El pleno del vino ha acordado este martes crear un grupo de trabajo en el seno del Consejo Regulador a través del que se canalizarán los esfuerzos sectoriales e institucionales para la defensa del viñedo histórico de Jerez frente al avance de las renovables.

El grupo de trabajo, que estará integrado por representantes de las bodegas, las cooperativas y los viñistas independientes, tendrá entre sus principales cometidos la coordinación con otras Denominaciones de Origen españolas, igualmente afectadas por la implantación de parques eólicos y solares, de las acciones a emprender en defensa del paisaje del viñedo.

Del mismo modo, los vocales del vino han autorizado al Consejo Regulador a buscar asesoramiento externo para la protección del patrimonio vitícola frente a la amenaza que representan los proyectos de energías renovables, en general, y la construcción del parque eólico El Barroso, proyecto que impulsa Capital Energy entre los pagos de Macharnudo y Añina, en particular.

El pleno del vino ratifica de esta forma su posición en contra de la instalación de renovables en la zona del viñedo histórico del Marco de Jerez y su ámbito de influencia, decisión adoptada a finales de año, cuando el Consejo Regulador dio un paso adelante para abanderar la defensa del patrimonio vitícola y asumir la interlocución ante las distintas administraciones públicas, tarea que se encomendó al presidente de la institución jerezana del vino, César Saldaña, también ratificada hoy por el pleno.

Cabe recordar que el Consejo Regulador y las distintas asociaciones sectoriales representadas en el pleno del vino están a favor de las también llamadas energías verdes o limpias siempre se preserve el medio ambiente y que su desarrollo sea compatible con la actividad turística y económica vinculada al viñedo del Marco.  

Precisamente, la Asociación de las Rutas del Vino y el Brandy del Marco de Jerez, que también preside César Saldaña, alertó en 2019 de la amenaza del desarrollo de las energías renovables en el viñedo histórico, para el que solicitó al Ayuntamiento una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) a fin de ampliar su protección y evitar la instalación de nuevos proyectos como en los que en su día invadieron el pago de Balbaína, en la margen izquierda de la autovía de Jerez a Sanlúcar.

Pese a que el Ayuntamiento rechazó entonces la propuesta de la Ruta del Vino al entender que los pagos históricos del Marco gozaban ya de suficiente protección por parte de la normativa urbanística, que según el informe técnico avalaba la prohibición expresa de construir parque eólicos y solares en el viñedo, desde las mismas instancias se emitió un informe posterior, que contradice al dictamen previo, autorizándose la construcción del parque eólico El Barroso en suelo de viñedo protegido.

Más cerca del fin del fino de Sanlúcar y de la extensión de la zona de crianza

En otro orden de cosas, el Consejo Regulador ha informado a los vocales del pleno de la situación actual de la propuesta de modificación de los pliegos de condiciones de las Denominaciones de Origen del vino de Jerez y la manzanilla, dentro de la que se contempla la incorporación de la categoría de vinos sin fortificar y la eliminación paulatina del fino de Sanlúcar, a las que la Consejería de Agricultura no pone objeción, por lo que se elevan a Bruselas para su aprobación definitiva.

La Junta de Andalucía da luz verde a la unificación de las zonas de producción y crianza del Marco de Jerez, con lo que Trebujena, Chipiona, Chiclana... se equipararán a Jerez, Sanlúcar y El Puerto, así como a la protección de los pagos históricos, que no requieren de ratificación por parte de la Comisión Europea, si bien el pleno deberá pronunciarse sobre si se espera a la respuesta de Bruselas sobre los vinos sin fortificar y el fino de Sanlúcar para publicar todas las modificaciones de forma conjunta.

El Consejo Regulador, de acuerdo con el pleno del vino, solicitará por otra parte a la Consejería de Agricultura la elaboración de un plan estratégico sobre el viñedo del Marco, diagnóstico con el que se pretende dar respuesta a las necesidades a largo plazo de la viña -a 10 o 15 años vista- ante el crecimiento exponencial en los últimos años de la demanda del envinado de botas (sherry cask), que se suma así al destino de la producción de uva para la elaboración de los vinos y vinagres amparados por la Denominación de Origen, así como para los vinos de la Tierra de Cádiz.