"La última vez que fui a Japón me quedé asustao, allí lo hacen muy bien"
Mateo Soleá. Cantaor
El jerezano viaja esta semana hasta tierras niponas quince años después de su última vez
Lamenta que "a la gente de mi edad cada vez nos den menos sitio en las peñas"
Jerez/"Mateo de Soleá", le inquiere Diego El Cabero en plena calle de la Sangre, en el bar de Vicente, que se ha convertido en una especie de epicentro del castigado barrio de Santiago. Sentado, con dos anillos, una esclava de oro y una bonita camisa verde sellada con su nombre artístico, nos espera, como si de un patriarca se tratara, Mateo Jiménez Soto, 'Mateo Soleá' (Jerez, 1951). Hablar con él, es hablar del flamenco de antaño, pero sobre todo es hablar de cante, lo que más le gusta.
–Se va usted a Japón en apenas unos días...
–Sí, nos vamos el 26, ensayamos cinco o seis días, hacemos la gala y pa acá.
–¿Y quién o qué le ha convencido para ello? A usted no le gusta mucho alejarse de su Jerez...
–Bueno, me llamó mi Antonio (Antonio Malena hijo) para decirme que esta señora (Yuki Oruma) quería un cantaor tradicional, porque al que siempre llevaba ella de Jerez era Diego Rubichi. Entonces, se acordó de mí porque me conocía. Y bueno, allí vamos.
–Pero usted ya sabe lo que es Japón, ¿verdad?
–Sí, claro, esta es la tercera vez que voy, lo que pasa es que desde la última vez han pasado lo menos quince años. Date cuenta que en el bar me he llevado seis años y cuatro que llevo ya fuera son diez, sí, por lo menos catorce o quince años.
–¿Con quién fue entonces?
–La última vez estuvimos veintitantos días y fue con El Hiro y la Mami. De cantaores íbamos mi cuñao Antonio Malena, Manuel de Malena y yo, además de Luis de la Tota a las palmas y mi Antonio (Malena hijo) y un japonés tocando la guitarra. Estuvimos en Tokio y también en Hiroshima, donde tiraron la bomba atómica. Tuvimos que coger varios aviones.
–¿Y qué puede decir de sus experiencias en Japón?
–Yo cada vez que voy allí vengo asustado porque cuando ves bailar a alguien dices, ‘¿y a esta quién le ha puesto esto?’ Yo recuerdo la última vez con el Hiro que iba con tres bailaores, y uno de ellos, al que le dicen ‘El Gitano’, no veas cómo bailaba por romances. Es digno de admiración, la verdad. Esa gente baila muy asentado. Aquella vez hicimos romances, serranas, cantiñas....Allí sólo quieren cante por derecho.
–¿Y la primera vez, cuándo fue?
–De eso hace muchos años ya, pero también con el Hiro. Al principio, a Japón iba el Gómez de Jerez, Enrique Pantoja y Manolo Sevilla, y de guitarras iba Curro de Jerez y otro más que no recuerdo. En aquella época había jandos, y soltaban bastante. Como El Gómez y esta gente iban con Gades, no siempre podían ir, entonces nos llamaron a nosotros. Fue también porque vieron a Antonio Malena trabajando junto a El Londro y Chicuelo con Kojima.
–Al final, no hay otra opción que irse a Japón...
–Hombre, esto es algo puntual, pero qué vamos a hacer. Ahora no hay muchas cosas, la verdad. Las peñas ofrecen poco dinero o ni siquieran se acuerdan de los viejos, somos parte de una generación que, aunque aún tenemos facultades, no cuentan con nosotros.
–Porque usted se encuentra en plenas facultades, ¿no?
–Yo sí, y pa cantar más. Mira, yo no bebo, no fumo desde hace 25 años, de droga no soy, a mí lo que me gusta es comer y ya está (risas). Ahora me he tenido que dejar ir porque me han dao cinco microinfartos, pero vamos, con la pastilla que me han dado, estoy fenómeno.
–Y si no, para eso están las tablas...
–Claro que sí, sobre todo cuando uno ya no tiene la fuerza de joven. Yo gracias a Dios tengo esa virtud, tengo los recursos suficientes para rebuscarme cuando llega el momento. Eso no lo hace todo el mundo, hay gente que no tiene ese recurso y lo pasa mal encima del escenario.
–¿Qué hace cuando no canta?
–Yo últimamente, como tengo pocas cosas, me apunto a los concursos, así es la única manera que uno se quita el mono (risas).
–¿Echa de menos La Gitanería? Porque allí estaba usted cada dos por tres cantando....
–Sinceramente, sí. La verdad es que al bar lo echo de menos porque allí llegaba uno y llegaba otro y al final estaba todo el día cantando. Además, cantando por gusto, y eso es una alegría. Yo disfrutaba mucho, y ahora eso lo echo en falta, es que no canto ni en mi casa.
–Se convirtió aquello en un lugar indispensable para todo el que venía a Jerez...
–La Gitanería la conocían en todo el mundo, vinieron gente de todos sitios. Al bar venían expresamente de Japón y de América, eso no es fácil.
–Cambiemos de tema. ¿Por qué cuesta tanto a los festivales llevar a los que cantan puro, como dicen los aficionados?
–No lo sé, cada vez hay más cosas raras y menos cante de verdad. De los antiguos cada vez quedamos menos. Ahora mismo, estamos sólo mi cuñao Antonio Malena, Manuel Malena, Luis El Zambo, Luis Moneo y yo, y ni siquiera eso. Nos deberían dar un poco de cariño, si no en las peñas en algunos de los grandes eventos de la ciudad, o en los Viernes Flamencos, en el Festival o en la Bulería.
–Antes ha enumerado la lista de los pocos que van quedando. Ahora a lo mejor hay que incluir a Salmonete que parece que vuelve...
–Si no se hubiera echado a perder, hubiera sido un cantaor de Jerez de primera división. Es que lo cantaba todo bien, ahí está el disco que grabó con Cepero hace ya cuarenta años que es una maravilla. Cepero le hizo un disco que no veas. Cómo canta por alegrías y por seguiriyas, las de Mairena que le puso Alfredo Benítez, la malagueña, por tientos...Ese niño lo cantaba to bien. A mí me contó una vez Pepe de Lucía que cuando le dieron el premio de Manuel Torre en el Concurso Nacional de Córdoba, en realidad había ganado los tres, lo que pasa es que no quisieron dárselos todos a él y le dieron sólo uno.
–¿Por qué no ha grabado ningún disco?
–No lo sé, nunca me ha dado por eso y eso que me lo han propuesto muchas veces. El último fue David Lagos que me ofreció incluso sus estudios para que grabara, ‘no vaya a ser que te pase algo y no dejes na grabao’, me dijo. Y digo yo ¿y para qué? Para dejar el CD tirao....
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