De la mayoría de García Pelayo a la minoría de Mamen Sánchez

El cambio de gobierno tras las elecciones municipales marca el año político El PSOE solo logró que le apoyaran en la sesión de investidura

De la mayoría de García Pelayo a la minoría de Mamen Sánchez
A. Villegas/E. M. Cañas Jerez

03 de enero 2016 - 07:32

24 de mayo. Esa fecha estaba marcada a fuego en los políticos locales cuando arrancó un 2015 que ya se presuponía que iba a ser muy intenso, electoralmente hablando. Los comicios autonómicos, adelantados por obra y gracia de Susana Díaz, fueron el mejor rodaje para unas municipales muy interesantes. Estaba por ver si el PP iba a ser capaz de mantener la aplastante mayoría absoluta que había conseguido cuatro años antes, si el PSOE lograría recuperarse de la debacle de 2011 y y si los partidos emergentes irrumpirían o no con fuerza en el Ayuntamiento. Las urnas depararon una nueva victoria de María José García-Pelayo pero insuficiente para mantener el bastón de Alcaldía, que pasó a manos de una Mamen Sánchez que encontró en la política municipal una salida ante las pocas posibilidades de mantener su escaño en el Congreso.

El cambio de gobierno fue la gran noticia de un año donde políticos y ex políticos siguieron teniendo problemas con la justicia. Pelayo está pendiente de ser llamada a declarar por las contrataciones que hizo con empresas de la trama Gürtel por el Tribunal Supremo y tendrá que acudir al Juzgado de lo Mercantil de Sevilla por una causa por presuntas responsabilidades en la quiebra de la anterior concesionaria de los autobuses urbanos tras el secuestro del servicio por el Ayuntamiento. Pedro Pacheco ya ha cumplido un año en prisión y aún tiene dos juicios pendientes; además, en breve tendrá que cumplir condena Pilar Sánchez tras conocerse el pasado día 22 que el Supremo confirmaba su condena por conceder irregularmente una subvención a una empresa para adquirir suelo en el PTA.

Mientras, el Ayuntamiento sigue siendo imagen de los problemas financieros que arrastran muchas entidades locales, con una deuda mil millonaria y necesitada de constantes balones de oxígeno en forma de préstamos y anticipos para poder pagar facturas. Ahora tendrá que rediseñar su plan de ajuste para convencer al Ministerio de Hacienda.

La victoria amarga del PP

Los meses previos a la celebración de las elecciones suelen ser bastante intensos a nivel interno en los partidos puesto que se deben elegir a los integrantes de la candidatura, una vez pasado el trámite de haber nombrado al alcaldable. El PSOE cerró su lista en enero pero no sin polémica puesto que la ejecutiva provincial impuso a la entonces candidata buena parte de los puestos de salida con militantes más afines a los órganos de partido. IU realizó también una importante renovación en su lista motivada porque aún no habían cicatrizado las heridas del proceso de primarias que permitió que Raúl Ruiz-Berdejo fuera elegido cabeza de cartel. Ninguno de los tres ediles que tuvo la formación durante el anterior mandato fueron incluidos en la candidatura. Finalmente, el PP apostó por mantener a su equipo de gobierno en los puestos de salida con las únicas ausencias de Enrique Espinosa y Felisa Rosado --ambos justificaron su ausencia en cuestiones personales-.

De este modo, se llegó a la segunda semana de mayo para el inicio oficial de la campaña. Este periódico logró unir a los candidatos en una fotografía donde brindaban por Jerez. Pero la ciudad ya pensaba en la Feria del Caballo por lo que las caravanas electorales invadieron el parque González Hontoria durante una semana.

Entre copa y copa, el PP presentó su proyecto de hacer una playa artificial en el Hontoria para el verano, propuesta que sirvió de chascarrillo durante toda Feria. Mientras, Mamen Sánchez aprovechó para pasearse por el real con el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez (que meses después volvió a Jerez para un acto de precampaña en las generales).

Durante la campaña, el PP apeló a la necesidad de ganar con mayoría absoluta ya que aseguraba que había un pacto del resto de fuerzas para desalojarlo de la Alcaldía. De puertas para dentro confiaba en la alternativa de que, en el caso de no sacar 14 concejales, la suma con Ciudadanos le bastara. El PSOE, por contra, se marcó el objetivo de mejorar sus resultados y que la suma con Ganemos e IU le sirviera para desalojar a Pelayo de la zona noble de la calle Consistorio.

