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Entrevista

Lectores sin remedio

Entrevista
Ramón Clavijo Provencio y José López Romero

21 de febrero 2025 - 06:30

“-Ahí te ha dado, father”. “¿Y ahora qué, padre”, les oigo decir a mis hijos que, con cara de recochineo, me reprenden como si yo fuera un colegial pillado fumando en los servicios del centro escolar. Y es que cuando a mis hijos les da por hurgar en la herida, no hurgan, hacen perforaciones. Y todo porque me oyeron decirle a su madre que estaba totalmente de acuerdo con las opiniones que Juan Gómez-Jurado había hecho en una entrevista publicada en Internet. Nada más que el titular que la periodista, Almudena de Cabo, había destacado, ya me atrajo la atención: “La literatura de entretenimiento es necesaria, porque es el único camino para acabar leyendo a Borges o García Márquez”.

Comparto con el exitoso novelista esta afirmación. Porque antes de llegar a los clásicos, tanto antiguos como modernos, hay que pasar por un proceso de maduración lectora que, en el caso de Gómez-Jurado como en el mío propio, comenzó con los tebeos, con las novelas del oeste que le quitaba a escondidas a mi padre e incluso, recuerdo, con la serie de relatos sobre las peripecias de un pelotón de soldados, procedentes de batallones de castigo del ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial, escritas por Sven Hassel y publicadas todas en la colección Reno de la editorial Plaza y Janés. Y no menos de acuerdo en esta declaración, que es toda una demostración de sinceridad: “Hay novelas muy entretenidas y que no van a pasar a la historia de la literatura, como son las mías, que, sin embargo, están llenas de intención y de ganas de elevar el género, pero dentro del género, sin trascender. Y hay novelas que no venden tanto y que son absolutamente imprescindibles por otros motivos.”

Una gran verdad, no solo por lo que afirma de su propia obra, sino por esa otra literatura, la buena, la que hace lectores de verdad, que corre el riesgo de no llegar al gran público lector y, por tanto, no formar parte de la historia del género. Es muy importante ese alarde de sinceridad del escritor, porque no hay mejor lección de vida que el reconocimiento de las propias limitaciones. Gómez-Jurado sabe y es plenamente consciente de que sus novelas poseen unas determinadas virtudes, que las han convertido en éxito, pero difícilmente gozarán de la gloria literaria. Entretener, divertir sin mayores pretensiones ni aspiraciones, es un propósito literario tan respetable y legítimo como el más elevado de ellos. El problema estriba en que mientras él ha conseguido alcanzar su objetivo, otros con mucha más calidad no llegan ni a contar con la protección de una modesta editorial que apueste por ellos. Al margen de los espectáculos que Gómez-Jurado se monta en las presentaciones o firmas de libros, de los que aquí, en Jerez, tuvimos un buen ejemplo, y de la anécdota de la mujer que le pegó con un cojín (otro elemento que forma parte de la puesta en escena), nada que reprocharle a la entrevista, sino todo lo contrario. “Bueno, father, ahora lo que toca es leer las obras completas de este señor en prueba de desagravio”, me dice mi hija. “Eso, eso. Y con los apéndices”, apostilla mi hijo. ¡Y la madre se sonríe! ¡Qué familia! José López Romero.

El caso Marilyn

Hace algunas semanas los medios de comunicación sorprendían al jugador de fútbol norteamericano A.J. Brown leyendo un libro en el banquillo, ajeno a los lances del juego en el que estaba implicado su equipo. El título de aquel libro que leía Brown era ‘Inner Excellence’ de Jim Murphy, que de la noche a la mañana pasó de unos modestos índices de venta a agotarse. A finales del año pasado se anunciaba en Jerez la presentación del libro ‘El asesino de viejos’, pero llegado el día señalado su autor, David Magrañal, se encontró en la más absoluta de las soledades en la bella sala de investigadores de la Biblioteca Central de Jerez. Sin embargo, la frustración del autor pronto pasó a la euforia cuando, tras hacerse eco algunos medios de comunicación del fracaso de la convocatoria, muchos ciudadanos comenzaron a hacerse con el libro en cuestión que pronto agotó la modesta tirada de su primera edición. Si bien la reacción del público ante estos dos casos anteriores está motivada por distintas circunstancias, hay algo que los une: una situación que premeditada o no, pone el foco de atención en el libro más allá de su contenido, impulsando a la adquisición de este aunque lo que menos importe sea el libro en sí. Sin embargo, no son estos casos tan novedosos como se podría pensar... Uno de los más conocidos fue el que provocó aquella foto de Marilyn Monroe, (actriz a la que sus biógrafos describen como una gran lectora ), ante los estantes de su biblioteca enfrascada en la lectura de ‘An enemy of The people’. El libro era una adaptación de Arthur Miller, el marido de Marilyn, de una obra de Henrik Ibsen que a partir de la foto comenzó a tener cifras de ventas muy por encima de las que hasta ese momento había tenido. En aquella ocasión estaba claro que la foto lejos de ser inocente enmascaraba una sutil campaña publicitaria. En fin, que en el inesperado paso de la irrelevancia al éxito de ciertos libros a veces, como demuestran estos y otros ejemplos, intervienen acontecimientos, planificados o imprevistos, ajenos a la bondad o no de su contenido. Ramón Clavijo Provencio

