Gente cofrade. Pedro Pérez TRodríguez

“Hay gente que ha aprovechado la pandemia para fastidiarnos”

  • El ex presidente se lamenta de la ausencia de la Semana Santa en las acciones promocionales del Ayuntamiento

  • “Las nuevas cofradías, que llegarán más, han engrandecido la Semana Santa”

Pedro Pérez ante la fachada renacentista del consistorio antiguo

Pedro Pérez ante la fachada renacentista del consistorio antiguo / Miguel Ángel González

— Presidente de la Unión de Hermandades, hermano mayor de Las Tres Caídas, como responsabilidades más destacadas. ¿Cómo es, a día de hoy, el Pedro Pérez cofrade?

— Sigo siendo el mismo pero sin responsabilidades. He ido cumpliendo etapas, siempre dispuesto a donde me han llamado. Soy cofrade y amo esta forma de vivir nuestra fe. Ya he ejercido responsabilidades pero si mañana tengo que volver lo haré. Ahora disfruto al cien por cien de las hermandades.

—Desde la Barrera se ven mejor los toros, más cómodo.

—Sin duda pero cuando has ejercido una responsabilidad es difícil abstraerte de lo que sucede o lo que se hace. Más bien te hace sufrir ya que has pasado por todos los problemas que se presentan a los cofrades, sobre todo este año y medio que ha pasado, que ha sido de desazón.

"Los cofrades jerezanos no nos creemos aún la altura y la evolución de nuestra Semana Santa”

—Vamos, que si encajara, ¿volvería a la primera línea?

—Soy de los que están dispuestos a todo incluso para apretar el tornillo de un varal. Hay muchos cofrades cualificados para dar el paso al frente, no es bueno repetir. Hacerlo sería un fracaso porque significaría que algo no funciona. Es buena la renovación, que entre gente con nuevas ideas, con ganas de hacer las cosas distintas. No me lo plantearía. Mi etapa ya quedó atrás.

—¿Ve cosas que no funcionen bien?

—No, al contrario. Nuestra Semana Santa ha tenido un desarrollo impresionante y tan brutal que es el signo inequívoco de que esto funciona. Hay gente magnifica capaces de llevar la gestión perfectamente y seguir impulsando el mundo cofrade. El único defecto, tal vez, sea que los propios cofrades no nos lo creemos y no estamos a la altura de la evolución que ha tomado nuestra Semana Santa. Estamos aún en aquellas de 30 cofradías en la calle. Estamos en una realidad de 45 hermandades y la enorme difusión que tenemos de nuestra Pasión. Están en lo más alto Sevilla y Jerez.

—Por lo tanto el ‘escaparate’ es precioso, pero ¿hay más por detrás?

—Es incompatible un buen escaparate sin que haya nada detrás. Evidentemente hay carencias. No es posible que todos los cofrades sean perfectos pero el fondo de la Semana Santa es bueno, exquisito. Son las personas las que gobiernan y dependiendo de estas la hermandad avanza o no. Las hermandades son como la montaña rusa. Depende quien esté al frente, está más arriba o mas abajo.

"No me he quemado. Terminé satisfecho con el trabajo, fuera bueno o malo. No me falló mi equipo”

—Cuarenta y cinco hermandades, ¿no se ha corrido demasiado rápido? ¿Es una cifra desproporcionada para esta ciudad?

—Es realidad, para mí, son pocas cofradías. Crear una no es fácil. Para ello se necesita un importante grupo humano detrás. Eso existe porque hay ímpetu y una necesidad. Era fundamental que las cofradías llegaran a muchísimos puntos de nuestra geografía local, la cual se ha expandido de manera importante y las cofradías deben estar presentes en cada punto cardinal. No hay desproporción y a los que las rechazan por cuestiones estéticas hay que recordarles que todas las hermandades, en sus inicios, salían con lo mínimo: pasos prestados, flores silvestres, casi sin cera… todas empezaron así. En este aspecto ves como cada año, las nuevas, van creciendo en lo patrimonial y en su estética. Creo que seguirán llegando nuevas hermandades. No son un obstáculo, han venido a engrandecer la Semana Santa.

