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Entrevista a Pepe Marín

“Sólo he querido recuperar todo lo que he hecho, sin más”

  • El veterano compañero de los medios acaba de publicar ‘Mosaico flamenco’ (Peripecias Libros) una obra que recoge desde presentaciones a exaltaciones pasando por entrevistas

Pepe Marín posa con su nuevo libro.

Pepe Marín posa con su nuevo libro. / Vanesa Lobo

Actor, locutor, productor...La vida de José Marín Carmona, para todos ‘Pepe Marín’, es un sin parar, una vida intensa cuyo legado pretende ahora recuperar, al menos en parte “porque tengo mucho más”, mediante ‘Mosaico flamenco’ (Peripecias Libros, 2019), su nuevo libro. Presentaciones, glosas, exaltaciones, entrevistas o su colaboración constante con instituciones como las distintas peñas flamencas de la ciudad, la Cátedra o el CentroAndaluz de Flamenco conforman este trabajo, con el que, como él mismo reconoce en el prólogo, su intención es meramente divulgativa.

–¿Cómo ha surgido este libro?

–Bueno, llevaba tiempo recopilando algunos de mis trabajos, pero un día JuanFélix Bellido, de Peripecias, me propuso y me animó a publicarlas. El título, que por cierto me costó mucho trabajo, ‘Mosaico flamenco’ es más o menos lo que quiero representar, es decir, muchas piezas de todo lo que he realizado. Quizás, si hubiera tenido tiempo para bucear más en mi archivo, tengo más cosas, pero bueno, creo que ha quedado bien. Sólo he querido recuperar todo lo que he hecho, sin más.

–¿Le ha llevado mucho tiempo?

–No mucho, porque a mí siempre me ha gustado tener guardadas mis cosas. Hay entrevistas a Rosa Durán, Manuel Morao, José Mercé, todas las exaltaciones, pregones, glosas y dedicatorias, presentacionesd de libros y discos, y homenajes, muchos póstumos, alguno incluso, como en el que se le rindió en 1996 a Miguel Ángel Enri, que falleció repentinamente, y del que mucha gente ya no se acuerda.

–Es que usted ha sido una pieza habitual ya no sólo en Jerez sino en toda la provincia...

–Sí, he presentado y hecho muchas cosas en Jerez y por supuesto en la provincia. También enCeuta estuve muchos años a través de Paco Vallecillo, pero en este libro no he incluido ninguna. Date cuenta que he presentado durante años La Petenera, la Velá de las Nieves de Arcos, el festival de Vejer, El Puerto, con aquellas Noches de Fino Pavón, la Parpuja en Chiclana, enAlgodonales, Sanlúcar, Chipiona, Prado del Rey....También en Lebrija.

–Supongo que recuperar todos estos trabajos le habrá supuesto recordar muchos momentos vividos en el flamenco...

–Sí, la verdad es que sí. Yo he pasado muchos buenos momentos como espectador y trabajando en el mundo flamenco. También ha habido malos, porque una vez casi me pegaron por algo que escribí y al artista no le gustó. Fue un caso puntual, porque afortunadamente ha habido más cosas buenas que malas.

–De tantos, ¿se acuerda de alguno concreto?

–Bueno, ha habido muchos, la verdad. Recuerdo una vez con Agujetas en Semana Santa. Yo entonces hacía mil kilómetros con la radio en Semana Santa, y aquel día me tocó ir a la salida de la Hermandad de la Yedra, que por primera vez salía desde la puerta lateral. Al estar por allí, el dueño del bar que hay enfrente, me dijo ‘sube al balcón y aquí estarás más cómodo’. Allí coincidí con Agujetas que le cantó a la Esperanza, pero justo en la pequeña terraza que tiene la hermandad, cantó también a la vez Eduardo ‘El Carbonero’. Total que fue un lío, con dos saetas a la vez y al final no se oyó ninguna. Cuanto terminó todo, nos quedamos en el comedor del bar y el dueño nos invitó a una copa. Entonces, Agujetas me dijo: ‘Pon en marcha eso’, refiriéndose al magenófono Phillips que yo llevaba. Cantó una saeta extraordinaria, la gente salió de allí llorando. Yo sólo le he oído cantar una saeta así aquella vez y otra en la peña Los Cernícalos cuando hizo el Pregón Toto León Manjón. Cantaban él y El Guapo. Cómo cantaría que María Soleá, que estaba como espectadora, pegaba saltos. ‘¡Manué, ni Manuel Torres que resucitara....!’ Impresionante, fue algo inaudito.

–También tenía el lado bueno y también el malo...

–Sí, Agujetas era así, para lo bueno y para lo malo. Yo recuerdo también un mal trance en la Peña Tío José de Paula cuando le dijeron que se marchara. No fue fácil, yo lo pasé mal.

–Con la que sí tenía buen feeling era con La Paquera...

–(Risas) Sí, Paca era especial, siempre tuvimos buena sintonía. Yo la conocía bien, igual que ella a mí, y aunque las entrevistas no le gustaban mucho, cada vez que levantaba el teléfono para pedirle una, allí estaba ella. Con las personas que ella quería, se entregaba, y conmigo siempre lo hizo.

