30 años de GP en el Circuito de Jerez

30 años y no hay quien lo pare

  • El trazado andaluz celebra en 2016 tres décadas de grandes premios como motor económico, turístico y deportivo, exportado al resto de España y del mundo.

Los cumpleaños refrescan la memoria, propician reencuentros y celebraciones. Son una oportunidad inmejorable para mirar atrás cogiendo impulso, sin que observar ese paso del tiempo nos provoque complejos. Ni mucho menos, más bien al contrario. Los 30 años de grandes premios que celebra en 2016 el Circuito de Jerez son, sin duda, un acontecimiento que va más allá de la simple efeméride, traspasa lo puramente deportivo, lo económico o turístico.

Basta con poner la vista en el retrovisor, para percatarnos de la poderosa influencia que ha ejercido esta "catedral del motor" sobre la ciudad que le da nombre, sobre la propia Andalucía y por extensión, sobre toda España. A día de hoy, nadie puede negar su relevante creación, ni su determinante existencia. Las tres décadas que el trazado andaluz tiene ya en su haber, han supuesto la etapa de mayor expansión que Jerez haya conocido, proyectándose como un referente de progreso y reactivación económica, cuyo ejemplo ha sido "exportado" al resto del país y del mundo.

La inauguración del Circuito jerezano se llevó a cabo el 8 de diciembre de 1985, con una carrera puntuable para el Campeonato de España de Turismos, que tuvo a la lluvia y al barro como protagonistas. Se trataba de una prueba obligatoria para la homologación de la pista, que permitió dar paso a la actividad internacional el 13 de abril de 1986, con la disputa del Gran Premio de España de Formula 1. Ese día, Jerez puso "una pica en Flandes" y se ubicó en el mapamundi del motor, logrando una repercusión mundial jamás soñada, e iniciando una larga y fructífera singladura de competiciones. Comenzaba a escribirse así una apasionante historia de éxito, en la que el tradicional vino no sería el único que impulsaría a la ciudad, ahora también harían lo propio genios sobre caballos motorizados de metal.

En total, se celebraron sólo siete pruebas puntuables para ese Mundial de F-1, pues muy pronto, el "invento andaluz" tuvo su réplica con el Circuit de Catalunya, que pasó a erigirse en dura y lógica competencia. Aún así, la pista catalana no fue inaugurada hasta 1991 y, en todo ese tiempo, Jerez había albergado ya otros cinco y multitudinarios grandes premios de Motociclismo que, a la postre, han sido la piedra angular para este trazado del Sur de Europa. Así lo confirma un hecho incontrovertible: el próximo 24 de abril se celebrará el Gran Premio número 30 en este circuito jerezano que desde 1987 nunca ha faltado a su cita con la máxima expresión de las dos ruedas.

En estos treinta años de grandes premios, Jerez ha visto pasar por su Circuito a los mejores pilotos del mundo, apoyados desde las gradas por cientos de miles de aficionados. El impacto económico de un Gran Premio de Motociclismo sobre la ciudad supera los 50 millones de euros, cifra que llega a duplicarse en el caso de Andalucía, con un retorno mediático estimado en los 20 millones de euros. Basta con multiplicar esas cifras por los 30 años que el Mundial lleva celebrándose, para certificar si ha merecido o no la pena. A la vista está que el ejemplo ha cundido pues, además de Catalunya, también se apuntaron a la iniciativa jerezana, comunidades como Valencia y Aragón. Los circuitos se pusieron de moda gracias al ejemplo andaluz, germen de una revolución constatada durante las tres últimas y gloriosas décadas.

Lo curioso del caso, que los historiadores o sociólogos no podrán negar nunca, es que hasta que Jerez dio el paso a mediados de los ochenta, nadie antes se atrevió a construir un circuito permanente que España necesitaba para albergar este tipo de competiciones de élite. Ese fue el gran acierto y el origen de todo. Esta ciudad puso a gala su cultura motociclista desde 1958, en que comenzó a disputarse en sus calles el Premio Internacional Nuestra Señora de la Merced, que perduró hasta 1981 y que dio paso al circuito actual. Además contaba con otro gran aliciente o reclamo, como son sus inmejorables condiciones climatológicas, que han dado a este trazado un valor sin igual como banco de pruebas para competiciones automovilísticas y motociclistas. Ahí reside el gran patrimonio natural de Jerez, que nadie más posee y que debemos seguir defendiendo.

Los que tenemos más de 30 años deberíamos preguntarnos: ¿Qué ha significado en nuestras vidas el Circuito de Jerez? Seguro que las respuestas demostrarían lo fundamental que ha sido en muchos aspectos. Y de hacerle esa misma pregunta a los que tienen menos de 30 años, aquellos que nacieron con el circuito ya construido, la mayoría respondería que no conciben a Jerez sin su trazado. Son 30 años y ojalá nadie lo pare…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue editor jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90 ejerció varios años como jefe de prensa del Circuito de Jerez.

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