La ciudad que entra por los sentidos

Si Jerez no entra por el gusto que entre por el oído y la vista. Ayer hubo opciones de lo más sensitivas en el Día de Jerez en la Expo del Agua de Zaragoza para degustar la mítica triada que ha hecho que Jerez sea conocida a nivel internacional: vino, flamenco y caballos. Esto tuvo su traducción en una cata dirigida por el director del Consejo Regulador del Marco, César Saldaña, y la 'nariz de oro' 2007, el sumiller Jesús Gutiérrez; el espectáculo Jerez puro de la Compañía Flamenca de María del Mar Moreno, con sus correspondientes venenciadores de fino; y con la belleza y plasticidad de la Real Escuela del Arte Ecuestre bailando en el imponente coso taurino zaragozano.

Por si fuera poco, muchos visitantes también pudieron paladear la cocina avanzada andaluza basada en el 'maridaje' de los caldos y las delicias de la tierra que, finalmente, sustituyó a la nada recomendable berza jerezana cuando aprietan más de 40 grados. El menú, empero, contó por ejemplo con unas 'regañás de sardinas marinadas en vinagre viejo de Jerez', obra del chef portuense pero afincado desde siempre en la ciudad, Ángel León, a la sazón dueño del restaurante Aponiente.

Y hubo más. Lo del Pabellón de Andalucía es de fantasía. Más de 300.000 personas ya han podido comprobar, mediante una suerte de audiovisual y elementos reales, cómo el equipo de Lluis Bassat es capaz de proyectar tópicos sin sucumbir a ellos, justo el riesgo que se corre con la promoción exterior. Andalucía no cae en el pastiche y conjuga sus atractivos con gusto y sensibilidad. Merece la pena. Y se supone que también los tres millones de euros, nos dicen fuentes oficiales, que ha costado el colosal 'stand' de Turismo Andaluz.

Uno sale a la plaza de Aragón a dar una vuelta y se asa. Falta agua en la expo dedicada al líquido elemento. Ya ha habido lipotimias: ojito al acudir en familia y con niños. Ayer dijo Belloch que la muestra está en su punto, que la respuesta de público es óptima, pero que "las colas llaman a las colas". Fenómeno misterioso de la naturaleza humana.

Volviendo a Jerez, sin chovinismo ni usando el tipisimo por el tipismo, la ciudad exhibió en la maratoniana jornada de ayer un catálogo con lo más granado de su tradición y estuvo a la altura de las exigencias de un evento que, por lo demás, parece pasar desapercibido para muchos maños. Un taxista sentencia: "Esto simplemente ha servido para hacer en tres años las infraestructuras que tenían que hacerse en diez". Ya es un paso adelante. Habrá que tomar nota para 2013.