Denuncian falta de personal y escasa comida en el Guadaluz

Uno de los temas más abordados en los últimos años dentro de la actualidad escolar ha sido el de los comedores, un asunto que ha generado infinidad de conflictos y quejas por parte de las familias y los propios centros.

“Ha sido empezar el curso y comenzar los problemas, aunque al final del año pasado ya tuvimos algunos”. Así lo denuncian padres y madres del CEIP Guadaluz de Jerez, situado en Guadalcacín, que han puesto el grito en el cielo ante lo acontecido en esta primera semana completa de curso.

Los padres han denunciado la falta de monitores de comedor, un problema que afecta a 60 alumnos en el centro, cincuenta de ellos pertenecientes al Guadaluz y 10 a otro colegio cercano, el Tomasa Pinilla.

Esta situación ha provocado, porque además entre el alumnado hay dos pequeños con necesidades educativas especiales, que “los niños estén desatendidos”, pues son demasiados para solamente dos monitoras.

La empresa concesionaria de este servicio, por su parte, Aramark, no contempla en cambio una solución al problema, de ahí que las familias hayan querido hacer pública esta situación.

Pero el problema no sólo afecta a la falta de personal, ya que al parecer, y siempre según las familias, “la comida que se está sirviendo en el comedor es escasa”.

Los padres denuncian que “estamos pagando un servicio que al final no se está cumpliendo” y han contado a este medio que en la jornada de ayer, por ejemplo, “los niños han salido todos con hambre porque les ponen poca cantidad. Por ejemplo, hoy-por ayer-había una barra para diez y sólo 36 yogures cuando en el comedor hay inscritos 60 alumnos. Es vergonzoso”.

Dada la situación, y cuando apenas se llevan dos días de curso, los padres estudian ya de qué forma manifestarse para poner fin a esta situación.

Hay que recordar que esta misma empresa, Aramark, que surte a otros colegios de Jerez, ya tuvo a principios de 2019 una polémica situación con los servicios ofrecidos, especialmente en el CEIP Gloria Fuertes, donde se llegó a analizar el menú durante una semana con resultados especialmente llamativos y que pusieron en jaque a las familias de dicho centro y a la propia Flampa.