Miércoles de Feria

Remolinos de mujeres y jóvenes

  • El incómodo viento y las altas temperaturas no logran deslucir el ecuador de la Feria con el Día de la Mujer. La zona de la Rosaleda registra una masiva afluencia de público de 'botellón'.

EL miércoles es el día de los corrillos. Es esa jornada donde el solo andar por el Real provoca aún más alegría de lo habitual. Numerosos grupos de mujeres bailando y cantando en cualquier parte del González Hontoria, celebrando el día dedicado merecidamente a ellas, que dotan al ecuador de la fiesta de un sentido especial. Las penas y los problemas se quedan hoy descansando en casa las horas que dure el sueño entre volantes de la fiesta jerezana.

No cabe duda de que el ecuador de la Feria del Caballo es uno de los mejores días para despertar el sentido de la vista. Es el día que, tradicionalmente, más vestidos de flamenca pisan el albero del parque González Hontoria. Así lo atestiguan decenas de autobuses de mujeres de otras localidades cercanas, además del Jerez rural, que deciden pasear su gracia por el Real. Si bien es cierto que se notó que, debido a la climatología, muchas se pensaron eso de ataviarse con el traje de faralaes. Hay que tener en cuenta el sagrado rito que conlleva meterse entre unos volantes como para encima aguantar fuertes rachas de viento. Ya se decía eso de que para estar guapa hay que sufrir..., ¡pero hasta cierto punto!

Eso sí, la que decide no vestirse de flamenca se no olvida, en ningún caso, de los elementos distintivos de la Feria. Mucha flor, mucho lunar y muchos flecos en distintas prendas y distintos complementos que terminan de adornar las bellas calles del González Hontoria.

Ya es mitad de semana y los pies y la cartera sufren las consecuencias de eso de haber empezado un día antes. Muchos, con más vera que años anteriores, deciden echarse a las calles del Real con el estómago lleno para 'solo' tener que alimentar el paladar con buen fino o rebujito de calidad. Eso es prácticamente innegociable una vez se entra en el paraíso del Hontoria. Por eso, las flamencas calles del Real registraron el lleno completo a partir de la hora torera.

Eso sí, hay que tener cuidado con según que casetas. Cruzar de un lado a otro del Real puede suponer una subida en el rebujito de hasta 7 euros, por no hablar lo que se cotizan platos típicos como el jamón o las croquetas. En cualquier caso, no hay que dejarse engatusar por caseteros con buena parla: la carta ante todo para evitar atracos a mano armada, como han denunciado muchos ciudadanos los días pasados.

El miércoles significa, además, para un gran sector de jerezanos el último día laboral de la semana, así como el último de colegio e instituto para los jóvenes. Por eso, además de grandes y tradicionales grupos de mujeres había mucha comida de empresa y de compañeros de clase que, dependiendo del presupuesto y la edad, cambiaban las casetas por un económico puesto de kebap o perrito caliente o la zona de botellón, una de las zonas con más afluencia de público -hasta 5.000 personas según algunas fuentes-.

Como contrapunto, el sol dejó su trono para dar pasado a las anunciadas inclemencias meteorológicas que, según apuntan todos los pronósticos, vivirá hoy jueves el peor día con hasta tormentas anunciadas. Dos de los antagonistas de la fiesta se unieron ayer, el fuerte viento y las altas temperaturas, aunque las ganas ganaron el pulso a salir rebozado cual lagrimita de pollo. Para más inri, al caer la noche comenzó a llover levemente.

Algo tiene la Feria, algo tiene la bendita tierra de Jerez que muestra en esta semana los mejores símbolos de su cultura en un marco incomparable. Vino, flamenco y caballos dispuestos en el mejor escaparate, el diseñado por y para su gente. Durante una semana, la ciudad no olvida sus penurias, que son muchas: las canta, las viste y se las bebe en compañía de las personas queridas. Habrá muchas cosas que cambiar, suprimir y añadir a estas tierras albarizas, pero la Feria ¡ni tocarla!

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