El entrevistado sentado en la base del monumento a la Asunción de María. El entrevistado sentado en la base del monumento a la Asunción de María.

El entrevistado sentado en la base del monumento a la Asunción de María. / Miguel Ángel González

—Hoy en día se ven pocas manos arrugadas, la de los más veteranos, vistiendo la túnica. Por el contrario son los jóvenes y los niños los que llenan los cortejos.

—Las manos inocentes de los niños en un cortejo señalan el futuro de todo esto. Desde mi experiencia reconozco que sí existen los que llegando a una edad dejan la túnica de lado. Pero en otras, como la mía, hay gente muy veterana en el cortejo del mismo modo que en otras. Los que ponen una caducidad a vestir la túnica son los menos.

—¿No es negativa la lentitud con las que andan algunas hermandades que llegan a hartar hasta a los más tortas de esto?

—Las hermandades nuevas nos han enseñado a andar a las antiguas. Para un nazareno, tenga la edad que tenga, lo peor son los parones y la lentitud. Hay que saber andar y evitar la lentitud. Yo mismo he comprobado como una de las nuevas, el Soberano Poder, no te dejaba verla quieto. Un andar constante. Aluciné con la coordinación en toda la hermandad. Las cofradías están aprendiendo algo que sus nazarenos están agradeciendo.

"La Carrera Oficial está en contante evolución como la Semana Santa. Nunca llegará a ser definitiva”

—Dejó la presidencia de la Unión de Hermandades con la Carrera Oficial como está ahora mismo. ¿Es preciso cambiarla?

—Es necesario que se sepa que cada presidente que llega no hace su Carrera Oficial, si hay cambios es porque los hermanos mayores lo han pedido. En mi época se cambió por que se pidió. La Semana Santa está en constante evolución de forma brutal: más habitantes, más cofradías, más visitantes. Todo nos lleva a estar en constante evolución. A esto súmale las exigencias de seguridad, un aspecto que cada vez se impone más, lógicamente.

—Pero ya hay pocas alternativas para cambiar.

—Sí las hay. Tiene que seguir evolucionando con los tiempos así que intuyo que la Carrera Oficial nunca llegará a ser definitiva.

—Fue un presidente valiente y emprendedor en cuanto a las iniciativas. ¿Terminó muy quemado, le falló su equipo?

—No, nunca. Dije desde el minuto cero que mi periodo sería de cinco años. Era consciente del esfuerzo que supone el cargo. Supone apartar tu vida privada para entregarte a las hermandades. Era consciente de ello, por lo tanto no me he quemado. Terminé muy satisfecho por el trabajo realizado, fuera bueno o malo. Lo di todo y no me falló la gente. Es cierto que en la vida las situaciones personales de los que forman tu equipo cambian por motivos laborales o personales. Nunca he tenido la sensación de haber estado solo. Me quedo con haber podido organizar todas las semanas santas en una época de crisis brutal.

"Se han instalado en el no por el no y nos lo hemos tragado. La gente ha dicho ‘ah vale’, pero ya nos hemos cansado

—¿Se sintió engañado cuando García - Pelayo le endosó a las cofradías montar los palcos?

—No porque lo sabía de antemano.

—Pero después llega Sánchez y asume otra vez el montaje el ayuntamiento.

—Claro, esto es así. Aquello estuvo envuelto en la crisis y las cofradías dimos el paso al frente porque nos dijeron que la ciudad necesitaba que lo hiciéramos.

—Insisto, ¿qué arreglaba económicamente el que asumierais el montaje? ¿Se conseguía enderezar las cuentas municipales?

—Eso era un granito de arena. No íbamos a solucionar el problema económico. No quise que las cofradías se señalaran.

—Pelayo os pidió “un acto de fe” a todos los hermanos mayores y al Consejo.

—Ante una petición de ayuda no quisimos señalarnos ante la sociedad. No nos echamos atrás. Aquello fue difícil. Después llegó otra alcaldesa y cambió porque la situación económica era otra.

