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Cultura

Una huida rabiosamente humana

  • El polaco Skolimowsky cerrará el festival el próximo sábado con 'Essential Killing'

Recibida con buenas críticas en el pasado Festival de Venecia, Essential Killing cerrará el próximo sábado la programación del certamen sevillano, donde se incluyó a última hora. Seducido en sus inicios por la estética de la nouvelle vague y compañero de generación de Roman Polanski, que logró mucha más repercusión internacional tras dar el salto a Estados Unidos, Jerzy Skolimowsky, de 72 años, filma en su última película la huida desesperada a través de un bosque nevado de un terrorista afgano (Vincent Gallo, cómodo como siempre en los registros excesivos) que tras un accidente consigue escapar de un centro secreto europeo donde se encontraba detenido.

Sin mucha más sustancia narrativa, el nuevo filme del autor de El grito, Le départ, Trabajo clandestino y Cuatro noches con Ana aspira a retratar en crudo el instinto humano de supervivencia. "Mi intención era retratar a un ser humano degradado a su condición animal", explicó ayer en Sevilla el polaco, que por ello evitó darle a la historia cualquier tipo de sesgo documental o de denuncia al uso. "No me interesaba el contenido político -insistió tras recordar las complicadas circunstancias del rodaje, en campos polacos y noruegos, casi siempre de noche y con temperaturas de 35 grados bajo cero-. Quería que el filme fuera lo más ambiguo posible, da igual que el espectador piense en Afganistán, Iraq o Pakistán". Lo importante, concluyó, era mostrar el intento de un individuo de escapar del ejército del país más poderoso del planeta.

Tender Son. The Frankenstein Project y Son of Babylon, del húngaro Kornél Mundruczó y el iraquí Mahamed Al-Daradji, fueron las dos películas exhibidas dentro de la Sección Oficial. La de Mundruczó, un viejo conocido del festival, ofrece una relectura "muy personal" y "llena de elementos poéticos" de la universal obra de Mary Shelley, que el actor y director leyó tras ser padre hace un lustro y le "rompió el corazón".

Admirador de Fassbinder y Kurosawa y protegido de su compatriota Béla Tarr, a quien sin embargo no citó entre sus "maestros", el director, que también coprotagoniza la cinta, filma la mayor parte de Tender Son en un edificio espectral de Budapest para hablar de "asuntos serios", como "la relación entre el creador y su creación" -la de un cineasta y su hijo rechazado, un adolescente salvaje e inocente que aparece en la vida del primero para trastocarlo todo- y, aunque cuesta encontrar estos temas en su cinta, "las minorías, la globalización y los sistemas [sic]".

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