Las gasolineras extreman la seguridad para evitar la pillería
Empresarios jerezanos indican que los llenos del tanque de combustible "por la cara" les están causando pérdidas constantes · La comisaría recibe una media semanal de entre tres y cuatro denuncias por timos
La comisaría recibe una media semanal de tres y a veces hasta cuatro denuncias por timos en las estaciones de servicio de Jerez. "Lleno, por favor", afirma el cliente, carga el tanque y acto seguido se va sin pagar. "Fueron bastantes más casos a primeros de año; incluso, si el tema no se hubiera atenuado, pensábamos en haber tomado algún tipo de medida de presión dentro de nuestras posibilidades", explica José Luis Casaleiro, gerente de las gasolineras Repsol de Cuatro Caminos y de hotel Ibis.
La mecánica de los timadores es bastante fácil: estacionan su vehículo, dicen al empleado que le abra la línea de suministro, repostan y aprovechan para irse sin pagar. "Les dan las vueltas al trabajador y se van sin pagar el repostaje", agrega este industrial.
Manuel Caballero, gerente de la estación BP de Los Álamos, señala que "cuando ya alguien nos pide un lleno, casi le 'obligamos' a entrar para comprobar su identidad y los datos de la matrícula, pues hay un chorreo de pérdidas en el sector".
El aspecto legal de la pillería, que trae de cabeza a los industriales, es que estos 'llenos' no pagados suponen unos 60 ó 70 euros por cada timo; es decir, que es una falta, pues hasta los 400 euros defraudados no se considera delito. "A nadie se le puede detener por sesenta pavos", agregan otras fuentes policiales consultadas a este medio. No obstante, en Jerez uno de estos timadores ha terminado con sus huesos en la cárcel, porque un autoridad judicial decidió ir acopiando los atestados que pesaban contra aquel -que superaba de largo los 400 euros después de varios 'palos' en distintos surtidores- y enviarlo a prisión.
Empleados anónimos indican que "en algunas gasolineras el 'marrón' es para mí mismo. Si el tío se va sin pagar tú abonas de tu bolsillo lo que haya consumido. Es más que el sueldo diario". Tampoco es descartable que haya algún que otro trabajador infiel compinchado con el 'cliente'.
Caballero indica que en su gasolinera "habré perdido unos 150 euros por los 'simpa' (de sin pagar) durante este año; y quizá sea mucho. Aunque es verdad que tengo la gasolinera plagada de medidas de seguridad, otros compañeros quizá no puedan tener tanto". Su empresa cuenta con catorce cámaras de vigilancia tanto interiores como exteriores y monitores de televisión que "disuaden mucho, porque el posible timador ya coge miedo de que lo tenga grabado, por así decirlo", comenta Caballero. Pero reconoce que "hubo una época en que sufrimos muchos hurtos en el hipermercado. Tenían predilección por las latas de aceite. Y a muchos compañeros del gremio les está pasando lo mismo".
Otros surtidores no cuentan con tanta videovigilancia como la de Los Álamos por "lo que no es tan fácil que haya una cámara apuntando justo en el momento adecuado", dice Casaleiro.
La Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC) denunció hace tiempo la inseguridad que sufre el sector. La mayoría de los delitos es de escasa monta -dicen los industriales- "y puede ser que algunos ni se denuncien, como pasa en otros negocios, porque es poco dinero". Pero alguno sí toman medidas como encargar a sus gestores que identifiquen a los pícaros mediante las matrículas de sus coches, se personen en su casa y les inviten a pagar lo adecuado antes de denunciarlos formalmente. "Entonces el moroso suele pagar tras poner bastantes excusas, como que se olvidó (oiga, que puede ser), que llevaba prisa...", agrega Caballero.
Fuentes policiales señalan que los timos suelen repetirse en algunas estaciones de servicio "pero el perfil del 'listo' abarca todo tipo de gente: hemos detectado a un hombre de 80 años llenando el tanque a la brava y haciéndose luego el que no se ha enterado. Y gente de la que no sospecharías que va con la intención de irse sin pagar".
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