Alma Obregón. Repostera

“Animo a cocinar con los peques”

Alma Obregón.

Alma Obregón. / José Sevilla

Alma Obregón es licenciada en Comunicación Audiovisual, pero decidió dejarlo todo por su amor a la repostería. Autodidacta en sus inicios, completó su formación con cursos en Europa y EEUU y obtuvo el título de chef pastelera por Le Cordon Bleu. Aunque es famosa por su amor incondicional por los cupcakes, lo cierto es que le gustan todos los dulces. Conocida en las redes sociales como @alma_cupcakes (tiene más de 346.000 seguidores en Instagram), se estrena en la literatura infantil con Cuentos para minichefs (TimunMas), donde incluye cinco recetas para preparar en familia.

-Repostera, deportista, 'influencer'... ¿Qué te define más?

-Yo siempre me suelo presentar como pastelera porque es mi verdadera profesión, es a lo que me dedico al 100%.

-¿Cómo una licenciada en Comunicación Audiovisual se convierte en una reconocida repostera?

-De casualidad casi. Empecé en el mundo de la repostería cuando estaba haciendo el doctorado en Comunicación Audiovisual como ocio, como una forma de entretenerme en unos momentos en que me sentía sola en Alemania. De repente, cogió tanto protagonismo en mi vida y me di cuenta de que me gustaba tantísimo que decidí darle un vuelco a todo y dedicarme a la repostería. Estoy muy feliz con la decisión que tomé.

-¿Cocinabas de pequeña? ¿Cuál fue tu primera receta?

-Siempre me ha gustado mucho la cocina y tengo la suerte de tener una madre que es una cocinera increíble. Ha sido una gran inspiración. Siempre me dejó entrar en la cocina. Recuerdo la receta de la crema pastelera, entrando en la cocina, probarla y quemarme la lengua (risas). No sé cuánto ayudaba, creo que lo que más hacía era probar, pero siempre me ha gustado y estaba muy metida viendo cómo cocinaba mi madre y ayudando en lo que podía.

"La innovación en la cocina es genial, pero tenemos una tradición magnífica que no podemos perder”

-El libro de cuentos está inspirada en tu familia. ¿Cuál fue su reacción al verlo?

-Les encantó. Lo primero que le conté a los peques es que iba a hacer un libro de cuentos y que quería que ellos me dieran su opinión. Se los iba leyendo según los iba teniendo y han sido mis primeros y mayores críticos, porque han sido ellos los que han determinado si los cuentos pasaban el corte o no, incluso me hacían modificaciones. Su mayor ilusión era ver cómo eran las ilustraciones, pero para eso sí que esperé a tenerlas en formato físico, en papel, para que las vieran, y les encantó. Para ellos ha sido súper bonito.

-¿Hemos de perder el miedo a que los pequeños entren en la cocina?

-Creo que sí. Tenemos que relajarnos mucho en ese sentido. Como adultos, nos ponemos nerviosos, por un lado, pensando en que van a manchar mucho y, por otro, tenemos esa autoexigencia, ese perfeccionismo de querer que la receta quede perfecta. Animo a la gente a cocinar con los peques ya que, aunque la receta no quede perfecta, la experiencia de cocinar con ellos, que ayuden y participen, merece la pena al 100%. Y si tenemos las cosas un poco preparadas antes de que ellos entren en la cocina, de verdad que el caos no es tal, se puede cocinar con ellos con cierta soltura y que disfruten de la experiencia final. Les emociona ver el resultado, presumir de ello.

-También eres autora de un libro sobre maternidad real. ¿Cómo te ha cambiado?

-Ha sido un cambio total. En primer lugar, a nivel personal me ha cambiado por completo, todas las prioridades, la forma de afrontar toda mi vida. Para mí ha sido un descubrimiento. Es verdad que la maternidad tiene cosas muy duras, por eso me gustó escribir ese libro, contar todo aquello que no supe ver que conllevaba, pero a la vez es una experiencia única; a mí me ha empoderado, me ha hecho quererme más. Y a nivel profesional también, porque antes trabajaba casi 24 horas al día, no tenía horarios establecidos ya que siendo mi propia jefa alargaba la jornada laboral todo lo necesario, viajaba sin parar, y ahora he adaptado mis horarios y mi ritmo a ellos para disfrutar y conciliar al máximo. He dicho que no a muchas cosas por facilitar la conciliación, pero no me arrepiento.

-¿Tradición o innovación en la cocina?

-Ambas cosas son fantásticas. Por un lado, es genial innovar porque es lo que mantiene la cocina, permite creatividad infinita, nuevas técnicas... Pero a la vez tenemos una tradición magnífica, especialmente en nuestro país tenemos una repostería y una cocina salada espectacular y sería una pena que se perdiera. Siempre reivindico el ir creando cosas nuevas pero sin olvidarnos de las cosas tan buenas que tiene nuestro país a nivel culinario.

-¿Está reñida la repostería con la alimentación saludable?

-Creo que no. Cuando empecé hace 13 años era una gran olvidada, la gente en casa no hacía casi nada, se le tenía mucho miedo. Lo bueno de que se haya despertado el interés por la repostería es que, cuando tú elaboras en casa, ves lo que cocinas, los ingredientes de tu postre, y puedes valorar cuánto quieres consumir, cómo lo quieres elaborar, lo que permite mucho control sobre los ingredientes, su cantidad y calidad. La repostería casera, artesanal, siempre que se consuma con moderación y manteniendo un nivel de vida activa y saludable, no tiene ningún problema. Y ahora gracias a las nuevas tendencias se elaboran los postres de manera mucho más saludable. Así, podemos combinar nuestros caprichos para ocasiones especiales con nuestra repostería saludable para el día a día. Yo soy muy deportista. Lo fundamental es mantener una vida activa y una alimentación equilibrada para poder darnos un capricho de vez en cuando sin remordimientos.

-¿Cuál es el postre que más triunfa en casa?

-Es muy difícil. Hasta que nacieron mis hijos era la tarta de queso. A mis hijos les encanta todo, es más, les gusta más la fruta que los dulces. Uno de sus preferidos son los muffins con fruta, siempre los hago con ellos y los disfrutan. Nos gusta mucho la repostería y, a mí en particular que soy muy golosa, nos gusta todo (risas).

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