–¿Y con Lola?

–A Lola no la traté mucho, igual que con La Paquera siempre tuve sintonía, con ella no tuve nunca empatía. Me llevaba mejor con su hermana Carmen. Recuerdo que cuando se le entregó la insignia de Tío José de Paula, hice el ofrecimiento en nombre de la peña. Y cuando salió ella a hablar dijo algo que me molestó. Dijo algo así como ‘se han dicho tantas cosas de mí, claro las ha dicho el presentador, porque él cobra...’. A mí no me gustó. Sinceramente no sé si me pagaron o no, porque he hecho muchísimos actos sin cobrar, pero fue desagradable.

–En el libro también hay entrevistas a Terremoto, ¿cómo se llevó con él?

–Con Fernando muy bien, era alguien especial. Fernando era un niño, pero conmigo se llevaba bien. Además, he tenido la suerte de presentarlo a él, incluso la última vez que cantó en Jerez, en unos Viernes Flamencos el día 4 de septiembre de 1981, a su hijo Fernando cuando debutó en Chacón con Moraíto e incluso hace poco, cuando daba sus primeros pasos, presenté a María en Guadalcacín.

–¿Cómo le han tratado los artistas?

–A mí muy bien, salvo aquel incidente que he contado, nunca he tenido problemas. Eso sí, siempre he intentado mantener mi sitio, yo aquí y el artista ahí. Y eso que he estado en cientos de festivales y actos, pero siempre me ha gustado mantener las distancias. No por nada, sino porque yo soy así. A mí así me ha ido bien.

–De su labor en los medios, la gente se queda con sus más de veinte años con ‘A compás’ en Onda Jerez y con aquel ‘Flamenco a la una’ en Radio Popular, además de sus colaboraciones en prensa. ¿Con qué se queda de los tres?

–Cada uno tiene su lenguaje y su cosa. ‘Flamenco a la una’ dejó huella porque la gente, cuarenta años después, aún me lo sigue recordando. Con ‘A compás’, igual, porque por ahí han sido pasando varias generaciones de artistas. El programa tenía mucha aceptación. Recuerdo que la primera entrevista fue a Antonia ‘La Marchena’. Pero fuera del flamenco, muchas personas quedaron marcadas por un romance castellano, el Seminarista, que hice en un programa que tenía ‘Club de amigos’. Eso incluso lo grabé dos veces.

–Me llama la atención que en el libro haya un capítulo dedicado a la Exaltación de la Navidad de los Juncales. Qué pena que se perdiera aquello...

–Sí, yo tuve la suerte de ser exaltador y coordinarla, y es una lástima porque allí se homenajeó a grandes artistas y personalidades.Tenía su importancia artística y oratoria y el sitio, los Claustros de Domecq, era precioso. Es más, tengo un recuerdo imborrable de aquella actuación de Paca y Manuela con Moraíto cuando se reconoció a La Paquera. Aquel día disfruté muchísimo y volví a ver a bailar a Diego de la Margara que no veas la que formó. A mí Diego me encanta porque baila como la madre Luisa Torrán.

–(...)

–Yo un día estuve en casa de Luisa haciéndole una entrevista y le pregunté, ‘Luisa si yo quiero dar una pataíta, cómo lo hago’. Y ella me explicó que lo difícil en el baile por bulerías era entrar y salir. A mí su baile me encantaba.

–¿Y lo llegó a poner en práctica?

–(Risas) Sí, pero en la feria, con dos o tres copitas de más (risas).

–Ha hablado de cosas como esa exaltación de la Navidad que se perdió, pero si miramos la hemeroteca comprobamos que tanto la Cátedra como el Ayuntamiento de antes hacían mejores cosas por el flamenco, ¿qué piensa?

–Hombre, a mí lo que no me gusta hoy día es la masificación que se hace del flamenco, creo que hay demasiadas cosas y todas parecidas, y eso tampoco es bueno, al final cansas a la gente. Pasa igual que con la zambomba que se ha convertido en algo que nada tiene que ver con lo que era antes. Hoy se hace un espectáculo, que no tiene nada que ver con la zambomba. Sólo peñas como Los Cernícalos han sabido mantener la esencia, porque se ponen en corro, el talamito como dicen las gitanas, y cantan todos. Y a lo mejor al final, alguien sale a bailar por bulerías, pero ahora todo es bulerías. Antaño recuerdo aquellas de la Buena Gente, con Zarambimbo, con Agustín, con Juanele el padre de Luis y Ali...Era otra época.

–Usted ha seguido trabajando por la Cátedra de Flamencología, pero ya ha comentado que quiere dar un paso al lado junto al resto de componentes...

–Sí, tanto Manolo Pérez Celdrán como MarianoRuiz y, por supuesto yo, estamos muy mayores, y Manolo Naranjo, el secretario, está muy ocupado por su trabajo. No obstante, queremos reunirnos pronto para que haya un relevo y se formalice una nueva junta directiva.

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