La noche del 22 de mayo se confirmaron los peores presagios para el PP. Ganó pero sus posibilidades de seguir gobernando pasaban porque no hubiera un pacto de izquierdas. Mientras, en la calle Sevilla ya auguraba su regreso a la Alcaldía la misma noche de las elecciones aunque aún no tuviera claro lo más importante, el acuerdo que lo permitiera.

Solo socios de investidura

A una semana de la sesión de investidura, se iniciaron los contactos formales entre PSOE y Ganemos para alcanzar un acuerdo. Estos últimos marcaron su línea roja desde el principio y de ella no se movieron: apoyarían la investidura de Mamen Sánchez pero no entrarían en el gobierno. Dicho y hecho. La aspirante a alcaldesa tuvo que hacer caso omiso a sus palabras en forma de órdago cuando afirmó que no se podía gobernar con siete. Finalmente tuvo que hacerlo, y con seis, con la posterior marcha de Isabel Armario a la Diputación.

Los acuerdos con Ganemos e IU se firmaron la tarde noche antes del pleno de investidura, no sin polémica pues la secretaria local del PSOE, Miriam Alconchel, montó en cólera en el edificio de los sindicatos cuando vio que los últimos flecos del acuerdo estaban siendo realizados por históricos dirigentes de la formación y críticos con la ejecutiva local. Aquello evidenció las discrepancias internas entre el entorno de Sánchez y de Alconchel que propiciaron, incluso, que al día siguiente en el pleno los ediles del PSOE se vieran en la obligación de mostrar la papeleta con el voto a Mamen Sánchez -la noche anterior hubo rumores de que podrían haber 'díscolos'-. En aquella sesión solemne, donde García-Pelayo tuvo que irse escoltada por los suyos ya que a la salida parte de los afectados por el ERE que hubo en el Ayuntamiento en 2012 estaban esperando para increparla, pasó a ser recordada por una anécdota. Una fotografía con los dedos meñiques de la alcaldesa salidos del zapato se hizo viral en las redes sociales. Aquel fue el pleno de los dedos retrovisor.

Un Gobierno en minoría

Desde el principio se vieron los problemas que acarrea gobernar un ayuntamiento como el de Jerez en minoría. El gobierno tardó más de un mes en aprobar sus sueldos y el número de cargos de confianza y hasta hace un mes no constituyó todos los consejos de administración de las empresas municipales. A ello se unió que se ahondó aún más en la raquítica situación numérica del ejecutivo con la marcha a Diputación de Isabel Armario por decisión del partido, que prefirió poner tierra de por medio para evitar más conflictos a nivel interno.

Desde la primera semana de mandato, el PP asumió un papel de dura oposición que no respetó, ni siquiera, los 100 días de cortesía. Pero, y mal que le pese a los populares, el papel fiscalizador quedó en manos de Ganemos pues el gobierno no puede sacar nada adelante sin su apoyo (se ha comprobado en los presupuestos de 2015). Se encargó de recordárselo en octubre cuando le tumbó la petición de pedir un anticipo de 49 millones de euros para poder pagar facturas a proveedores, aunque semanas después la respaldó. Ciudadanos e IU, por su parte, tratan de hacerse valer en este tablero político.

Las finanzas mandan

Si hay algo que condiciona cualquier gestión pública es la situación financiera municipal; y la del Consistorio jerezano da miedo. El PP se marchó presumiendo de que lo problemas económicos de la calle Consistorio no estaban resueltos pero sí encauzados, extremo que negó el PSOE nada más llegar a la Alcaldía. En definitiva, tanto unos como otros siguen escudándose en la 'herencia recibida' para exonerarse de unos números de vértigo: más de 1.000 millones de deuda, unos 80 millones de euros en facturas sin pagar (más de la mitad sin consignación presupuestaria), ocho meses de retraso en abonar a los proveedores y un ayuntamiento intervenido por el Ministerio de Hacienda, que debe dar el sí a prácticamente todo. El 'holding' municipal adelgazó porque el Ayuntamiento absorbió empresas sobradamente deficitarias (Jesytel, Jereyssa, Onda Jerez...) pero aún no ha resuelto el futuro de la Fundación Teatro Villamarta y de Cirjesa.

Y ante sí el panorama es aún más complicado. El gobierno local está obligado a cerrar en próximos meses un presupuesto y reelaborar un plan de ajuste que convenza al Ministerio de Hacienda porque el ejecutado hasta ahora, elaborado por el PP, no se ha cumplido. En él tendrá que encajar el compromiso de reincorporar a los afectados por el ERE municipal, con el consiguiente incremento en el gasto de personal en un presupuesto ya de por sí ajustado. El gobierno se ha marcado una fecha tope: 30 de junio.

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