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Sesión de control al gobierno Quinta comparecencia monográfica del presidente del Gobierno sobre la crisis

La reforma fiscal va a aportar 15.000 millones más a las arcas del Estado

  • Zapatero defiende la subida de impuestos en solidaridad con los más desfavorecidos · Advierte que la recuperación no será plena si no se recupera el sector inmobiliario · Rajoy se opone porque supondrá "menos inversión"

En su quinta comparecencia monográfica en el Congreso de los Diputados sobre la situación económica desde el inicio de legislatura, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció ayer que elevará la presión fiscal que soportan los españoles un 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB) para paliar el déficit público, financiar las medidas anticrisis y mantener las políticas sociales. Aunque no explicó qué apartados se modificarán, el dirigente socialista habló con claridad tras recordar que se le había reprochado en más de una ocasión que no pidiera sacrificios a la ciudadanía. "Voy a pedir una parte de los ingresos de los ciudadanos por solidaridad y para cumplir con los más desfavorecidos", dijo en concreto el presidente del Gobierno. En una de las jugadas políticas de la mañana, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, situó la recaudación extra del 1,5% del PIB que anunció Zapatero en torno a los 15.000 millones de euros, y sobre esta cifra se opuso frontalmente a cualquier subida de impositiva por considerarla perjudicial para alcanzar la senda de la recuperación económica.

A las nueve en punto, Zapatero comenzó su intervención asegurando que, a tenor de "la secuencia intertrimestral de la evolución económica, la fase más aguda de la crisis la hemos dejado atrás". Aunque para curarse en salud introdujo la palabra "prudencia" ante "las sucesivas y constantes previsiones formuladas a lo largo de los dos últimos años", no dudó en subrayar la "normalización" de los mercados financieros y una "mejoría, suave pero generalizada, de los indicadores de actividad" en el mercado internacional y en España (matriculaciones en agosto, consumo de energía, suspensión de pagos, etc.).

Sin embargo, aunque parecía haber cogido carrerilla en pos del optimismo antropológico que le caracteriza, el presidente del Gobierno echó el balón al suelo y admitió que "los efectos más negativos de esta crisis -singularmente, el desempleo y la pérdida de tejido empresarial- perdurarán durante algún tiempo después de que se haya afianzado la recuperación". En esta línea, casi al final de esta primera intervención, llegó a decir que su Gobierno tendrá en cuenta la "eventualidad" de que "la recuperación de la economía española sea más tardía que la del conjunto de las economías desarrolladas". "Por esta razón, he ligado la recuperación, su rapidez y su alcance, a la energía y el acierto que sepamos poner en la solución de los problemas específicos que aquejan a la economía española", agregó.

Tras centrarse en la batería de medidas adoptadas por el Gobierno para sacar a España de la crisis, Zapatero tomó contacto de nuevo con la realidad cuando admitió que "el 40% del empleo destruido en el último año y medio está ligado al sector de la construcción residencial". "Éste es, a mi juicio, el indicador estructuralmente más relevante de la economía española", dijo.

En una de las manifestaciones más novedosas de la comparecencia, el líder socialista agregó que "la recuperación no será vigorosa si no logramos normalizar el sector inmobiliario en nuestro país; esto es, dar salida al stock de viviendas, ajustar en lo sucesivo la oferta a la demanda sin escaladas especulativas de precios, y encontrar nuevas actividades para el sector".

El presidente del Gobierno centró la última parte de su discurso en defender las bondades reformistas de la futura Ley de Economía Sostenible desde la sostenibilidad económica, medioambiental y social, y en subrayar el valor de la futura Ley de Presupuestos para 2010 como "instrumento de recuperación económica". Sobre la primera, adelantó que estará dotada de dos fondos: uno para la Economía Sostenible de 20.000 millones de euros, y otro de inversión local, de 5.000 millones de euros que será aprobado en el Consejo de Ministros del 16 de octubre para que las obras puedan iniciarse en 2010.

Como el resto de los portavoces de la oposición, Rajoy se empleó con dureza contra el Gobierno por considerar que Zapatero no ha acertado hasta ahora en el diagnóstico de la crisis. "Primero negó la situación ("no hay crisis"); después la minimizó ("será corta, poco profunda, y estamos mejor preparados que los demás para afrontarla"); y ahora, por último, ha encontrado un nuevo mantra, que dice que "lo peor ya ha pasado, estamos cerca de la recuperación y ésta se producirá al mismo tiempo que en el resto de países". En cualquier caso, el líder de la oposición cargó fundamentalmente contra la subida impositiva. "En esta situación aumentar la carga fiscal supondrá menos inversión, menos consumo, menos confianza, menos puestos de trabajo, más crisis y, además, no solucionará el problema del déficit, porque no hay subida de impuestos capaz de tapar el agujero que usted ha creado", le dijo Rajoy a Zapatero.

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