Reseñas

Los cinco y yo

Antonio Orejudo.

Me gustó mucho la primera novela que leí de este autor, ‘Reconstrucción’, una narración histórica basada en la revuelta anabaptista que asoló la ciudad de Münster en 1535. Y este mi segundo encuentro con este escritor no ha sido tan deslumbrante como el primero. ‘Los cinco y yo’ es una novela con sus dosis de autoficción (género de moda), en la que Orejudo tomando como excusa la marca que le dejó en su infancia y adolescencia la lectura de la larga serie de novelas escritas por Enid Blyton y tituladas ‘Los cinco’, va recreando las historias de estos personajes, en una combinación entre mundo de ficción y actualidad cuyo resultado final es un tanto desigual y poco convincente. Quizá a los lectores de ‘Los cinco’, entre los que no me hallo, encuentren algún aliciente en la lectura de esta novela. J.L.R.

Los cinco y yo.

Ha dejado de llover

Andrés Barba. Anagrama, 2012.

Cuatro novelas cortas componen este volumen. Cuatro historias urbanas que analizan distintas relaciones personales que, en su conjunto, podíamos decir que configuran diferentes aspectos de los problemas e inquietudes que nos presenta la sociedad actual. El intento por recuperar la relación padre-hijo ante un divorcio conflictivo; el descubrimiento por parte de una adolescente del adulterio de su padre y la curiosidad por saber cómo es la amante; el cuidado de los mayores y la extraña relación que une a la hija y a Anita, la joven colombiana a la que ha contratado para que cuide de su madre y, finalmente, la relación envidia-rencor que siente la hija ante la belleza de la madre que la abandonó y con la que ahora se va de compras. Cuatro historias que se leen muy bien. J.L.R.

Ha dejado de llover.

La hija del tiempo

Josephine Tey. Hoja de lata, 2020.

Poco conocida en nuestro país, Tey tiene el mérito nada fácil de haber dado al género policíaco un personaje ciertamente singular como es el inspector Alan Grant. Protagoniza el mencionado policía ‘La hija del tiempo’, calificada por los medios británicos como la mejor novela de misterio de la historia; pese a lo aventurado de este tipo de calificaciones, nos encontramos ante un gran relato en el que lo policíaco y lo histórico se dan la mano con singular maestría. Grant convaleciente en una cama de hospital, recibe cierto día la visita de una amiga que le muestra una postal que reproduce el enigmático rostro de Ricardo III. A partir de ese momento el enfermo comienza a interesarse tibiamente primero, y luego a intentar resolver el misterio que atribuye a este monarca la muerte de sus sobrinos en la torre de Londres para hacerse con el trono. R.C.P.

La hija del tiempo.

Nexus

Yuval Noah Harari. Debate, 2024.

Desde la publicación de su exitoso ‘Sapiens. De animales a dioses’, este historiador arrastra a un ejército de seguidores, que crece a la estela de sus nuevas propuestas editoriales (‘21 lecciones para el siglo XXI’ y ‘Deus’). Pero si ‘Sapiens’ no es más ni menos que el intento de condensar en unas páginas, con un estilo depurado, una prosa clara y atractiva y gran capacidad de síntesis, las claves de la historia humana ( algo que por otro lado no es nuevo), con ‘Nexus’, tenemos la sensación que lo profético adquiere protagonismo en detrimento de lo histórico. Sin embargo, este exhaustivo recorrido por el papel de la información en la historia humana, sus interconexiones con las ideologías y los progresos tecnológicos hasta llegar a las incertidumbres no exentas de peligro que nos trae la IA, no deja de ser una valiente advertencia sobre los tiempos venideros. R.C.P.

Nexus.

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