Feria de Jerez

Lección magistral de Padilla en la plaza

  • El matador jerezano imparte una clase de toreo de salón ante 300 personas en el coso de la calle Circo, la mayor parte de ellas niños de La Salle y de la Compañía de María

"¡Tú sabes torear!". La voz del diestro Juan José Padilla, suave pero firme, se alza sobre el albero de la plaza de toros de Jerez cuando una niñita que apenas supera la decena de años se dispone a hacer toreo de salón una vez que él mismo ha pedido que quien sepa... que salga. La plaza de toros, vista desde la arena, impresiona. La pequeña niña alza su diminuta anatomía y dibuja controlados revoloteos de tela en el aire. ¡Es cierto, el maestro no ha fallado! El simple hecho de ver cómo la niña ha cogido la muleta le ha trasmitido más información que una corrida en directo. El oficio puede. Poco después un alumno de La Salle, Javier, se alza enorme, con mando, ante el alumno de la Escuela Municipal de Tauromaquia que se deja llevar por el engaño portando las astas del bravo como volante. Posa ante el imaginario enemigo, lo llama, hace vibrar la muleta para que cobre vida bajo el inclemente sol del mediodía y en la ausencia de un viento que duerme la siesta antes de hora. El maestro sonríe, creo que hasta piensa en verso cuando un pequeño es capaz de transmitir arte aunque sea de mentirijillas. Y es que hay un algo especial que los tocados por la varita del arte saben que les revolotea en la misma frente. El imaginario enemigo se ha parado y el pequeño eleva sus talones en desplante singular, conocedor de que ha vencido, que el bruto ha pasado empequeñecido por su muleta.

Podríamos hablar, discutir y analizar incluso si en la tauromaquia hay arte (que lo hay y además a raudales por mucho que digan los 'antitodo' de nuevo cuño), pero lo que es indudable es que tras el toro hay una cultura centenaria. Y esa cultura fue justamente la base que llevó a dos conocidos centros escolares que son vecinos del coso de la calle Circo a contemplar una lección de toreo de salón de la mano del maestro Juan José Padilla.

El diestro, profesional donde los haya, supo dar forma una lección magistral que arrancó los 'olés' de los enanitos de Educación Infantil. Esas exclamaciones, por sí solas, ya valen un mundo. Explicó el matador que llevar el toreo a los niños ya era de por sí un orgullo, dijo que el hecho de transmitir esa cultura le suponía una satisfacción máxima. Sobre la arena citó grandes nombres como 'Paula, Manzanares...', "artistas que cosecharon éxitos en unas arenas "en las que aprendí mis primeros lances y nacieron mis sueños, algunos de ellos aún sin conseguir", reconoció el espada.

Comenzó Juan José Padilla con el capote. Y, en esas, empezó a demostrar lo que momentos antes el gran aficionado Javier Bocanegra explicó a niños y profesores: "Un torero se entrena físicamente, para estar siempre en condiciones de aportar el máximo rendimiento, pero también se entrena como vais a ver ahora: con el toreo de salón, practicando lo que después llevará a los tentaderos y a la plaza".

Padilla con el capote fue claro. Dijo a los pequeños, con claridad meridiana, que recibe aun animal "que se siente extraño, que está acostumbrado al campo y de repente se ve en una plaza".

Y les habló a los niños de ese movimiento de muñecas que no se ve cuando el capote se hace un vuelo ante el toro, hasta bajó el capote y ralentizó la acción para que lo vieran. Les explicó que los quites, la mayor parte de ellos, tienen nombres de los toreros que los inventaron. aparecieron las chicuelinas, los delantales... Les dijo que "el torero sueña una faena y la transmite al toro a través de ese volante que el capote". Habló de lances de recibo, de suertes, de plazas de primera y de segunda...

Cogió el maestro la muleta. Y como si en una corrida se tratase adoptó la pose elástica con una pierna extendida al máximo y la otra flexionada que utiliza "para ayudar al toro", que a esas alturas ya viene castigado.

Para terminar, el rejoneador Diego Ventura sacó a la plaza a 'Remate', el caballo con el que ayer tarde hizo el paseíllo en Jerez. Noble bruto albino de ojos celeste y una pose espectacular. Y fue entonces cuando llegaron los autógrafos, las fotos con el móvil y el consejo final de Padilla: "la juventud es el futuro -dijo- y espero que podáis disfrutar de la Fiesta y de su cultura por siempre".

El acto, organizado por la Juventud Taurina en colaboración con la empresa de la plaza y la Escuela de Tauromaquia de Jerez fue un éxito. La faena... transmitió, vaya si transmitió.

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