"Pacheco ha sido maltratado, quizá, por el sistema judicial al que él se atrevió a criticar"

Juan Manuel Suárez Japón | Catedrático de Geografía Humana

"La posición de privilegio que tiene Jerez en el mundo del flamenco no puede discutirlo nadie. Que haya otros centros cantaores como Lebrija, Triana, Alcalá, Utrera, es una riqueza, no una pobreza"

Pedro Pacheco se ofrece al "renacer" del andalucismo político: "Yo no he robado"

Juan Manuel Suárez Japón, en las instalaciones del Campus de Jerez, antes de su ponencia 'Japón y Occidente; primeros contactos'. / Manuel Aranda
María Luisa Parra

23 de octubre 2022 - 06:10

Fue catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, rector de la Universidad Internacional de Andalucía, también consejero de Cultura y Medio Ambiente del Gobierno Andaluz y persona clave en el descubrimiento de la embajada Keicho en España y el origen del apellido Japón. Gran estudioso y experto en el flamenco, es autor de obras como 'Gracias a la vida' sobre la gran bailaora y coreógrafa Cristina Hoyos, así como otros fundamentales para entender la historia.

En sus libros 'Japones y Japoneses a orillas del Guadalquivir' o 'De Sendai a Coria del Río', explica los más de 30 años de descubrimientos sobre la Embajada Keicho y el origen del apellido Japón, así como su impacto en Japón y Coria del Río. En 2016 le fue concedida la 'Gran Orden del Sol Naciente' en nombre del Emperador de Japón. Ya retirado, no deja de leer e investigar.

- Antes de nada quisiera preguntarle cómo se encuentra después de la pandemia.

- La pasé bien a pesar de que a finales de 2019 fui intervenido. Cuando empezó estaba aún convaleciente y estaba identificado como grupo de riesgo. Afortunadamente, ni mi mujer ni yo hemos tenido la Covid. He perdido a amigos y a algún familiar, pero yo estoy aquí todavía.

- Le pregunto como geógrafo: ¿de qué manera nos ha dejado tocados el confinamiento?

- Te respondo como humano que trata de estar conectado con su tiempo. Ha sido una experiencia muy dura. Creo que de manera inconsciente, cuando vamos a recordar una cosa decimos "pasó antes o después de la pandemia". Ha trazado una raya. Nos debería hacer revisar algunas de nuestras posiciones en la vida. Al final cuando llega una cosa así somos todos iguales y muy frágiles.

- ¿A qué tipo de revisiones se refiere?

- A que vivimos con demasiada ansiedad la búsqueda de la riqueza, del triunfo, del éxito… Incluso cuando se tiene trabajo, intentamos conseguir que éste sea lo más exhaustivo posible para ganar la mayor cantidad de dinero posible. Me refería a que tratemos de valorar más el estar sanos. Pero tengo la impresión de que pasada la pandemia estamos donde estábamos antes.

- Ha tocado muchos palos, la Geografía Humana, la política, el flamenco, y el vínculo de japoneses y japones. ¿De cuáles de todas ellos se siente más orgulloso?

- Quizá el término no sea orgulloso. Cuando yo me he sentido más identificado entre lo que me gusta y lo que hago fue durante el tiempo que he sido profesor. He estado en política, pero tenía claro que era transitorio. Ser rector unía en mí mi vocación universitaria que es lo fundamental para entenderme, y el sentido de servicio público que fue el que a finales de los años 70 me hizo entrar en la vida pública y tener cargos que nunca busqué, pero que llegan y no puedes decir que no o no quise decir que no. He sido más yo siendo profesor, es cuando he estado más cerca entre lo que quería y lo que hacía.

- Ofrece una conferencia en el Campus de Jerez: 'Japón y Occidente, primeros contactos'. ¿Qué idea fundamental le gustaría transmitir con ella?

- Me han pedido que hablara sobre cuándo se producen los primeros contactos entre la Península Ibérica y el mundo lejísimo de Japón. Voy a contar eso y voy a añadir a la delegación llegada en el siglo XVII, otra en la segunda mitad del siglo XIX. La idea de fondo es que la aventura del saber hace que los hombres se haya movido por océanos, continentes, situaciones que hoy resultan admirables. Pero el deseo del saber, de conocer y de relacionarse han sido más fuerte que el contrario. En Japón, tras la embajada, hubo un periodo de autarquía que duró dos siglos y medio. Después el país reaccionó con un proceso de aceptación de las formas occidentales, y a eso me voy a referir también.

- ¿Esa aceptación de lo occidental fue positiva o negativa para ellos?

