Marco de jerez

Otra vendimia "ruinosa" para la viña independiente

  • La campaña, tranquila, temprana y corta, concluye con unos 57,5 millones de kilos de uva frente a los más de 60 millones estimados

  • La merma de la cosecha final por la ola de calor prolonga la agonía de los viñistas

Un vendimiador carga un capacho de uva Palomino al hombre durante la recién acabada vendimia del Marco de Jerez.

Un vendimiador carga un capacho de uva Palomino al hombre durante la recién acabada vendimia del Marco de Jerez. / Vanesa Lobo

Temprana y corta, aunque de buena calidad. El Marco de Jerez cierra una buena vendimia desde el punto de vista sanitario y de la calidad, pero "ruinosa" para los viticultores del Marco por la limitación de la cosecha, ligeramente por encima de la de la última campaña, aunque insuficiente para cubrir los costes de la viña independiente, en vías de extinción.

El sector suma tres vendimias consecutivas con una producción escasa, algo más de 57 millones de kilos de uva a falta únicamente del chorreo de la Pedro Ximénez de González Byass y Ximénez Spínola, los dos únicos lagares de los 32 que han entrado en funcionamiento en la presente campaña que mantienen la actividad.

La vendimia de la uva Palomino, la reina del Marco de Jerez, se completó entre el viernes y el sábado con el cierre de los últimos grandes lagares, los de la cooperativas Católico Agrícola de Chipiona y la Unión de Viticultores Chiclaneros, por lo que el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, estima que la producción final rondará los 57,5 millones de kilos con las pequeñas aportaciones finales de la Pedro Ximénez, que a lo sumo prolongarán hasta mediados de esta semana las labores de corta y soleo de la Pedro Ximénez.

Para el presidente de la institución jerezana del vino, ha sido una “vendimia tranquila y sana, marcada por un otoño-invierno lluvioso y una primavera muy seca, aunque con importantes rociadas que, junto a la humedad acumulada en el subsuelo, han contribuido a la maduración del fruto de la vid, con un desarrollo muy suave”.

El predominio de temperaturas también suaves en verano, prosigue Saldaña, hizo “saltar las alarmas en la zona de la costa”, donde la maduración es más tardía por la humedad, pero “la ola de calor normalizó la situación y apagó los focos de pudrición”.

Claro que la ola de calor también provocó una merma final de la producción, desde los 60 millones estimados con anterioridad por el sector hasta los 57,5 que ronda la cosecha final, caída que juega en contra de los intereses de los viticultores, en general, y de los viñistas independientes, en particular, asfixiados por la falta de rentabilidad de un viñedo en el que, por mucho que pese, prima la cantidad más que la calidad.

Aunque los problemas de la viña vienen de atrás, las dificultades se agudizan con la bajada de los rendimientos medios del viñedo del Marco, que por tercer año se sitúa en torno a los 8.000 kilos por hectárea frente a los 10.000 kilos que promedia la última década.

Adelanto de la vendimia y bajada de rendimiento apuntan a un cambio de ciclo en la viña del Marco

Todo apunta a un cambio de ciclo –vendimias tempranas y cortas– que invita a una reflexión como la que está a punto de abrirse en el seno del Consejo Regulador, pues al margen de la falta de rentabilidad del viñedo que pone en peligro la continuidad las algo más de mil hectáreas –la superficie en producción del Marco se mueve en unas 7.000– en manos de los independientes, la producción actual va muy justa, si no se queda corta, para cubrir las necesidades de reposición de las bodegas, más aún en un año de fuerte repunte de las ventas de los vinos de Jerez , y los otros usos de la uva, en particular el envinado de botas o ‘sherry casks’, en pleno auge.

“No pasa nada por quedarse un año corto en el Marco, pero tras tres seguidos, y el año pasado ya fue un poco justo porque se absorbió todo, desde luego lo que no se prevén son excedentes”, indica Saldaña.

