El bautizo en la casa de Valderas 'Sevilla'
Sevilla era el segundo apellido de don Manuel, precursor y revitalizador de la hermandad del Rocío de Jerez allá por los años cincuenta. El cronista tomó mala nota -que nadie piense que fuera consecuencia de elemento externo alguno- y apuntó España. "Menos mal que pusiste España, porque nos sentimos españoles ante todo. Pero mi padre se llamaba Sevilla de apellido", me comentaron Miguel y Antonio. Puesta la errata y solicitada la disculpa, aquí paz y mañana gloria. Y saquE usted ya ese arroz con bogavante que venimos con hambre y hay que sellar la disculpa.
La comida en la casa de los Valderas es toda una delicia. La sonrisa de oreja a oreja de los rocieros trasciende más allá de esos 'draculines' que se colaban con total normalidad una vez llegadas y pasadas las dos de la tarde. Se habla de rocierismo, y también de la vida. Pero las sonrisas no hay quien se las quite a Ramón, a Antonio y a Miguel, los hijos de Manuel Valderas Sevilla -que ya no me equivoco-.
A las cinco de la tarde, la gente de la casa de Pentecostés aparecieron con Pau, un chaval al que había que bautizar y que acordaron hacerlo en la casa Valderas. Allí estaba José Luis Sánchez 'El Chapa', con esa concepción de buen anfitrión, aunque no se encuentre ni en su casa. Gran cofrade que muere por sus colores morados de 'candelario'. Y comenzó el bautizo. Allí estaban Javier Valderas y su señora que iban a bautizar tambén a su retoño, y Manolo Serrano, Orlando Lucena y Martín Gómez. Y como es una casa muy de Las Angustias también estaba Daniel Carretero y Miguel Ángel Becerra -que bautizó a su señora-, y Ramón Emilio Mejías y Andrés Cañadas Salguero que ofició de maestro de ceremonias. Bonita celebración en el que la persona promete hacerse rociero de por vida.
Las bellas palabras de Cañadas, la emoción del bautizado, las sevillanas cantadas por el grupo joven de la casa... Como dijo Andrés, esto es muy serio. Fuera los vasos y que nadie hable. Y junto con una botella de vino fino de Jerez y un poco de sal, junto a las medallas de los padrinos que atestigüan dicho acto, tres nuevos rocieros se declararon de por vida. Una hermandad que Manuel Valderas quiso reedificar y ahora son miles los que la forman. Todo un milagro que la Virgen quiso hacer por medio de este recordado hombre llamado Manuel Valderas... y Sevilla. Por mamá.
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