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Desdolarización global: el inicio del declive del imperio
Lectores sin remedio
Desde finales de 1968, una vez finalizado en Jerez el V Symposium de Prehistoria peninsular bajo el lema de 'Tartessos y sus problemas', y ya lejanas las distintas campañas de excavaciones de Esteve en Mesas de Asta (Ilustración. Fuente: Museo arqueológico de Jerez), aquel paraje pasó aparentemente a un segundo plano para la comunidad científica. Apenas algunos trabajos de interés sólo al alcance de círculos especializados o artículos publicados en la prensa generalista y revistas divulgativas dirigidos al gran público, es lo que podemos encontrar durante ese periodo.
A finales de los años noventa del pasado siglo publiqué una biografía sobre Manuel Esteve, y aunque aquel libro no se centraba en los trabajos arqueológicos del personaje, sin duda los capítulos dedicados a los esfuerzos de este por desentrañar lo que esconde las Mesas de Asta dieron al libro una proyección popular inesperada. Lo cierto es que el interés por Mesas volvió a germinar y se reivindicaron otra vez actuaciones sobre aquellos parajes, al tiempo que se organizaban congresos (“Tartessos 25 años después”) y nuevas publicaciones tanto científicas como divulgativas veían la luz.
Pero a día de hoy, si bien se ha avanzado mucho en cuanto a sensibilidad general sobre la importancia histórica de Mesas de Asta, sigue echándose en falta actuaciones materiales de calado que avancen más allá del punto en que se detuvo Esteve a finales de 1958. Así y todo las intervenciones llevadas a cabo por la Universidad de Cádiz, la labor callada pero constante del museo arqueológico municipal, la iniciativa popular dando forma a una Plataforma y las nuevas publicaciones que nos van ilustrando a todos sobre la importancia que llegaron a tener las poblaciones allí asentadas desde el cuarto milenio antes de Cristo (que en su periodo de mayor esplendor, la Asta Regia romana, ocupó una superficie de 40 hectáreas lo que da cuenta de la magnitud de lo que hablamos), nos crea la sensación de que algo se mueve después de mucho tiempo a favor del yacimiento de Asta.
Sin embargo, sigue sorprendiendo que pese a que Asta esté en boca de muchos, son pocos los que se han aventurado por la ya extensa bibliografía que hoy tenemos a nuestro alcance sobre el tema. Animamos pues a aquellos que quieran tener un conocimiento real de la historia de este lugar, a hurgar en la amplia bibliografía que mencionábamos y donde, entre otros muchos títulos, podremos leer las ‘Memorias’ de Manuel Esteve sobre las cinco campañas en Asta Regia, continuar, por ejemplo, con ‘Asta Regia, desarrollo y caída de un reino turdetano’ de J. Montero Vítores (2011), hacer una parada en ‘Un nuevo capitel procedente de Hasta Regia y otros restos arquitectónicos romanos del Museo de Jerez’ de R. González y F. Barrionuevo (2019), o revisar la ‘Recopilación bibliográfica sobre el yacimiento arqueológico de Asta Regia-Mesas de Asta’ (2021) de Antonio Santiago Pérez. Ramón Clavijo Provencio
Le venía de familia. Él tampoco tenía ninguna duda. Él también estaba en el lado correcto de la historia, como sus padres, sus abuelos... Y formaba parte de esa masa cuyos individuos se reconocían unos a otros por tener sintonizada en su aparato de radio la misma emisora, la de siempre, y por leer el mismo periódico, el de siempre, dos medios de comunicación que habían impuesto a base de prebendas y subvenciones un pensamiento, que llamaban “único” porque ninguno podía ser mejor. ¿Y el otro lado?, ¿el de enfrente? ¿el equivocado de la historia? A él le gustaba utilizar el mismo calificativo que tantas veces oía a sus referentes y que recordaba tiempos no muy lejanos, y considerar, como ellos también hacían, que todo lo que afirmaban los otros, los del lado incorrecto, era una burda mentira, patrañas y bulos. Y de aquella cadena y de aquel diario tomaba las recomendaciones literarias, porque nada más adecuado que leer a los escritores y escritoras que reseñaban o, mejor dicho, promocionaba el sistema. Una red de intercomunicaciones, como si fuera uno de esos gráficos con que se representa la IA, a través de la que satisfacía todas sus necesidades ideológicas, literarias y hasta espirituales. Y sobre todo porque nada de lo que oía o de lo que leía le daba motivos para dudar de su veracidad y de su calidad literaria.
