios.
J. Agabo San Fernando

03 de octubre 2016 - 05:02

Qué rápidamente ha aprendido el San Fernando de Antonio Méndez a tener oficio. Qué poco le ha costado al equipo de San Fernando coger el pulso a la categoría. Con qué rapidez, los isleños se han aclimatado a la Segunda B. Ayer hacía falta eso, oficio, sacrificio, fe y espíritu para poder salir victorioso del partido que le media a uno de los equipos más veteranos de la categoría de bronce, a un equipo que tiene tintes de no bajar de los puestos altos de la tabla clasificatoria en toda la temporada. A un equipo curtido en mil batallas de la categoría.

Pues ayer fue un partido de Segunda B y no se sabía a ciencia cierta cual de los dos equipos llevaba más años en la categoría, si isleños o melillenses. Los partidos, cuando no se pueden ganar hay que sacar algo positivo de ello y los de La Isla sacaron un punto que, si estuviéramos hablando de principios de temporada, seguramente hubiesen perdido.

Las victorias consecutivas que han logrado los de Méndez les ha enseñado el valor que tiene el sumar y en el encuentro de ayer, sin ser nada del otro mundo, se dejó a las claras que ya comienza a ser muy complicado hincarle el diente al San Fernando.

Méndez ha enseñado a los suyos a estar juntitos, ha realizar continuas ayudas, tanto en defensa como en ataque, a no dejar resquicio y a trabajar, trabajar y trabajar. Y en este camino se logrará mucho, en primera instancias, la permanencia.

Con ésto, incluso, se permitió el lujo de dar el balón al contrario en los primeros compases del choque y el Mérida, poderoso en todas sus líneas, no dudó en coger ese mando. Pero los melillenses no pasaban de eso, de ser más dominadores, pero sin profundidad, sin ocasiones de gol, sin destellos de poder perforar el portal de Salva, por lo que no se veía atisbos de peligro en el área local.

Sin embargo, bien distinto era en el visitante porque, en cuanto llegó la oportunidad, ésta fue gigante. Un pase en profundidad de Gerrit a Carralero, dejó al extremo en solitario, mano a mano, con Dani Barrio. El cancerbero le ganó la partida al delantero y atajó la mejor ocasión de la primera mitad, porque la segunda fue, en el 37' un disparo de Santi Luque desde lejos que obligó a esforzarse al portero isleño.

Ganaban en posición los de casa y tenían que ganar en respeto antes de marcharse al vestuario. Una gran jugada de Dani Martínez terminó con un disparo desde la frontal del área que obligó a Dani Barrio a realizar su segunda parada. El córner no se llegó a lanzar porque Arias Madrid, con puntualidad británica, ordenó la marcha a los vestuarios.

Ya había cedido terreno los isleños y tocaba adelantar líneas y Ñoño Méndez no lo dudó. Tras el pertinente descanso, los de La Isla salieron con otros brios, con otra forma, a por el partido, a por el rival. Lo que pasó es que, si oficio habían mostrados los locales, los visitantes no iban a ser menos y si el Melilla ha encajado tan solo dos goles desde que comenzó la competición es por algo, por la tremenda exquisitez que muestran los de Yosu Uribe en su parcela defensiva, donde es casi imposible terminar de crear una acción de gol.

Con el quiero y no puedo de los isleños y el orden de los visitantes, que tampoco encontraban la manera de montar una contra, los minutos fueron pasando y las ocasiones de gol brillaban por su ausencia. Sólo cabe reseñar la ocurrida en el minuto 59, donde una salida en falso de Salva propició un remate desde lejos de Borja Prieto que se fue fuera y en el 68' una falta de las cientos que hubo en el centro del campo, fue lanzada por Gerrit por fuera de la barrera para intentar sorprender a un Dani Barrio que no se dejó.

Quizás la jugada más polémica estuvo en un centro lateral que Espinar, en posible fuera de juego, remató en semifallo para que Sergio Castillo terminase anotando un gol que no subió al marcador a instancias del auxiliar. La situación fue tan rápida que ni siquiera los protagonistas terminaron de hacer su protesta. Podría haber sido la mejor de las recompensas para el trabajo realizado.

Aún así, los de Melilla también tuvieron, antes de que finalizase el partido, su gran oportunidad en un remate de Cubillas que tuvo que sacar Regino desde la misma boca de gol.

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