Balance político del año

El día que el coronavirus todo lo cambió

  • Acaba un año donde la pandemia ha marcado la gestión municipal

  • El PSOE sigue apoyado en sus socios naturales, pero la situación de Adelante puede condicionar acuerdos futuros

Un pleno municipal celebrado de manera telemática a finales de abril.

Un pleno municipal celebrado de manera telemática a finales de abril. / Vanesa Lobo

El 11 de marzo marcó un antes y un después en la política local. En esa jornada, España ya tenía 2.000 casos confirmados con coronavirus y 47 fallecidos. Ese día, la alcaldesa, Mamen Sánchez, adoptó las primeras decisiones para tratar de contener la pandemia. Se ordenó el cierre de todos los centros de mayores y la desinfección del transporte público, entre otras medidas.

Hasta ese momento, y salvo por el ciberataque a los servicios informáticos municipales (que paralizó la actividad municipal en octubre del año pasado), el ejecutivo había tenido un comienzo del nuevo mandato con relativa tranquilidad. Tras renunciar al de 2019, en enero de 2020 aprobó un presupuesto municipal con sus socios habituales, Adelante Jerez y Ganemos. Mientras tanto, la economía local no iba demasiado mal con los datos del paro más bajos de la década.

Pero todo varió a partir de ese nuevo 11-M. En los días siguientes, se sucedieron nuevos decretos y acuerdos de la junta de gobierno ordenando el cierre de instalaciones municipales y la implantación del teletrabajo debido a que la pandemia ya se extendía con rapidez por todo el país. Ya nada fue igual pues cualquier decisión ha estado condicionada desde entonces por el coronavirus; y lo seguirá estando durante los próximos meses.

Desde el primer momento, el gobierno local presumió que fue “uno de los primeros ayuntamientos” de toda España en adoptar medidas y en concretar acciones de apoyo a los sectores económicos, puesto que ya se vaticinaba que vendría una crisis económica de inusitadas consecuencias. Incluso, se envió una carta que se remitió al Ministerio de Hacienda y a la Junta pidiendo medidas de apoyo, fundamentalmente bonificaciones fiscales. Hacienda nunca llegó a atender la petición (tampoco lo hizo el Gobierno andaluz) puesto que el Ayuntamiento, por ley, no puede bajar impuestos debido a su difícil situación económica. Solo ha podido hacer hasta ahora una rebaja de la tasa de veladores y puestos del mercado durante el tiempo que no se les permitió abrir.

Pero, a pesar de la situación, el ejecutivo insistió en que no solo no paró su actividad, sino que se aceleraron los trámites administrativos para que, una vez levantado el estado de alarma, se pudieran conceder numerosas licencias y se iniciaran varias licitaciones de obra pública que empezaron a ejecutarse durante el verano.

El caso Saldaña

Sin embargo, cuando el país iniciaba la desescalada, se produjo un incidente que también ha marcado la política local. En la tarde del 14 de mayo era detenido el portavoz del PP, Antonio Saldaña, por conducir su vehículo en estado ebrio. Días después, su partido le pedía que dimitiera de todos sus cargos públicos, pero Saldaña se atrincheró con el apoyo de casi todo su grupo municipal. Finalmente, el partido rebajó sus exigencias y acabó aceptando a regañadientes que pasara a ser el portavoz municipal, en detrimento de Antonio Montero.

En cambio, el ejecutivo vio en este incidente el acicate perfecto para atacar a su rival más temido, aprovechando cualquier circunstancia para recordarle aquella mala jornada. Pero hubo una circunstancia más que aumentó el grado de tensión entre ambos bandos ya de por sí irreconciliables. El atestado policial se filtró a los medios de comunicación, circunstancia que aprovechó Saldaña para contraatacar denunciándolo por vía judicial y responsabilizando abiertamente a la alcaldesa. Meses después, la Fiscalía archivó el caso ya que, aunque considera que hubo delito, no pudo determinar quién pudo distribuir el atestado; pero el edil del PP sigue adelante con su denuncia.

No fue el único capítulo de máxima tensión entre ambas formaciones. Esta vez, en el ámbito institucional, Junta de Andalucía y Ayuntamiento se enzarzaron en un enfrentamiento maniqueo tras decretarse la paralización de las obras de calle Corredera y plaza Esteve por contravenir la Ley de Patrimonio. El ejecutivo enarboló el lema localista del ‘Jerez se defiende’ para culpar al organismo autonómico de estar movido por un interés partidista, una confrontación que se agravó cuando poco después se cayó de unos fondos europeos el proyecto de sendero en el entorno del Guadalete. Con el paso de los meses, ambas administraciones se sentaron y alcanzaron un acuerdo donde eludieron hablar de vencedores y vencidos. Sí hubo unos perjudicados, los comerciantes de la zona, que a la crisis de la pandemia se le sumó ser el daño colateral de un conflicto político adornado en discrepancias técnicas.

La situación de Adelante Jerez

En cuanto a la relación del gobierno con otros grupos, y al igual que ocurriera en el anterior mandato, el PSOE ha seguido apoyándose en las fuerzas que tiene a su izquierda para obtener la mayoría necesaria, aunque ahora no esté tan condicionado como sí lo estuvo durante el anterior mandato. Ahora bien, la situación que vive Adelante Jerez puede provocar que el gobierno se vea obligado en próximos meses a buscar en Ciudadanos el respaldo que hasta este momento no ha tenido.

A día de hoy, el grupo municipal de Adelante está roto, no por una mala relación de sus tres integrantes sino porque han llegado al acuerdo de que cada uno tiene libertad para presentar sus propuestas; tampoco tienen disciplina de voto. Este acuerdo es la consecuencia de la ruptura a nivel andaluz entre Podemos e IU y el grupo liderado por Teresa Rodríguez (Anticapitalistas). Ángel Cardiel ya no es el responsable local de la formación morada y, aunque no está vinculado a Anticapitalistas, sí se ha desmarcado de Unidas Podemos; mientras, Raúl Ruiz-Berdejo se esfuerza en volver a visibilizar a IU como marca independiente dentro del grupo municipal.

La ruptura se evidenció hace escasas semanas cuando el pleno sacó adelante unos fondos para ayudar al sector comercial y hostelero. El edil de IU lo apoyó; mientras, los otros dos ediles de Adelante se abstuvieron. La propuesta salió adelante gracias al respaldo de otras formaciones, pero esto es un aviso a Sánchez de que tal vez en próximos meses tenga que buscar otros apoyos más allá de sus socios naturales.

Mientras, Ciudadanos vive una situación de tensa calma puesto que aún siguen abiertas las heridas de los enfrentamientos orgánicos a nivel andaluz. El jerezano Carlos Pérez, que se había quedado en fuera de juego tras no repetir como senador en las elecciones de 2019, ha sido designado coordinador provincial. No cabe duda que es una persona que es de la máxima confianza de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pero ni mucho menos se ha cerrado el conflicto interno.

Ya fuera de la representación municipal, en este 2020 destacó la situación interna de Vox, que ha tenido en poco más de un año tres coordinadores locales fruto también de las peleas internas. A finales de 2019, Ramón Aumesquet asumía la responsabilidad en sustitución de César Ruiz. Sin embargo, meses más tarde aspiró a dirigir el partido en la provincia. Tras perder la votación, denunció irregularidades en el proceso, lo que le valió que poco después fuera fulminado por el partido. A día de hoy, Manuel Delgado está al frente de esta formación en Jerez.

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