Bodegas Páez Morilla recibe el premio Empresa-Familia del Instituto San Telmo

Los Premios 'Familia-Empresa' de la Cátedra BBVA de Empresa Familiar del Instituto Internacional San Telmo reconocen el esfuerzo y el sacrificio prolongado en el tiempo de familias empresarias andaluzas que generan riqueza social e impulsan el desarrollo económico. Algo que en el caso de Bodegas Páez Morilla se da por descontado.

La familia bodeguera jerezana recibió ayer el galardón que la distingue como ejemplo de empresa de la provincia en la gala de entrega de los Premios 'Familia-Empresa', celebrada anoche en la sede del Instituto San Telmo en Málaga.

Los orígenes de la bodega se remontan a 1945, cuando Antonio Páez Lobato, el patriarca de la familia que cuenta con 93 años de edad, se decidió a comercializar el Vinagre de Jerez, algo insólito hasta la fecha. Al frente del negocio familiar están hoy día dos de los nueve hijos del 'rey del vinagre', Esperanza y Antonio Páez Morilla, los encargados de recoger el premio acompañados por una decena de miembros de la tercera generación, sus hijos.

"El director del Instituto San Telmo nos llamó hace dos meses para comunicarnos la concesión del premio, que nos cogió por sorpresa; nos ha hecho mucha ilusión y nos da empuje", explica Esperanza Páez en nombre de la familia.

En la bodega trabajan ya varios miembros de la tercera generación de la familia, seleccionada por el Instituto San Telmo como modelo por su filosofía de trabajo, que la gerente de la bodega define en dos palabras: "Esfuerzo e innovación".

El lanzamiento de nuevos productos es una constante en Páez Morilla, que el lunes comenzará a embotellar un tinto de verano que se incorpora a su portfolio, que recientemente se amplió con la gama de salsas 'Doña Pepa' y las perlas de vinagre.

El condimento jerezano sigue siendo una parte importante del negocio, para el que hace tiempo que 'Tierra Blanca', el vino blanco seco del que posteriormente salió al mercado una versión semidulce, se convirtió en su buque insignia. Páez Morilla presume de contar con el primer tinto de crianza de la provincia embotellado, 'Viña Lucía' -desde 1977- y hace unos años amplió su carta de vinos con el lanzamiento de un blanco de aguja bajo la marca 'Risa'.

"La empresa está saneada y cada año ampliamos plantilla con dos o tres nuevos trabajadores", señala Esperanza Páez, quien puntualiza que "eso se consigue con trabajo duro, con un buen producto y con la implicación de los empleados, gente que siente la empresa como si fuera suya".