Cosas que faltan y cosas que sobran en Jerez
Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas
Faltan buzones y estafetas de Correos y aparcamientos para minusválidos; mientras que, entre otras cosas, sobran tantos pedigüeños callejeros y tantas palomas deteriorando plazas y monumentos1.- Tarjeta de minusválido que concede la Junta de Andalucía. ARCHIVO DEL AUTOR.2.- La antigua "boca del león", en la oficina principal de Correos, donde se depositan la mayoría de nuestras cartas. ARCHIVO 3.- Buzones como este faltan en nuestras principales calles y plazas. ARCHIVO
HAY lectores que me piden, cuando me ven por la calle, que diga esto y lo otro, y lo de más allá, sobre cosas que falta y que le sobran a este querido Jerez de nuestras fatigas y pesares. Yo siempre les contesto lo mismo, que esta es una sección de historias pasadas, más bien del tiempo de nuestros padres y abuelos. Pero ellos, erre que erre. Por eso, y sin que sirva de precedente, hoy les haré caso, dedicando esta página semanal a hablar de algunas cosas que ellos me dicen que hacen falta en Jerez y también de aquellas que nos parece que sobran.
Por ejemplo, los minusválidos se quejan de que faltan más plazas de aparcamiento, para coches; y solicitan que, por lo menos, existan una o dos en las principales calles del centro. Hasta ahora son muy poquitas las que nosotros conocemos: una en la calle Arcos, junto al freidor; dos en las Angustias y otras dos en la plaza de Aladro. Puede que haya algunas más, pero no he podido encontrarlas. No obstante harían falta varias en la Porvera, en Cristina, en Medina y en otros lugares.
Otro tema relacionado con los vehículos para conductores de movilidad reducida es la orden surgida a partir del pasado mes de abril de llevar expuesto en sitio visible un tarjetón del Ayuntamiento, además del que ya poseen de la Junta de Andalucía, cosa que todos estiman incomprensible, pues es lo mismo de lo mismo, y lo que autoriza la Junta, no tiene por qué confirmarlo un ayuntamiento, que está muy por debajo de dicha autoridad comunitaria; pero que si te falta la del municipio, te denuncian los de la ORA y multa que te crió. Una incongruencia, vamos.
Otra cosa que se nota bastante es la falta de buzones y de estafetas de correos, pues tiene guasa que para poder enviar una carta, tenga uno que ir forzosamente, desde su casa en cualquier barrio extremo de Jerez, hasta el edificio de la calle Cerrón, que Pacheco debió de haber derribado, antes de dejar la alcaldía, porque ya dije, en otra ocasión, que es realmente obsoleto. En su lugar debían establecerse varias estafetas de barrio, por lo menos media docena de ellas, en todo Jerez.
La falta de estafetas y, sobre todo, de buzones, que no existe ninguno, y si existen son invisibles, obliga a hacer un largo recorrido y perder un tiempo precioso en la oficina central, donde han creído solucionar el asunto, instalando unas máquinas de las que hay que extraer un número y esperar que a uno le toque su turno, para poder certificar una carta, enviar un giro o retirar un paquete, etc.; estando dichas oficinas casi siempre abarrotadas, sobre todo en horas del medio día.
Hacen falta muchos buzones en las calles y plazas más importantes de Jerez, porque los que hasta ahora existen, que sepamos, son esos buzones verdes que tienen un letrerito que dice "Para uso exclusivo de Correos" y vaya chasco que uno se lleva si pretende echar ahí su carta.
Otra cosa que se hecha en falta son guardas y vigilantes de parques y jardines, como los que había hace años y no sabemos por qué se quitaron de la noche a la mañana. Si hubiera habido alguno en la Alameda Vieja, seguro que no habría pasado lo que ha pasado con el precioso y antiguo templete - más bien merendero - de cristales de colores, recientemente instalado allí. Mientras sobran gamberros que hagan esas barbaridades, sobran igualmente esas destructivas palomas que infectan algunas de nuestras plazas más emblemáticas, como la del Arenal, las Angustias y la de Plateros, deteriorando monumentos y edificios.
Y vamos con el tan cacareado "carril bici" que, por lo menos, se está construyendo por la calzada, pegado al bordillo, y no como otro anterior a éste, que iba por encima de la acera. No obstante, habría que decirle a todos los ciclistas que ese es el camino que deben de recorrer y no hacer de todas las aceras de la ciudad su "carril bici" particular, según les venga en gana, con notable y arriesgado prejuicio para los tranquilos viandantes; como mucho nos tememos que siga ocurriendo, en el futuro, despreciando el que deben de coger. Se debe dejar bien claro que el carril es para las bicicletas y las aceras para los peatones. Y al que circule sobre una acera que sea multado, o se le retire la bicicleta; al menos durante unos días, para que le sirva de reflexión y de correctivo. De esa forma, evitaremos que, como dice el viejo refrán, para los ciclistas "todo el monte sea orégano".
¿Faltan más policías en nuestras calles? Por supuesto. ¿Y por qué no volver a los antiguos serenos, me dicen algunos? Dicho queda. Algunos robos se evitarían, digo yo. Y sobran, cada día, más pedigüeños. En esto estamos volviendo a los tiempos de la dictadura. Cosa increíble en un tan cacareado "estado del bienestar". ¿De qué bienestar me habla usted, cuando hay tantos rumanos, o de donde vengan - en Córdoba los hemos visto a cientos por las calles -, apostados en las esquinas de las calles y en las puertas de los templos, con la mano extendida y el clásico letrerito que agachamos la vista para no leer?
Así podríamos rellenar páginas y páginas de cosas que faltan en Jerez - cosas importantes, por supuesto - y de otras muchas que sobran. Y finalizamos anotando una errata , que no es tal, sino fruto de la costumbre, de hablar años y años de la Fiesta de la Vendimia, a la que este año han querido convertir, por obra y gracia del yo ordeno y mando, quiero y puedo, en Fiestas de la Vendimia, como reza en todos los carteles, colgados como banderolas en la calle Larga; pero no así en los preciosos tapices verdes que cuelgan de algunos balcones de la misma calle, que nos anuncia una Fiesta de la Vendimia, en singular. ¿Errata o la fuerza de la costumbre que pudo más en el que los confeccionó, que la denominación oficial actual, que hasta en una letra, la ese que pluraliza lo que siempre fue plural, nos quiere hacer cambiar, por motivos políticos, el rumbo de las cosas?
¡Ah! Y otra cosa que me dicen los taurinos que no hay ya es estas fiestas, se llamen como se llamen: toros. ¿Y por qué no intentar recuperar, para años venideros, las célebres corridas-concursos de ganaderías que tanto prestigio le dieron a la plaza de Jerez? Sería cuestión de estudiarlo. ¿Verdad que sí? Pues pensemos en ello.
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