Y así, tenía a una bien nutrida lista de personalidades culturales a los que seguía como si perteneciera a una cofradía y aquellos fueran sus titulares. Escuchaba con devoción las tertulias literarias de su cadena, la de siempre; apuntaba los libros que recomendaba el suplemento literario del periódico, el de siempre; libros de aquellos escritores y escritoras de cabecera que no tardaba en adquirir. Pero un día se encontró por casualidad con una antigua compañera de universidad. Se tomaron unas cervezas para recordar viejos tiempos y, al hilo de la conversación, ella le fue recomendando algunos autores que no pertenecían al selecto grupo de sus “divinos”, sino a ese lado equivocado y oscuro de la historia. Por curiosidad compró algunos y cuando terminó de leer el primero, sintió cómo la duda le iba subiendo por el estómago hasta llegar al cerebro y le pareció que se asomaba a un abismo en el que no estaba dispuesto a caer… Le venía de familia. José López Romero
Agosto, octubre
Andrés Barba. Anagrama, 2014
‘Agosto, octubre’ es, a fin de cuentas, otra “nouvelle”, como las cuatro que reunió A. Barba en ‘Ha dejado de llover’. La única diferencia es que la primera es un poco más extensa. Por tanto, novela corta en la que su autor nos hace ser testigos del cambio que va experimentando su protagonista, Tomás, un joven de unos quince años, en los pocos días en que su familia ha decidido pasar las vacaciones de verano en el pueblo donde vive su tía Eli, muy delicada de salud. La ruptura con sus conocidos superficiales y frívolos del club náutico y su acercamiento a una pandilla de adolescentes de su edad, gente del pueblo y con un sentido muy primitivo de las relaciones personales, marcan esa introspección del protagonista en busca de su identidad como joven. Como ‘Ha dejado de llover’, se lee muy bien. J.L.R.
Amor intempestivo
Rafael Reig.
‘Amor intempestivo’ parece un balance y, como tal, una especie de reconciliación del escritor consigo mismo. En ese género tan de moda actualmente que, en este caso, más tiene de “auto” que de “ficción”, Reig repasa prácticamente toda su vida. Desde la importancia que tuvieron sus padres en su educación emocional, pasando por sus amistades en la universidad, jóvenes que, como Antonio Orejudo, creían que iban a cambiar el rumbo de la literatura, hasta sus periodos docentes en EE.UU.; sin olvidar, por supuesto, la intensa actividad sexual y la no menos importante contribución al esplendor de las destilerías escocesas. Un balance vital o confesión en la que parece que Reig quisiera la absolución del lector. Y no faltaría más. El libro lo merece. J.L.R.
El secreto de Marcial
Jorge Fernández Díaz. Destino, 2025
Novela galardonada con el Nadal, y que pese a la mala fama que planea sobre los procesos de concesión de galardones literarios en este país, ha logrado poner de acuerdo a crítica y público. Su autor, escritor argentino que se inició en la literatura a través de la novela negra, vuelve a hurgar como ya hiciera en su también alabada ‘Mamá’, sobre viejas heridas familiares en un ejercicio de virtuosismo literario y donde la ficción y la realidad se funden sin forzar una prosa que adquiere gran altura y belleza. La novela que discurre en los barrios de Buenos Aires donde se agolpa la inmigración española, se centra en la relación de padre e hijo; y en esta relación llena de altibajos y claroscuros que termina en una dolorosa ruptura, quedará al final los imborrables momentos en que los dos disfrutaron de su común pasión por el cine clásico, el otro protagonista de esta gran novela. R.C.P.
Los seductores
James EllRoy. Random House, 2025
Decía en una reciente entrevista el autor de esta novela, que no le gustaba el título castellano de la misma, ya que los personajes que la salpican, los reales, más que seductores eran “encantadores” pues proyectaban hacia el exterior una imagen encantada tras la que escondían una menos amable realidad. Novela trepidante y en la que, al mejor estilo de EllRoy, ya indiscutible clásico de la novela negra, los hechos reales –en este caso la muerte de Marilyn Monroe y el papel que jugaron en ella los hermanos Kennedy- se entremezclan con una absorbente trama policíaca. Una desconocida estrella de cine ha sido secuestrada el mismo día que aparece el cadáver de Marilyn. Freddy Otash, un ex policía, cree que los dos sucesos están relacionados y ahí empezará su calvario en un peregrinaje en pos de la verdad por los bajos fondos del Hollywood del pasado siglo. R.C.P.
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