Agria despedida entre reproches

Fco. S. Múgica / Jerez

07 de junio 2011 - 01:00

Como el rosario de la aurora va a concluir la legislatura una parte importante del equipo de gobierno local. Las tensiones de estos años y lo que eran críticas en reuniones privadas y barras de bar se han trasladado con total normalidad a los papeles y ya nadie se corta a la hora de lanzar dardos envenenados a sus propios compañeros en la agria despedida que sirve de velatorio por la defunción del PSOE -al menos, de este PSOE que hemos conocido estos años- en Jerez. Si Francisco Benavent fue el primer delegado en cargar contra sus propios colegas de gobierno local y partido, al reclamar la dimisión de Sánchez, Lebrero y la secretaria de Organización, Charo Cano, por el desastre electoral del 22-M, estos días se ha comprobado cómo la crispación y la lucha interna ha sido ya irrefrenable en la recta final del mandato. Tras la reprobación de la propia Charo Cano a las palabras de Benavent, al que tildó de "irrespetuoso" y "desleal", Dolores Barroso censuró la decisión de Alcaldía de celebrar una boda en el Alcázar el pasado sábado, un lugar 'protegido' que no contaba con precedentes para este tipo de celebraciones y que, en esta ocasión, sí fue autorizado para tal fin por Pilar Sánchez. La edil de Cultura consideró "inaceptable política y profesionalmente" tomar esta decisión al tratarse de un espacio jerezano tan sensible. No le fue a la zaga su compañero de partido, el delegado de Vivienda e Infraestructuras, Antonio Fernández Ortega, quien en el repaso de su trabajo en estos años no dudó en atizar a la alcaldesa y al delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, para responsabilizarles de los retrasos en la entrega de la promoción de VPO Residencial Martinete, cuyos adjudicatarios llevan meses manifestándose. "La Alcaldía lo preside todo pero no lo coordina; ha faltado coordinación entre las delegaciones y ha habido una falta de planificación y no precisamente por el área de Vivienda, sino más bien en el caso de Urbanismo", arremetió Fernández Ortega. "Han sido unas declaraciones desafortunadas", se limitó ayer a reseñar, sin mencionarlo, el delegado socialista aludido. El caso es que lo que eran navajazos en la oscuridad ya se producen a plena luz del día y con taquígrafos. Sin duda, una despedida amarga y lamentable que es consecuencia de unos años de reproches y luchas intestinas que han culminado en el mayor fiasco del socialismo en la historia democrática reciente de la ciudad.

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