- En ese momento ellos vivieron ya una situación parecida a la que vivieron después de la segunda guerra mundial, cuando Japón fue derrotado y las dos bombas atómicas destrozan al país. Japón tuvo que empezar a reconstruirse y recuperarse con la ayuda de Estados Unidos. Entonces hubo un debate que, ya repito, se dio a finales del siglo XIX en el que se occidentaliza la economía, su pensamiento, la ciencia… ¿para qué van a reinventar cosas en las que Occidente iba por delante? Había que aprenderlas. Todo eso se hizo sin renunciar a sus esencias culturales. Por ejemplo, Japón prefirió en lugar del inglés, seguir con su lengua aún sabiendo que no le facilitaría la comunicación con Occidente. Siempre han puesto por delante la preservación de sus formas culturales, de su pensamiento, de sus modos educativos, frente a los procesos de modernización que han aceptado y les han permitido convertirse en una potencia tecnológica.

- ¿Qué es lo que más valoran de nuestra cultura en Japón?

- La respuesta no forma parte de ningún estudio, sino a partir de mi relación de muchos años con japoneses. Han venido siempre a Occidente a buscar una tierra antigua, de viejas culturas… pero hay un memento a raíz del cual, también se convierte en un mundo de culturas muy atractivas que deben imitarse como el flamenco, sobre todo a partir del siglo XIX. Desde el siglo XVII al XIX Japón es un mundo completamente cerrado a cualquier influencia y a cualquier conexión con Occidente. Cuando empiezan a conocer España es en el marco de ese intento de conectarse con Occidente, de recuperar el tiempo perdido. La Compañía de Jesús que estaba allí y fue expulsada no vuelve a Japón hasta 1909. Las primeras compañías de baile flamenco comienzan a ir a Japón en los años veinte, y a partir de ahí se están estableciendo nuevos lazos. Japón es un país muy grande y muy poblado, pero mi impresión es que España sigue siendo para ellos una tierra sugerente, de historias y mitos que a ellos tanto les gustan.

- ¿Y la ciudadanía española de la sociedad japonesa? ¿Cree que en cierto modo nos consideramos superiores?

- Los españoles, en general, hemos tenido un enorme desconocimiento sobre el mundo del sureste asiático. Y en España tenemos esa 'jodida' costumbre de pensar que lo extranjero, lo desconocido es algo que debe estar envuelto en una cierta cautela y, hasta que no se produce un conocimiento más profundo, aquí no nos abrimos. Japón sigue siendo un gran desconocido y tenemos determinados tópicos desde los más antiguos de los samuráis, hasta la ceremonia del té, los ninjas… como le pasa a los extranjeros con España: toreo y paella. Este tipo de imagen hecha se empieza a derrumbar cuando conectas con esta sociedad y la visitas. Te das cuenta que es un pueblo que muestra un respeto personal admirable, que cuida la educación de los más pequeños con una pulcritud que ya nos gustaría tener aquí, al menos en parte. Japón ha sido capaz de remontar dos veces sus derrotas la de finales del siglo XIX y la de 1945, es un pueblo orgulloso de su pasado, que no se siente inferior a nadie. Incluso, a lo mejor ellos se sienten superiores al resto. Allí hay un juego que es la egolatría y ese pecado solo se quita en una sociedad libre, en la que nos relacionemos todos con independencia de la raza, la religión, el nivel económico, lo que sea, y se acabe con tanto prejuicio.

- ¿La cultura japonesa y la andaluza tienen poco que ver?

- Sobre todo las culturas tradicionales casi todas tienen un rasgo común porque nacen muy en relación con la vida de la gente. Se celebran las creencias religiosas, las buenas cosechas, el comienzo del año nuevo y el giro de los astros... Japón le da gran valor a este tipo de cosas. La festividad del Toro Nagashi es parecido a lo que nosotros celebramos aquí el 1 de noviembre para recordar a nuestros difuntos. Los japoneses piensan que unos días antes del 15 de agosto (cuando lo celebran ellos) las almas de sus antepasados van a casa y permanecen con ellos y los recuerdan. Las almas tienen que retornar y los japoneses ponen unas lamparitas de papel encendidas que dejan circular por lagos o ríos con la idea de que las guíen. La asociación 'Los japón' y el propio ayuntamiento de Coria decidimos hacerlo y este año, con media población en la playa hemos tenido en el pueblo a más de 2.000 personas y la gente viene a un acto cultural que es japonés y que también lo tienen integrado. La voz de la cultura tradicional y las culturas que no forman parte de las modas pasajeras siempre tienen contacto. Eso es evidente.

