El parqué
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El investigador jerezano Francisco Jordi Páez ofreció semanas atrás una ponencia en Alcalá de los Gazules titulada 'El sinecismo entre las ciudades de Lacca y Lascuta en la confluencia de los ríos Guadalete y Majaceite'. Una disertación en la que se dio a conocer un descubrimiento histórico relevante desde la Epigrafía, la primera constatación del nombre de Lacca en la moneda de Lascuta, pues la moneda era el documento oficial emitido por la ciudad durante la Antigüedad. Las ruinas de aquella ciudad romana de Lakka, según las fuentes literarias árabes, dieron nombre a la conocida como batalla de wādī Lakka (Guadalete) dentro de la cora de Šiḏūna (Sidonia). El artículo 'La primera emisión latina de Lascuta y Lacca Mopsi' ha sido publicado en la revista de Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio por la Delegación de Cultura del Ilustrísimo Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, que también está disponible en formato digital en Historia de Alcalá de los Gazules, la web del escritor alcalaíno, Ismael Almagro Montes de Oca.
“En mis doce años que llevo de investigación numismática, casi media vida, siempre escuché en mi entorno que Lascuta no debió estar en Alcalá de los Gazules, sino más bien cerca de Jerez de la Frontera. En aquel momento me resultó chocante aquella hipótesis, pues siempre tuve entendido que Lascuta estuvo en Alcalá de los Gazules por el hallazgo de la Tabula Lascutana, entre 1866 y 1867, en su solar. Lo cierto es que aquellos rumores nacieron con su precursor a partir de 1871, cuando el numismático Francisco Mateos Gago descartaba una ubicación alcalaína, situando la Torre Lascutana en la Torre Melgarejo debido a la proliferación de los hallazgos monetarios en las cercanías de Jerez de la Frontera. Incluso mi antepasado, el historiador e Hijo Predilecto de Arcos de la Frontera, Miguel Mancheño y Olivares, dio cuenta de esos hallazgos monetarios en la Junta de los Ríos. Estas noticias históricas surgidas en el seno de la erudición decimonónica eran un auténtico quebradero de cabeza para Alcalá, ya que las monedas también han aparecido incluso en el propio municipio dentro de contexto arqueológico de excavaciones y además son abundantes, por lo que parece, en su entorno inmediato, según la tradición histórica. Es un asunto tan problemático que ante lo inseguro del resultado, casi nadie se atrevía a dar un paso hacia delante en defensa del municipio alcalaíno, mientras otros autores, aprovechándose de la descontextualización de la Tabula Lascutana, cuestionaban no sólo su localización en Alcalá de los Gazules, sino también en su término municipal. Imagínense cómo se sentiría un alcalaíno o una alcalaína, que tiene como seña de su identidad la Tabula Lascutana (conocida casi en medio mundo), al saber que alguien de fuera viene a cuestionar las raíces históricas de su pueblo con una opinión sesgada que puede derivar en conclusiones erróneas delante de una institución académica”, explica Jordi.
Ante lo controvertido de este asunto, Jordi, consciente de las deficiencias existentes en la investigación numismática, y tras demostrar en el ámbito académico internacional que así fue con las monedas púnicas inciertas que pudo atribuir a Lebrija con el nombre de Naprišan en la zona del paleoestuario o con la primera moneda castellano-leonesa de Xerez de la Frontera, decidió poner fin a este dilema estudiando las distintas inscripciones latinas en las monedas de Lascuta. Entre ellas, el topónimo LASCVT siempre está presente, tanto en latín como en neopúnico, así como los antropónimos A. IRTHI, L. NUMID. BODO, P. TERENT. BODO y LOCOR CER SEV, que indican que desempeñó el cargo de aedilis. Pero, en una de ellas en la que aparece un retrato masculino con casco y delante LASCVT en el anverso, una clara ruptura iconográfica con las anteriores emisiones, se daba una lectura con ciertas reservas para la inscripción del reverso, que sugería el mismo nombre de Lascuta inscrito en una misma lengua. Esto le hizo saltar las alarmas, pues resultaba contradictorio encontrar un mismo nombre de lugar inscrito en una misma lengua, dado que no se conoce ningún caso en la moneda hispana.
