Los Premios Nacionales de Flamenco se remontan a 1964
Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas
En la primera edición sólo se premiaron el mejor disco y el mejor libro de investigación. En la segunda, ya se ampliaron a ocho los galardones, llegando actualmente a diez. Su entrega se ha realizado en diferentes escenarios, desde la plaza de los Cordobeses al parque González Hontoria y el Teatro Villamarta
LA labor de la Cátedra de Flamencología puede definirse tan constante como las olas del mar que figuran en su escudo o logotipo, dicho en términos más actuales. Olas del mar, constantes, originadas en las que Alfonso el Sabio quiso que figurasen en el escudo de la ciudad, como santo y seña por los siglos de los siglos.
Y esa constancia ha hecho que los Premios Nacionales de la Cátedra, que se vienen entregando desde el año 1964, cumplan ahora su vigésimosexta edición. Es más, dichos galardones fueron enriquecidos en 1967 con la creación de los premios locales denominados 'Copa Jerez', en memoria de la copa del mismo nombre que, en 1933, se le concediera al que fue célebre cantaor jerezano, conocido por el sobrenombre artístico de Juanito Jambre y que ya alcanza su cuarenta y dos edición.
De las más de trescientas distinciones concedidas en total, desde 1964, por la Cátedra de Flamencología, para premiar y estimular a cuantos artistas del cante, el baile y el toque, junto con investigadores, críticos, aficionados, peñas y otros profesionales e instituciones se han hecho merecedores de las mismas, podemos decir que prácticamente no se ha olvidado a nadie que tuviera sobrados méritos para ello.
En la primera edición, únicamente se pensó en premiar a los autores del mejor disco y del mejor trabajo de investigación, recayendo dichos galardones en el microsurco del guitarrista granadino Manuel Cano, titulado 'Evocación de la guitarra de Ramón Montoya', editado por Hispavox, y en el libro 'Mundo y formas del Cante Flamenco', firmado por el flamencólogo cordobés Ricardo Molina y el gran maestro del cante Antonio Mairena, en edición de la Revista de Occidente.
Los primeros trofeos serían sendos catavinos de plata para el libro, y una pequeña escultura de Venancio Blanco para el autor del disco. Los tres trofeos donados por el Ayuntamiento se entregarían al final de un solemne recital de cante y baile, en la recoleta plaza de los Cordobeses, tras el palacio de Riquelme, y junto al Rincón Malillo, en la clausura del II Curso Internacional de Arte Flamenco, celebrado por la Cátedra de Flamencología. Los siguientes premios serían también catavinos, hasta 1997 en que tuvieron trofeo propio, exclusivo, fabricado en bronce, con un valor aproximado de 300 euros, cada uno de ellos, más el correspondiente diploma.
El primero de dichos cursos se había celebrado el año antes, con una muestra de libros y discos de flamenco, naciendo allí la idea de premiar los mejores que se publicasen a partir de entonces. Y vista la gran aceptación que habían tenido en el mundo del flamenco los primeros premios nacionales, la Cátedra acordó ampliar éstos a otras ramas del arte, del conocimiento y difusión del flamenco, ampliándolos a ocho y más tarde a diez, que son los que se entregan en esta edición.
Entre los artistas más famosos que recibieron, a través de los años, los premios nacionales, recordamos al maestro Antonio Mairena, que lo consiguió en distintos apartados - cante, disco, maestría, etc -, Terremoto de Jerez, Aurelio Sellé, las hermanas Fernanda y Bernarda de Utrera, Fosforito, El Chocolate, Manolo Vargas, Paco de Lucía, Trini España, Pepe el de la Matrona, Matilde Coral, Regla Ortega, Manuela Carrasco, Parrilla de Jerez, Diego el del Gastor, José Meneses, Faíco, etc. etc. Y a Tía Anica la Piriñaca, La Paquera, y Moraíto Chico, quien recibiría, en 1983, la Copa Jerez, y en 1999 el Premio Nacional de Guitarra. Estos premios se entregarían en distintos lugares. Los primeros, en la plaza de los Cordobeses y en la Terraza Tempul. Luego, en los jardines de El Bosque y en la antigua caseta del Club Nazaret del Parque González Hontoria, en el Real Alcázar, en la misma sede de la Cätedra, etc.
Los premios locales 'Copa Jerez' empezaron a darse en forma individual, en cada edición. Posteriormente se ampliarían hasta un total de tres o cuatro. El primero se le dio a Tío Gregorio Manuel Fernández, Tío Borrico, quien lo recibió en la Terraza Tempul, el año 1967, en el transcurso de la Primera Fiesta de la Bulería, creada y organizada por la Cátedra de Flamencología. En 1968, se premiaría con dicha Copa a Terremoto; en 1969, a El Choza; en 1970, a Eduardo Méndez y a Ripoll - éste fue el único año en que dicho trofeo se sacó a concurso, resultando empatados ambos cantaores -; en 1971 quedó desierto; y en los años siguientes se le entregó al Sordera, a Romerito, a Fernando Gálvez, a Juanata, a La Paquera, a Torrito, a Tía Juana la del Pipa, al Nano, y en 1981 a Cristóbal el Jerezano, siendo éste el último que lo recibió en solitario. Luego en la temporada 1982/83 se premió a José Mercé, Ana Parrilla y Moraíto Chico, quienes lo recibieron en la propia sede de la Cátedra, en la calle Quintos, número 1; en la temporada 1984/86 la Copa fue para Manuel Moneo, Manuela Carpio y José María Molero. Y tras un forzado parón, tanto la Copa Jerez como los nacionales no volverían a darse hasta 1997, en que ya continuaron otorgándose cada dos años, hasta el momento presente, restaurándose con la Copa Jerez de cante concedida a Rubichi, la de baile para Antonio el Pipa y la de toque a Gerardo Núñez.
Tanto los premios nacionales como los de la Copa Jerez, otorgados por la Cátedra de Flamencología se han continuado concediendo en años alternos, atendiendo siempre los méritos de los artistas, profesionales e instituciones más sobresalientes, en el mundo del flamenco; distinguiéndose en esta vigésimosexta edición, a Manuel Agujeta con el premio nacional de honor a la maestría, por toda una vida dedicada al cante; con el nacional de cante, a José de la Tomasa; con el de baile a Sara Baras; con el de guitarra a Antonio Higuero; a Curro Lucena por su discografía; en enseñanza, a la Fundación Cristina Heeren; al gran fotógrafo Miguel Ángel González; al crítico Juan Vergillos; al Colegio Mayor Universitario Isabel de España, de Madrid, por su anual festival Tío Luis el de la Juliana; y a la peña Al-Andalus, de Amberes, que mantiene encendida, en aquellas tierras, la antorcha del mejor arte flamenco. Junto a ellos, la Copa Jerez 2012 irá a manos del cantaor Manolo Simón, la bailaora Patricia Ibáñez y el tocaor Diego del Morao. A todos ellos, unos y otros, la Cátedra de Flamencología les ha hecho justicia.
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