La crónica

Viernes de Feria de Jerez 2023: Suenan cascabeles en el Real

Un enganche recorriendo el Real, este viernes.

Un enganche recorriendo el Real, este viernes. / Miguel Ángel González

Día de sombreros y cascabeles. En el Real del González Hontoria el paseo de coches de caballos pone música al viernes de Feria. El sonido de las ruedas girando y las palmas por bulerías de quien disfruta a cielo abierto del traqueteo de un coche de categoría, marcan el ritmo a una de las jornadas grandes de la semana.

El viernes de Feria se viste por los pies, con zapatos que ya dejan entrever que no es la primera vez esta semana que pisa el albero. ¡Qué suerte!

Bajo el brazo muchos llevan su almohadilla de rayas rojas y amarillas al almuerzo en la caseta para ir luego directos a la Plaza. Para los amantes de la tauromaquia, la cita de ayer bien merecía un buen ‘aperitivo’ brindando por Jerez y con jerez: Morante, Sebastián Castella y Pablo Aguado.

La sensación estos días es que si bien la elegancia volvió al Real y el ambiente fue mayor que jornadas pasadas, la vida de la Feria ha dejado de sentirse en las calles para quedarse en el interior de las casetas. Es ahí, en los tablaos y en las largas mesas de comidas y cenas donde parece que la gente este año está gastando la suela.

Atrás quedaron los grupos que de forma espontánea arrancaban entre caballos a cantar y bailar por sevillanas, con castañuelas y cañas. Y sin embargo, ahora se dan tortas por entrar en casetas de renombre donde, con música en directo, hay quien tiene duende y desparpajo como para dar unos pasos delante de los presentes, levantando el polvo del albero entre oles y oles.

Un jinete le hace una foto a una pareja. Un jinete le hace una foto a una pareja.

Un jinete le hace una foto a una pareja. / Miguel Ángel González

Un hombre se va acercando a las mujeres vendiendo abanicos y otro señor empuja un carro de supermercado con un perro negro en el asiento de los niños, con un trozo de cartón en el que tiene escrito que pide comida.

Una Feria de contrastes. De sillas de playas junto a la impresionante caseta de González Byass donde la etiqueta dibujaba que no se estaba en cualquier sitio. Muchos trajes de flamenca y mucho vestido de fiesta con mantón en el hombro.

En la calle Lola Flores, dos jinetes brindan frente a La Crujía, y unos metros más adelante, ya en la puerta de salida, dos extranjeros intentan poner un candado a sus bicicletas. “Cati, la próxima no te la pierdes. Anita dice que repite”, le dice una mujer a otra por teléfono, mientras que se quita algunos mosquitos negros (este viernes había muchísimos al mediodía) del vestido. Hombre, Anita ha visto cómo es la Feria de Jerez y no repetir (si se puede) es de género tonto. Hasta el mismo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, volvió a disfrutar ayer de nuestra Feria, causando un poco de revuelo entre los que lo veían pasar.

Este viernes por fin sopló un poco de viento que se agradecía bajo el sol de justicia. El problema es que movían los banderines de los mástiles de luz, dejando constancia de que ya son más rastrojos que banderas. Foto por aquí, foto por allá. “Qué caló chiquilla”. “Échame un poquito más”. “¿A 50 euros el paseo a caballos?”... Un cartuchito de almendras saladas para acompañar al rebujito, porque la Feria da sed y hambre, aunque algunos precios sean prohibitivos.

Algunas casetas no tenían los precios marcados en las cartas de las mesas, pero sí en grandes carteles en la barra, donde estaban escritos los precios a rotulador (no permanente...). Y como no es barato llenarse la barriga en sillas de madera y mimbre, muchos deciden salirse a la calle para reponer fuerzas sin tanto dolor de cartera. Los puestos de comida rápida y bares cercanos al González Hontoria han hecho su agosto. “Vámonos a tomarnos un cafelito con pasteles”, decía un señor a su grupo mientras salían por una de las puertas del Paseo de la Rosaleda.

Tradicional estampa de un viernes de Feria de Jerez. Tradicional estampa de un viernes de Feria de Jerez.

Tradicional estampa de un viernes de Feria de Jerez. / Miguel Ángel González

4 euros sacar 3 patos. Hay quien con mucha fe intenta ganar un patinete eléctrico que está dentro de una cabina. ¡Qué cosas! Hay que tener el estómago bien asentado para subirse a una especie de grúa que hace giros de la muerte a una velocidad de vértigo. La carrera de camellos sigue atrayendo a la gente como la miel a las abejas y en el suelo miles de boletos abiertos son el espejo de que la esperanza es lo último que se pierde.

Ay Feria mía. Primera Feria de verdad sin restricciones, de largos abrazos de quienes se vieron ayer pero se miran como si hubieran pasado siglos. Feria del parné y de las patatas asadas a la madrugada. De los brindis por la salud, de los braceos mirando al tendido, barbilla bien alta y toque de cadera. ¡Arsa, toma ya! Adiós viernes de Feria, hasta el año que viene.

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