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Multitudinario último adiós en San Miguel a un hombre que fue "patriarca"

Representantes de todos los estamentos de la ciudad despiden al ex alcalde Manuel Cantos Ropero, una parte esencial de la memoria más reciente de Jerez

Los nietos de Manuel Cantos trasladan el féretro con sus restos desde el coche fúnebre, a las puertas de San Miguel./Manu García
Redacción / Jerez

14 de junio 2010 - 01:00

La iglesia parroquial de San Miguel se quedó pequeña ayer, a partir de las cuatro y media de la tarde, para acoger a tantas personas como se acercaron hasta su gótica arquitectura para dar el último adiós a Manuel Cantos Ropero, alcalde de Jerez entre 1971 y 1976, empresario y patriarca de una tan amplia como querida familia. Fueron precisamente sus nietos de mayor edad quienes trasladaron sus restos mortales hasta el altar mayor de San Miguel, los cuales fueron acompañados por sus diez hijos, nueras, afligidísima esposa y demás familia.

Fue el término de "patriarca" el que utilizó con verdadero tino el sacerdote Jaime Garralda (que tiene a su cargo los servicios religiosos de varios centros penitenciarios madrileños y que se desplazó a Jerez ex profeso para dar el último adiós al ex alcalde) para referirse a Manuel Cantos. Este sacerdote, a quien el párroco de San Miguel, Ángel Romero Castellanos, cedió la liturgia del oficio religioso, realizó una sentida semblanza sobre la figura de un hombre del que dijo que "jamás tuvo obreros, sino su gente, tal y como él los llamaba en todo momento". Amigo de sus amigos, grato conversador y memoria viva de toda una época de la historia reciente de Jerez, numerosas personalidades, cientos de amigos y familiares se acercaron al céntrico templo para despedirle.

La alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, acudió acompañada del delegado de Bienestar Social, José Manuel Jiménez, así como del concejal de Educación, Juan Salguero. El Partido Popular, por su parte, estuvo representado por su presidenta local, María José García-Pelayo, el concejal y profesor Javier Durá, Isabel Paredes y Antonio Saldaña.

El mundo agrícola y el sector vitivinícola también estuvieron ampliamente representados en el funeral, caso de José Bohórquez Mora-Figueroa, Gabriel González-Gordon o Maribel Estévez, enóloga del grupo bodeguero que erigiera su padre, el recordado José Estévez, además de numerosos miembros de organizaciones agrarias, caso de Asaja (en la que su hijo Cristóbal ejerce cargos de responsabilidad) o la Comunidad de Regantes del Guadalcacín, representada por su presidente del sindicato de riesgos, Pablo Ruiz Carmona.

Destacó el sacerdote Jaime Garralda la vertiente humana del finado. "Un patriarca preocupado en todo momento por llevar a su gente por los buenos caminos, un hombre que bajó de la montaña al llano", en clara referencia al camino que emprendió el padre de Manuel Cantos cuando abandonó la Serranía de Ronda en busca de tierras más fértiles por la ribera del Guadalete. Ese camino condujo a los Cantos hasta Jerez.

Centró el sacerdote buena parte de su homilía en el carácter familiar del ex alcalde, así como en su gran capacidad de trabajo. Dijo de él que tuvo "una montaña" de hijos y destacó especialmente el hecho de que "los educó uno a uno señalándoles a todos ellos no sólo el camino sino la forma en la que hay que caminar por este mundo, que es igual o más importante que lo primero".

La sorpresa en el último adiós al ex alcalde Manuel Cantos Ropero fue musical. Su hijo Jaime compuso para su padre un réquiem, una bonita pieza musical a la que éste, en vida, dio el visto bueno tras escucharla y gustarle en demasía. Fue un secreto que ambos compartieron en vida y al que ayer accedió la totalidad de la familia a través de una grabación que emocionó a todos los presentes. Fue esa música la que sirvió de despedida al ex alcalde.

Como si de un último homenaje se tratase, cuando la comitiva comenzó a dirigirse hacia la puerta del templo para encaminarse hacia el cementerio un tremendo chaparrón comenzó a caer sobre los presentes. Agua de junio para despedir a un hombre que tuvo en la finca conocida como 'Montana' "su lugar de meditación y de encuentro con Dios", refirió el padre Garralda. Esa agua, recordaban los numerosos agricultores presentes en el funeral, "es sencillamente maravillosa para el cultivo de la remolacha". Pareció un último regalo o un homenaje de las alturas a la figura de Manuel Cantos Ropero.

Cabe añadir que entre los muchos asistentes estuvieron muchas personas que conocieron al finado en sus años de alcalde. Fue el caso, por ejemplo, de Jesús Mantaras, el hombre que sucedió en la Alcaldía de Jerez a Manuel Cantos una vez que éste dejó el cargo en 1976. De él destacó "sobre todo, su extraordinario carácter así como la impresionante capacidad de trabajo que tenía".

Otro jerezano que conocía a Cantos Ropero desde hace muchísimos años es Álvaro Domecq Romero. No en vano, su padre también fue alcalde y ambos mantuvieron una larga amistad. Según recordaba ayer en el templo de San Miguel "él ya se percató en su momento de que una escuela de equitación podría ser algo realmente importante para Jerez". Eran los años en los que el espectáculo ecuestre, aun lejos de alojarse en el Recreo de las Cadenas, se ofrecía a los jerezanos y a los visitantes en el parque González Hontoria.

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