Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Ciclismo l Vuelta a España

Gerrans se une al club

  • Con la de ayer, el corredor del Cervelo ha logrado alguna etapa en las tres grandes vueltas · Los favoritos, juntos tras un grupo de 17 ciclistas sin peligro en la general

El australiano Simon Gerrans, del Cervelo, conoció la alegría de la huerta al imponerse en Murcia en la décima etapa de la Vuelta, que desde Alicante cubrió un recorrido de 169,5 kilómetros, una jornada de transición que permitió a Alejandro Valverde llegar a casa vestido con el jersey oro, para deleite de sus paisanos.

Gerrans, de 29 años, reciente campeón del Gran Premio de Plouay, no consiguió una victoria cualquiera en la meta de la Avenida de Miguel Indurain. Cuando alzó los brazos imponiéndose en un reducido esprint de cuatro corredores, se unió al club de ciclistas que cuentan en su historial con victorias en las tres grandes. En el Tour ganó en Prato Nevoso (2008) y en el Giro en Madonna de San Luca (2009). Un esprínter solvente en la montaña.

El ciclista de Melbourne fue el más poderoso en la inmensa recta de llegada e impuso su velocidad por delante de Ryder Hesjedal (Garmin), de Jacob Fuglsang (Saxo Bank) y de Alexander Vinokurov (Astana), quien reapareció en escena tras su aciago paso por la montaña alicantina. Trató de sorprender a sus compañeros de fuga, pero no fue el de antaño.

El grupo de los favoritos entró a 3.42 minutos del ganador, por lo que Alejandro Valverde conservó sin problemas el jersey oro. Sin cambios en la general, en un día de calor, donde se cumplió el guión previsto, el establecido hasta la llegada de la montañas andaluzas. El líder del Caisse d'Epargne saldrá el miércoles camino de Caravaca de la Cruz con 7 segundos de ventaja sobre el australiano Cadel Evans y 36 sobre el holandés Robert Gesink, los inquilinos que componen de momento el podio de la Vuelta.

Después del primer bloque de montaña con los altos de Aitana y Xorret de Catí, los favoritos se dedicaron a nadar y guardar su posición, a arrancar hojas del calendario, "a salvar un día más", como suelen comentar en cuanto se les aproxima un micrófono en meta.

Si no hay cumbres los favoritos no aparecen en el escenario, si acaso en los puertos peligrosos cercanos a la meta, como el caso de la Cresta del Gallo, un segunda categoría que decidió la suerte final de la carrera. En esta dificultad con la cima a 10 kilómetros de Murcia, de asfalto bailarín y curvas de hospital, se seleccionó el grupo de escapados y los gallos de la carrera asomaron la cresta en cabeza. Paradojas.

En el ascenso a la Cresta se descompuso el grupo de 17 corredores, entre los que se encontraba el ciclista sevillano Antonio Piedra, que se apuntaron a la fuga del día. Grupo numeroso que se encargó de destrozar primero el alemán Gerdemann y posteriormente, y de manera definitiva Vinokurov. El líder del Astana puso las cartas sobre la mesa con un ataque demoledor en el ascenso, pero se le pegaron a rueda tres compañeros incómodos: Hesjedal, Fuglsang y Gerrans. Los cuatro bajaron a saco, curva a curva.

Hasta la meta los cuatro colaboraron para rifarse la victoria entre ellos. Empezó la táctica de ciclismo en pista: miradas, y arrancadas ficticias hasta que uno se decida a enseñar sus intenciones. Se lanzó Vinokurov, Gerrans le mordió la rueda y sólo tuvo que concretar su despegue con unos implacables metros finales. Derecho a un éxito especial. Y en la Avenida Miguel Indurain. Casi nada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios