¿Recuperará la selección el estilo perdido?
"Lo bonito empieza ahora", proclamó la pasada semana Vicente del Bosque. ¿Se refirió el seleccionador español a la emoción que augura el Mundial o a la necesidad de que su equipo recupere su esencia estética?
España jugó 270 minutos y todavía no mostró aquellas señas de identidad que la convirtieron en una de las favoritas para conquistar el Mundial. Su rival de hoy es Portugal, la cuarta oportunidad que tiene La Roja de recuperar la excelencia perdida.
"Hay veces que no se puede tocar", se quejó Iniesta. "Cuando los rivales se encierran, todo es más difícil", añadió su compañero Sergio Busquets. "Lo importante es ganar", sentenció David Villa.
Son diferentes reacciones obtenidas la pasada semana, después de que buena parte de la prensa acusara a España de practicar un fútbol alejado de su esencia, de los valores que la llevaron no sólo a ganar la última Eurocopa, sino a ser admirada en todo el mundo y a ser favorita en Sudáfrica.
España llegó al Mundial con 12 triunfos consecutivos y con la crítica rendida a su fútbol de toque, de asociaciones, de dominio, de llegadas, de espectáculo. Pero todavía no hubo nada de eso durante el torneo. Parece como si el primer partido hubiera servido para cambiar radicalmente una forma de pensar. De repente, los más pragmáticos aprovecharon para levantar el dedo y afirmar: en el fútbol sólo valen los triunfos.
Y a eso se agarró España en los dos siguientes compromisos. Seguramente frente a Honduras y Chile jugó peor que ante Suiza, pero en cambio ganó con cierta comodidad ambos encuentros.
La pregunta ahora es: ¿Recuperará España sus viejos valores, ese fútbol estético con el que también logró éxitos?
España teme que Portugal vaya a plantear un encuentro parecido al de Suiza, pero con una diferencia: el equipo de Carlos Queiroz tiene dinamita arriba, comenzando por Cristiano Ronaldo. Todos esperan con ansiedad ver cuál es el equipo que alinea Del Bosque, ver si incluye dos jugadores defensivos en la medular o uno solo. La lupa se dirige hacia el seleccionador, a la espera de comprobar si lo bonito empieza ahora.
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