La marcha de tres históricos

Vienen dos... y se van tres. La ecuación sigue fallando. Esta sangría, convertida en el parón de la actividad comercial, parece no querer abandonar el centro de la ciudad, al menos por el momento. Después de anunciar hace unos días la apertura de dos tiendas de multinacionales -Vodafone y Tiger- en la calle Larga, dos de los negocios con más solera de Jerez echan el cierre. Y un tercero ya anuncia la liquidación.

De esta forma, la sastrería Juva echaba el cierre definitivamente el pasado 31 de octubre después de 93 años de presencia en la calle Larga. El negocio se ha convertido en la propia historia familiar de los Vacas desde su apertura en 1921, ya que pasó de manos del abuelo, Juan Vacas, al hijo, Juan Pedro Vacas, y de este al nieto, Antonio Vacas, quien regentó el negocio hasta su repentino fallecimiento a los 48 años el pasado año 2012. Escasos 30 meses en los que su viuda ha intentado "aguantar el chaparrón" de la bajada de ventas haciendo frente al cuidado de sus dos hijas pequeñas.

Una bajada en ventas que no había notado la tienda de fotografía Daniel Carretero, cuyo local se había convertido ya en un punto característico del centro ya que adornaba Jerez con sus escaparates desde 1982. La convergencia entre las calles Porvera y Cristina era conocida, hasta en los relevos costaleros, como 'la esquina de Daniel'. Incluso hay una petición on line para dejar patente este nombre al rincón de la ciudad. Su hijo homónimo y también dedicado al sector, explica que "no ha sido un cierre imprevisto. Mi padre tenía pensado cerrar la tienda este año pero desde agosto se precipitaron las cosas debido a que ha sufrido cuatro ictus cerebrales, de los que se está recuperando debidamente pero ya es hora de descansar".

Por supuesto, la pregunta a colación es: ¿Por qué no seguir con el negocio familiar? "Tenemos proyecciones diferentes -confiesa Carretero-. Yo concibo mi carrera a través de internet, no quiero geolocalizarme y menos cuando el centro está así de muerto". Especializado en fotografías de boda asegura que "el sector ha dado un vuelco desde hace cinco años. A mí me puede llamar una pareja y decir que quiere un reportaje en Salamanca o Estados Unidos, y allí voy. La concepción de mi padre de la fotografía, que no es mejor ni peor que la mía, era de una forma clásica, de estudio, que no es lo que se lleva ahora". "Él, cuando se recupere, seguirá yendo al Rocío y sus fiestas a hacer fotos, porque un fotógrafo nunca deja de serlo, pero ya no de una forma comercial".

En plena calle Santa María Novamoda también ha desistido en el intento. En su escaparate han aflorado, junto a los trajes de chaqueta y falda, los carteles de liquidación. El primer paso lo dieron el pasado mes de mayo, cuando despidieron a tres de sus cinco trabajadores. "El negocio nunca ha ido bien -comenta una de las empleadas-, llevamos cayendo en ventas los 33 años que llevamos. Lo de ahora ya es imposible". "Entre Seguridad Social, IRPF, alquiler e IBI las pasamos canutas cada mes en un centro que está muerto, en el que hace falta vida. Jerez está reventada. ¿Te imaginas que vas a Roma y tienes que irte a una gran superficie porque no hay nadie en el centro?", sentencia visiblemente indignada.

"Que Área Sur haya matado el centro es una tontería y una pamplina. ¡Si allí tampoco se vende! Además -continúa la trabajadora de Novamoda- te vas a Sevilla y allí tienen dos y tres centros comerciales y a la vez da gusto andar por su casco histórico. Aquí llegan las tres y media de la tarde y despídete de ver un alma". Sobre quien tiene la culpa de esta situación, la jerezana tiene una teoría en forma política, "¿quién diseñó Jerez tal y como está?, ¿quién empezó a construir y construir a las afueras durante tantos años que se llevó en el poder? ¡Ahora no hay nada! Y que no se atrevan a decirme que se está haciendo algo por impulsar el turismo del que tanto se habla en esta ciudad, ¿el qué, construir tres hoteles que no se llenan?", se pregunta a sí misma la empleada, intentando recuperar la calma antes de dar el cambio a una clienta.