El presidente de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, Francisco Guerrero, se hace eco de la preocupación de este colectivo tras el descenso final de la producción estimada en la presente campaña. “Las expectativas no se han cumplido, ya que se esperaba un aumento del 10 al 15%, pero se va a quedar en poco más del 5% por el efecto de las temperaturas superiores a 40 grados que se registraron durante los tres días de la ola de calor y que restaron caldo a la uva, frenando su maduración”.

Guerrero detalla que la caída de producción ha afectado más a la uva Palomino que a las variedades tintas con las que se elaboran los vinos de la Tierra de Cádiz, entre otros motivos porque las primeras tienen menos vegetación para protegerse de la exposición a las altas temperaturas.

Recepción de la uva en el lagar de la cooperativa de Jerez durante la presente campaña. Recepción de la uva en el lagar de la cooperativa de Jerez durante la presente campaña.

Recepción de la uva en el lagar de la cooperativa de Jerez durante la presente campaña. / Miguel Ángel González

Del mismo modo, señala, el adelanto de la vendimia, sobre todo en los pagos de interior y en las viñas de las grandes bodegas, que fueron las primeras en arrancar allá por el 2 de agosto, ha limitado la merma de la cosecha, más acusada en el viñedo que se enganchó a la campaña en la segunda mitad de agosto.

El responsable de Asevi-Asaja también califica la vendimia de “tranquila y buena para las bodegas, pero ruinosa para el viticultor, sobre todo para los que han vendimiado más tarde, porque los precios no cubren costos y la prueba está en que no se están plantando viñas nuevas”.

La campaña concluye con una graduación media que roza los 11,47 baumé –el mínimo exigido en la Denominaciones de Origen del Marco es de 10,5–, que se elevan hasta los 11,6 grados en las viñas del municipio jerezano, donde se concentra el 60 por ciento de la producción total de la uva con la que se elaboran los vinos de Jerez. El baumé o alcohol potencial oscila entre los 10,82 grados de media de los pagos de Sanlúcar y los 12,6 de Lebrija.

La ventaja para las bodegas de una vendimia de alta graduación es el consiguiente ahorro en el encabezado o añadido de alcohol vínico característico de los vinos de Jerez. Eduardo Ojeda, director de Bodegas José Estévez, apunta que lo importante es el punto de maduración de la uva y, en este sentido, significa que la de este año ha sido “una vendimia atípica, que cada vez es más típica, y que empezó temprano, pero no porque tuviera los 10,5 grados, sino porque la uva estaba madura y con una buena acidez”.

Ciertamente, el inicio el 2 de agosto de esta campaña es el más temprano que se recuerda en el Marco –el año anterior arrancó sobre el día 4 o 5 de agosto cuando no hace tanto tiempo que la mayor parte de la vendimia se desarrollaba en septiembre–.

Estévez, el mayor propietario de viñedo del Marco con 800 hectáreas, estrenó el 5 de agosto la campaña, que ha dado ya por concluida con un aumento de entre un 5 y un 7% de producción respecto a la anterior. “Empezamos bien, pero lo que parecía que iba a ser una producción de hasta un 20% más bajó por la ola de calor, aunque no fue desastroso porque no fue un calor seco y la humedad impidió que la uva se pasificara”.

Ojeda comparte que la situación para los viticultores es complicada por lo limitado de la producción final, si bien distingue entre dos tipos de viticultores: “los que quieren quitarse la uva en julio y tienen más presión para negociar precios porque trabajan con un producto perecedero” –es decir, los viñistas independientes– y “los asociados a las cooperativas, que transforman la uva en mosto y pueden jugar más con los precios, más en años como este en los que no hay vino en las bodegas”.

A juicio del director de Estévez, “el modelo clásico de viticultores independientes, propio también de otras regiones históricas como Champagne, tiende a desaparecer en el mundo, donde prevalecen las cooperativas porque están más amparados”.

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