Manuel Lores será dueño del Portuense

El presidente del Racing Portuense, Manuel Lores, señaló ayer que la conversión de la entidad en Sociedad Anónima Deportiva se inscribirá en la Real Federación Española de Fútbol y en el Registro Mercantil en los próximos días y reconoció haber tenido que afrontar el capital social prácticamente en solitario, pues únicamente 12.000 de los tres millones de euros que lo conforman han sido suscritos por otros particulares a lo largo de todo un año.

Lores remarcó que "el pueblo ha querido que yo sea el máximo accionista" y reflejó, con un punto de decepción, que "quienes han desistido de adquirir participaciones lamentarán en el futuro la oportunidad perdida", toda vez que hará del Racing "un grande de España" y dará por el club "hasta la última gota de mi sangre".

El presidente del Portuense confía en poder comenzar este año las obras de construcción de un estadio y un centro comercial anexo en una parcela sita en el polígono de Las Salinas, para lo cual habrá de ganar el concurso público pertinente. El empresario indicó que la SAD utilizará la parcela, perteneciente a la sociedad municipal Impulsa El Puerto y cuya extensión ronda los 30.000 metros cuadrados, en régimen de concesión administrativa, por un periodo pendiente de estipulación, abundando en que el campo de fútbol dispondrá de una capacidad cifrada entre 15.000 y 20.000 espectadores, con una zona comercial de unos 10.000 metros cuadrados. Manuel Lores consideró que las obras se sufragarán con el dinero que el Ayuntamiento obtenga por los terrenos que actualmente albergan el estadio José del Cuvillo y aledaños "más cuatro o cinco millones de euros que aporte la sociedad anónima".

Además, Lores garantizó ayer a los jugadores a quienes se adeudan salarios de la anterior campaña (Zanotti, Sanlúcar, Eneko, Merino, Velázquez y Sambruno)que "estarán al día antes de que finalice agosto" y prometió que también solventará, en idéntico plazo,los débitos pendientes con los dos entrenadores de la temporada anterior, José Luis Burgueña y Carlos Orúe, así como con sus segundos y algunos empleados.