Flores, con sumo mimo

No se podría de otra manera, la flor, un producto delicado por naturaleza necesita un trato exquisito, el mismo que reciben las flores de Luis Miranda y su familia. Estos ocho hermanos recogieron el testigo de su padre y dedican todos los momentos del día a mejorar la empresa familiar.

Luis Miranda, el gerente, confiesa que tomaron el relevo en el comienzo de la crisis del campo, que sitúa varios años antes de la crisis global, y decidieron apostar por la empresa haciendo varios ajustes, entre ellos, compraron camiones para hacer los repartos dentro de Andalucía con sus recursos, saltándose en el proceso a los intermediarios y, por tanto, sacando más partido a las cuentas. Además instalaron más naves refrigeradoras, con el fin de mantener las flores en condiciones óptimas hasta el transporte, comenzaron a manejar las flores, pasando de venderlas paquetes sin manipular a ramos montados o bouquet y listos para su venta a sus clientes y son productores.

Esos detalles y otros muchos, desprenden el amor que estos hermanos tienen por la flor cortada. Con sólo dar una vuelta por la finca en la que tienen los invernaderos y escuchar las palabras de Luis Miranda se palpa su entrega. Él mismo asegura que “el que se ha quedado después de la crisis es al que le duele el campo”. Bien sabe él lo que duele, después de ver como el cincuenta por ciento de las instalaciones quedaban a merced de las llamas este invierno pasado. La caldera principal no funcionó correctamente y prendió una llama que en pocos minutos arrasó gran parte de las instalaciones y con ellas, las posibilidad de negocio de los Miranda. A pesar del duro golpe hicieron de tripas corazón y repusieron todo en el menor tiempo posible: sistemas de riego por goteo y microaspersión vertical, pantallas fotoperiodo -encargadas de hacer la noche en pleno día para modificar el proceso de crecimiento de las flores-, pantallas térmicas y, por supuesto, las flores.

Prisa se dieron para no quedarse descolgados de este año de ventas y subirse al tren lo antes posible. Y es que estos hermanos son dinámicos, siempre están maquinando, el propio agricultor afirma “para que esto sea negocio hay que darle muchas vueltas a la cabeza y quebrársela” y ellos son una prueba, lo mismo inventan un soporte curiosísimo para recoger las flores, cortarlas y envasarlas, que incluyen en la finca las últimas tendencias. En este sentido Flores Miranda es pionera porque es la primera explotación de flor cortada de Chipiona que calienta por biocombustión, gracias a la quema de huesos de aceituna. El floricultor confirma: “Nos hemos decidido por este sistema porque el precio del hueso es más barato que el gasoil que está por las nubes”.

Asimismo, y en contra de las críticas que a menudo recibe el sector por el desconocimiento del que las pregona, esta finca no es agresiva con el medio ambiente, al contrario, en un paseo por la misma se pueden ver ciertas zonas cubiertas por completo por plástico creando una imagen parecida a un lago artificial, debajo el estiércol coge temperaturas superiores a los 50 grados, lo que provoca la muerte de las bacterias de la tierra, nocivas para el cultivo y, además estimulan la actividad biológica y mejoran las propiedades físicas y químicas del suelo, reduciendo el consumo de agua y fertilizantes.

En definitiva, Flores Miranda está dando pasos de gigante en un sector que floreció y naufragó y que ahora, gracias al esfuerzo de personas como Luis Miranda, está colocándose a la cabeza de la innovación y el desarrollo. Sin recibir apoyo de las administraciones, porque el cultivo de la flor ha sido el gran olvidado, y sin el apoyo gubernamental para frenar la competencia desleal de terceros países que inundan el mercado sin control y sin garantías.