—Si no yerro, la economía municipal a día de hoy sigue siendo muy delicada. ¿No fue aquella una decisión más política que técnica por aquello de mostrar ante la sociedad que se le enmendaba la plana a las ‘intocables’ hermandades?

—En asuntos políticos no entro. Como cofrade opino que había una crisis y después se suavizó la situación. ¿Que prevaleció el sentido político en la decisión? Ahí no entro. Cuando se nos pidió ayuda estuvimos. Estamos condenados a entendernos con el Ayuntamiento porque al fin y al cabo ocupamos la vía pública.

El ex presidente ante el azulejo del Mayor Dolor. El ex presidente ante el azulejo del Mayor Dolor.

El ex presidente ante el azulejo del Mayor Dolor. / Miguel Ángel González

—Pero el peso de las cofradías en la generación de riqueza en Semana Santa está ahí.

—Evidentemente. Pero quiero poner de manifiesto el sitio que no se le da en el Ayuntamiento a nuestra Semana Santa. Ves algún vídeo publicitario o promocional de la ciudad, antes y ahora, y la Semana Santa no aparece; sí está la Feria, las motos... pero la Semana Santa, la fiesta más antigua de la ciudad y la más popular, no aparece. Creo que es una cuestión de diplomacia política porque darle relumbrón a un tema de creencia no es políticamente correcto. Deben situar los días de la Pasión en el lugar que se merecen. Ahora mismo no sucede, ayudan, colaboran, van a todos los actos pero no tienen en consideración la Semana Santa como ocurre con el resto de eventos de la ciudad.

"Ante la petición de que montáramos la Carrera Oficial no quise que las cofradías nos señaláramos”

—Por fin se puede recuperar el culto público suspendido por la pandemia.

—Ya vamos tarde. No soy un experto ni tengo conocimientos como para dar una opinión. Solo digo que muchos expertos han dado dictámenes dispares que nos han confundido. La primera Semana Santa estaba claro de que ante el desconocimiento de la enfermedad había que tomar medidas. Pero en la segunda, la de este año, no. Había eventos que se habían celebrado. Las procesiones tenían todos los condicionantes para celebrarse: es al aire libre, una fiesta donde el alcohol no es un elemento fundamental, lo que provoca que la gente se desmadre; en la Semana Santa manda el silencio, la movilidad es constante porque la gente busca a las hermandades por muchos sitios. En las calles estrechas las hermandades tardan poco en pasar, el público con mascarillas puestas, por supuesto. Incluso con los costaleros se podrían haber adoptado medidas para crear en las cuadrillas el efecto burbuja con sus correspondiente pruebas sanitarias. Y me preguntaba por qué no se ha celebrado cuando había otros acontecimientos que sí se estaban llevando a cabo.

—Entonces, ¿por qué se paró todo este año?

—Todavía no he visto ningún informe científico que avale todo. ¿Por qué los tribunales están tumbando muchas decisiones que adoptan las administraciones? Porque piden a los científicos informes para tomar las medidas. Las restricciones que se han tomado en este año, no en el primero, han sido exacerbadas con respeto al impacto real de la pandemia, insisto, en este año en el que había medios y la gente sabía cuidarse. Los interesados en que esto no saliera adelante han aprovechado; han puesto el palo a la rueda para que esto no avanzara.

—¿Conspiración?

—No, simplemente gente que ha aprovechado el momento para fastidiarnos. La Semana Santa pasada podría haberse celebrado con todos los condicionantes necesarios. Y ahora ya vacunados no hay excusas. No comparto eso de que se salga en parihuelas, sin palcos. Se ha dicho no porque no y la gente ha dicho “ ah, vale”. Se han instalado en el no porque no y nos lo hemos tragado. Ya nos hemos cansado. La gente se ha echado a la calle por ejemplo con la Virgen del Carmen donde se comprobó que no éramos unos apestados. Reuníamos todas las condiciones para que la Semana Santa se pudiera celebrar.

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