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Un jerez llamado BOB

Un estudio insiste en el flaco favor que hacen las marcas blancas y la diversidad de tipos de los vinos de Jerez El informe recomienda simplificar la oferta y explotar el canal horeca entre otras medidas para ganar precio y abrir nuevos mercados

Un jerez llamado BOB
Á. Espejo

Jerez, 18 de febrero 2013 - 01:00

El debate está servido. Las organizaciones sectoriales del Marco tienen en su poder las conclusiones de un estudio sobre la situación del vino de Jerez en el mercado y sus posibilidades de futuro, análisis financiado por la agencia Idea de la Junta de Andalucía y que se presentó oficialmente a los vocales del pleno del Consejo en su última sesión de finales de enero.

Al margen de las recomendaciones para abrir nuevos mercados y facilitar el acceso de los jóvenes consumidores, el estudio resucita el debate sobre debilidades de sobras conocidas por el sector, a saber: la difícil convivencia entre las marcas blancas y las privadas, de un lado, y la complejidad que implica la amplia diversidad de tipos en los que se clasifican los caldos jerezanos, de otro.

Mucho se ha hablado en el Marco sobre la línea blanca del jerez, también llamada BOB (Buyers Own Brand, siglas que aluden a la etiqueta del cliente o distribuidor), el segmento de bajo precio al que recurrieron las bodegas cuando comenzaron a desplomarse las ventas para mantener un volumen importante de salidas, pero que terminó teniendo graves consecuencias sobre el precio y la imagen del vino de Jerez, en su conjunto.

Pese al abandono por parte de alguna de las principales bodegas del Marco en los últimos años de la línea del BOB, objeto por otra parte de la principal sanción impuesta por la Comisión Nacional de la Competencia al sector -más de siete millones de euros por el cártel que, según el organismo estatal, formaron algunas bodegas para mantener su posición dominante en las exportaciones a los principales mercados de destino-, las marcas blancas copan la inmensa mayoría de las exportaciones del jerez, en particular las destinadas a la gran distribución en los mercados tradicionales -Reino Unido, Holanda y Alemania-, donde se llegó a pagar por debajo del euro por botella, tendencia a la baja que terminó por arrastrar a las etiquetas privadas o premium.

Al hilo del estudio, fuentes del sector consideran que es el momento de resucitar el debate sobre la dualidad de la línea blanca y las marcas propias de las bodegas para evitar la confusión a la que se prestan. "Todo es jerez, pero hay que diferenciar la calidad superior, los vinos digamos más buenos", para lo que el estudio apunta, a modo de sugerencia, a la posibilidad de encuadrar las etiquetas premium como 'Jerez Superior', señalan otras fuentes consultadas por este periódico.

Esta idea enlaza con la reivindicación de los viñistas de Asevi-Asaja, que no hace mucho insistieron sin éxito en la necesidad de diferenciar la marca blanca de la gama privada de mayor calidad, para lo que propusieron identificar las primeras con el término 'Sherry' y reservar el de 'Jerez' para las segundas. La propuesta cayó en saco roto, pero es cuestión de meditarlo y buscar el consenso a través de acuerdos que beneficien a los caldos jerezanos.

En cuanto a la diversidad de tipos de jerez, que contribuyen a que la oferta sea embarullada, el estudio recomienda aclararla, simplificarla para evitar confusión en el consumidor y, en consecuencia, su posible rechazo ante la complejidad de acertar en la elección del vino. En este punto, y según uno de los vocales del pleno, la solución pasaría por agrupar los tipos de vino en las categorías tradicionales, en concreto fino y manzanilla, amontillado, oloroso y palo cortado. Dentro de estas se encasillarían el pale cream, medium, dry... y el matiz sería la dulzura, aunque para ello se requiere una modificación de del pliego de condiciones del reglamento, que prohíbe el uso de términos como amontillado u oloroso dulce, explicaron las fuentes.

El estudio, que fue adjudicado en el año 2011 y desarrollado a través de cruces de datos y encuestas entre profesionales del sector y de fuera de la denominación de origen, también señala entre las debilidades del jerez su encasillamiento y la concentración de mercados. Las ventas se concentran en pocos mercados con escasa evolución y cada mercado se identifica con un producto, por lo que el documento aconseja trabajar en la diversificación de la oferta a fin de evitar el apalancamiento que por ejemplo existe en España con la manzanilla o en el Reino Unido con el cream. En este sentido, las mismas fuentes recordaron los esfuerzos realizados por las bodegas en los últimos años en esta dirección, de ahí el auge de las ventas de los jereces tradicionales como el oloroso y el amontillado.

En el estudio también se incluyen recomendaciones de perogrullo, entre ellas algunas de las que se incluyen en las estrategias de promoción como hacer marca y ganar reputación, aumentar el conocimiento de los vinos... y otras de más calado, como el desapego del canal horeca y el potencial que ofrece el enoturismo. En el primero de los casos, sector también ha dedicado especial atención en los últimos tiempos a su acercamiento a la hostelería, sinónimo de precio, prestigio y fidelización del consumidor.

En suma, más que aportar grandes soluciones novedosas, el estudio incide en algunas cuestiones nunca resueltas en el Marco, en buena parte por el ambiente de crispación y enfrentamiento en el que se han movido productores y bodegueros durante los largos años de crisis, más bien décadas, que han dejado huella en el sector. Ante el creciente interés por el jerez en el mundo, no estaría de más bucear en la vía del consenso.

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