Las esquinas vacías del Mamelón
Ciudad
La plaza que da la bienvenida al centro desde la transitadísima avenida Álvaro Domecq vive un tiempo de penurias por el cierre de muchos locales.
El Mamelón no es un lugar que abra debates sobre cuidado del patrimonio. Porque el entorno fue remozado hace relativamente poco, en ningún caso resulta prioritario un proyecto de intervención. Apenas se repara en la situación de esta plaza, pero un breve vistazo a su entorno deja claro que a día de hoy es poco más que un lugar de paso. En ese breve espacio que separa la alameda Cristina del Mamelón, la actividad comercial y hostelera trae otro aire. Con el cierre hace unos meses del bar y hotel El Ancla, los espacios que rodean la inmensa fuente y el estanque recibieron otra estocada. En el perímetro se alternan locales vacíos con oficinas bancarias y algunos comerciantes que siguen en pie.
Esta percepción se puede objetivar. En la esquina de la plaza que bordea con la calle Guadalete y la calle Gaitán se acumulan varios locales vacíos. Empezando por lo que era El Ancla, pero junto a ello el enorme espacio donde trató de salir adelante el restaurante 'La Mafia' sigue hueco, rodeado de una valla que recorta el espacio hasta la carretera, dejando en desuso varios metros cuadrados de acera. Al local contiguo le pasa exactamente lo mismo. Fue una oficina bancaria que en pleno naufragio financiero se desocupó. Hasta la Unidad de Exploración Mamográfica -el antiguo ambulatorio- la imagen no encuentra excepción. Las cuentas lo resumen. Empezando por el bar Bocarambo hacia Guadalete, de la siguiente decena de locales seis están vacíos, en un espacio que apenas alcanza 150 metros.
Allá donde el monumento a Juan Bautista de La Salle, en la coqueta fuente que se divisa al llegar por calle Sevilla, tampoco se ve mucha vida. "A esta parte del Mamelón venían las parejas a hacerse el reportaje de fotos para la boda. Ahora da muchísima pena", explica un ex hostelero de la zona que ha tenido más de 30 años para doctorarse en el conocimiento de esta plaza. Prefiere no dar su nombre porque es conocido en la zona. Acabó descontento con el "abandono" municipal, pero no sólo señala a los poderes públicos. "En su día pedí a Cruz Roja que no repartiera la metadona y las mantas justo ahí, porque desde las ocho de la tarde se empezaban a acumular toxicómanos que molestaban a la clientela de mi bar. Tuve que recortar bastante parte de mi terraza porque cuanto más se alejaban los clientes de la puerta, más gente pidiendo se les echaba encima".
Cuando las temperaturas lo permiten, hay personas que se asean en la fuente para beber. De igual modo, en la zona techada bajo los bloques del Mamelón hay personas sin hogar que duermen entre cartones y que, a menudo, hacen sus necesidades entre las columnas. "Esto no lo deberían permitir", denuncia este ex hostelero, "esta plaza recibe a casi todos los turistas que vienen a Jerez, porque es la puerta de entrada de muchos hoteles de la avenida. Llegar y encontrarse con esto no nos ayuda". Si ésta es la razón definitiva por la que el Mamelón ha perdido su solera no es fácil de determinar. Lo que es inapelable es que algo falla. Lo atestiguan las esquinas vacías del entorno.
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