- ¿Hay un flamenco 'superior más legítimo a nivel regional? ¿Compiten, por ejemplo, Sevilla y Jerez? ¿Sumamos o nos restamos?

- Creo que sumamos. La posición de privilegio que tiene Jerez en el mundo del flamenco no puede discutirlo nadie. Que haya otros centros cantaores como Lebrija, Triana, Alcalá, Utrera, es una riqueza, no una pobreza. Soy un enamorado del flamenco que se hace en Jerez, de las músicas, de lo que yo he llamado en algunas intervenciones públicas 'el sonido Jerez', igual que hay un 'sonido Nueva Orleans'. En jerez se mantienen vivos los procesos de transmisión generacional. En las grandes ciudades se va perdiendo. No es sólo cómo se canta en Jerez sino el ambiente que rodea al flamenco: los tabancos, las peñas, todo ese movimiento social. Para mí Jerez es la capital del flamenco andaluz sin ninguna discusión, sé que esto va a generar algún conflicto, pero es lo que yo pienso.

"Creo que solo se puede hablar del andalucismo en términos de borrón y cuenta nueva"

- ¿Qué opina sobre lo que Pacheco ha llamado tercera ola del andalucismo?

- El alcalde de mi pueblo, Modesto González, está al frente de esa organización ahora. Me ha pasado un enlace con un vídeo del acto que se hizo en Jerez. Creo que solo se puede hablar del andalucismo en términos de borrón y cuenta nueva. Que haya una nueva oleada, pues sí porque con la antigua hacemos poco, en las últimas elecciones regionales el resultado ha sido malo. No sé qué va a pasar con el andalucismo, lo que sí te puedo decir es que cuando vi las imágenes de Pedro Pacheco hablando con el corazón abierto y termina diciendo "yo no he robado, yo no he robado", me emocioné. Lo conocí cuando llegué al Parlamento andaluz en 1996. Sé que Pedro Pacheco ha sido maltratado, quizá, por el sistema judicial al que él se atrevió a criticar. Me gustó verlo y me conmoví cuando vi cómo era capaz de entusiasmarse con sus ideas después de lo que ha pasado.

- Por primera vez el PP lleva las riendas en Andalucía sin necesidad de contar con el apoyo de otros partidos. ¿Qué le parece?

- No puedo ser imparcial. Hace cuatro años se formó un gobierno entre PP y Ciudadanos que evitó que gobernara el PSOE, el partido más votado. Eso es una práctica democrática y hay que aceptarla. Lo que era evidente es que Ciudadanos era una prolongación del PP y que acabarían juntándose y esa suma, más la aparición de Vox, ha provocado que el PP tenga mayoría absoluta en Andalucía, una cosa que en términos históricos hay que darle valor. Empiezo a ver la gestión del gobierno desde una cierta distancia. No me gusta la última decisión de rebajar los impuestos para que los ricos paguen todavía menos, no porque yo sea socialista, sino porque quiero que haya justicia social.

- ¿Por qué razones se adhiere a la petición de indulto a Griñán?

- Porque estoy absolutamente convencido de que es un hombre honesto. Tuve la suerte de compartir gobierno con él y sé que un servidor público desde toda su vida. Hoy mismo hay informaciones en prensa sobre personas procesadas en Madrid por corrupción. Se quejan de que a Esperanza Aguirre o González, gente que realmente estaba arriba, no se les procesa y a ellos sí. Para mí es muy doloroso pensar que la justicia pueda tener varas de medir tan distintas. Lo que vale para Madrid, no vale para Andalucía. Griñán y Chaves tenían que ser necesariamente responsables de lo que estaban haciendo por debajo y en Madrid no. Estoy convencido de que es un ser humano honrado y un servidor público admirable.

- ¿Ha dejado de creer en la justicia?

- No he dejado de creer en la justicia porque ese sería el principio del fin. Sí digo que tiene aspectos que son manifiestamente mejorables. A veces la misma causa se resuelve de manera distinta, no deja de ser desconcertante. Pero uno no puede dejar de creer en la justicia porque es un pilar fundamental del estado de derecho y de la democracia. Sigo creyendo y confiando en la justicia, pero me permito el derecho de criticar lo que no me gusta.

- ¿Qué le gustaría que le preguntase?

- Creo que nada. Bueno, sí, preguntarme por mi último libro, mi segunda novela histórica, 'La katana perdida' con la editorial Renacimiento. Reconstruyo mezclando datos reales y ficción literaria una serie de hechos que se dieron en la Sevilla del siglo XVII y que se tratan de esclarecer en los siglos XX y XXI.

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