“En esta primera emisión latina aparecen dos topónimos distintos abreviados por suspensión en su última letra. En el anverso, la leyenda toponímica externa LASCVT de manera vertical y en el reverso, la leyenda toponímica LACC con dos C retrógradas (tal y como se han apreciado en las monedas de Carissa) de manera horizontal, casi rozando la gráfila de puntos, arriba en el campo superior de un elefante de enormes dimensiones y abajo en el campo inferior, debajo de la línea del exergo, aparece la leyenda antroponímica MOPSI que sería su cognomen, como caso genitivo de Mopsus, en relación a Mopso (algunas ciudades, entre ellas Hestia Mopsi ‘hogar de Mopso’ que se fundaron en honor a este personaje). Así pues, pude constatar el mismo paralelo en la moneda de la ciudad estipendiaria de Calagurri Iulia (Calahorra) y Nassica, que siempre se han considerado como dos nombres distintos, uno alusivo a una ciudad con su cognomen en el reverso y otro, relativo a otra ciudad, con la función de apelativo. En efecto, Plinio el Viejo decía que los calagurritanos eran apellidados también násicos, es decir, de la ciudad de Nassica (que, además, tiene su propia moneda sin el nombre de Calagurris), por lo que se evidencia una relación administrativa y tributaria entre dos ciudades distintas".
Esta demostración histórica tan contundente hace imposible darle la vuelta a la moneda de Lascuta, poner al elefante bocabajo e inventarse una lectura inexistente. No hay nada que hacer ante la pisada mastodóntica de un elefante, son muchas las toneladas de evidencias que se han puesto recientemente sobre la palestra y que los romanistas ya lo están aceptando de manera consensuada, como los historiadores Genaro Chic García, Francisco Germán Rodríguez Martín, así como el reconocido arqueólogo y numismático, catedrático de la Universidad de Valencia, Pere Pau Ripollès Alegre, que ha citado el trabajo de Jordi en la bibliografía de Lascuta en su página web Moneda Ibérica, adoptando la lectura LACC MOPSI. "En cuanto a los tituli picti anfóricos con la inscripción LAC que, supuestamente, hacían alusión a esta ciudad romana de Lacca, se ha demostrado hace poco en el ámbito internacional que deben ser leídos como LAC(erti) CA(tili) VE(teres), es decir, lacerti (jureles) catili o catuli (pequeños) veteres (envejecitos)”, asevera.
Esta evidencia epigráfica viene a explicar la existencia de un sinecismo o ‘cohabitación’ entre dos ciudades distintas, donde Lascuta, ciudad estipendiaria tenía que pagar unos impuestos para abastecer a las tropas romanas durante el período de conquista y sometimiento. La posterior latinización en la moneda de Lascuta, un oppidum situado en el interior de los escarpes naturales de los montes alcalaínos, sería el primer testimonio sobre el establecimiento del soporte material de su institucionalización en aras de la concesión de privilegios y exención de cargas tributarias impuestas por los romanos.
Esta primera acuñación conmemorativa nos recuerda su integración con la ciuitas de Lacca, fundada ex novo en la confluencia de los ríos Guadalete y Majaceite (tal y como defendían Claudio Sánchez Albornoz y Genaro Chic García), cuya situación estaría respaldada por los hallazgos monetarios registrados en la Junta de los Ríos, entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, en concordancia con las noticias históricas existentes. Además de compartir análoga relación tipológica con las monedas de Sisipo y Detaumo, acuñadas en las cercanías de La Peñuela, descartándose así una ubicación para Lacca fuera de la red hidrográfica de este sector de la cuenca del río Guadalete, donde parece atestiguarse un proceso sinecista a través de la contributio que tuvo lugar durante los últimos decenios de la romanización, cuando se obliga a las poblaciones autóctonas situadas en altura a descender al llano con la pacificación augústea.
“Lacca en la Junta de los Ríos y Lascuta en Alcalá de los Gazules, dos ciudades distintas, una misma realidad monetaria. Las evidencias son las evidencias, pese a quien le pese, por tanto, se abre un nuevo horizonte de compromiso con la historia de Alcalá de los Gazules, que tiene como patrón a San Jorge, del cual me honra llevar como primer apellido de raíz catalana. Esto sólo es el comienzo de una larga e histórica andadura, pues ya hemos esclarecido el nombre anterior a Lascuta, que daremos a conocer en el próximo XI Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos que se celebrará en el archipiélago maltés a finales de 2026”, revela Jordi.
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