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Nadal abrocha otro año triunfal

  • El español se corona por tercera vez en Nueva York y cierra la temporada con dos torneos más de Grand Slam para un palmarés al que sólo resiste Federer

  • Anderson no tuvo opción

Rafa Nadal celebra con su rabia habitual un importante punto ante el surafricano Kevin Anderson en la final en Flushing Meadows.

Rafa Nadal celebra con su rabia habitual un importante punto ante el surafricano Kevin Anderson en la final en Flushing Meadows. / justin lane / efe

El español Rafael Nadal consiguió ayer su décimo sexto título de Grand Slam al apabullar en la final del Abierto de tenis de Estados Unidos al sudafricano Kevin Anderson por 6-3, 6-3 y 6-4 con una actuación tan sólida como deslumbrante.

En dos horas y 27 minutos de juego, el número uno del mundo mostró toda su jerarquía para aplastar a un rival que debutaba en una definición de Grand Slam e hizo lo que pudo ante el dominio del español.

16Grandes. Nadal suma 10 Roland Garros, 3 Abiertos de EEUU, 2 Wimbledon y 1 Abierto de Australia

Para Nadal, que no ganaba un título sobre pista rápida desde Doha 2014, el de ayer es el tercer trofeo que logra en el cemento neoyorquino después de los logrados en 2010 y 2013. Además, cerró la temporada de los grandes con los títulos de Roland Garros y el US Open y la final en el Abierto de Australia. Por si fuera poco, se llevó un premio de 3,7 millones de dólares.

Como era de esperar, Nadal salió a poner presión sobre el servicio de Anderson desde el primer punto. A un resto parado pegado a la línea de base le seguía otro tocando la lona trasera. A una devolución cortada continuaba una alta y profunda. Anderson sumaba aces, pero cuando la pelota volvía, sumaba problemas.

Nadal hacía lo necesario para intentar hacer dudar a Anderson, que mantuvo su servicio durante sus primeros tres turnos, pero a un costo altísimo: además de salvar cuatro puntos de rotura debió sacar 42 veces para sumar tres juegos. Nadal se mostraba dominante con su saque, sin conceder siquiera una opción de quiebre, y seguía minando la resistencia del sudafricano: lo hacía correr, le variaba las alturas y la potencia, lo superaba cuando lo traía a la red.

Por el contrario, Anderson acumulaba equivocaciones (40 errores en total), que no compensaba con su buen registro de tiros ganadores, con 32 a lo largo de las casi dos horas y media de partido.

Con ese juego y esos números, estaba claro que sólo faltaba esperar el cierre y completar el resultado final. Como en toda la tarde neoyorquina, Nadal no dudó con su servicio y cerró el partido en su segundo match point, con una volea de revés que dejó sin oportunidades a Anderson.

Así garantizó el título y sumó el Grand Slam 16 a su palmarés. Pero a diferencia de otras veces, el festejo del español resultó medido, con los dos brazos al cielo y la satisfacción de haber hecho muy bien la tarea.

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