"No molestamos a nadie, cobramos más caro por escuchar a los clientes"

Las quejas vecinales "no tienen justificación", según argumenta una de las camareras de la avenida de México. Pese a que prefiere permanecer en el anonimato, defiende su trabajo y asegura que "no soy prostituta, simplemente trabajo en un bar en el que las copas se cobran dos euros más caros porque aquí escuchamos a los clientes". Así reitera que su labor consiste tan sólo "en hacer casi de psicóloga o lo mismo que le pasa a los taxistas que tienen que escuchar al cliente durante todo el trayecto. En cualquier bar de ponen una copa y punto, aquí escuchamos los problemas de las personas que vienen y te hablan de la crisis, de su familia o de lo que les preocupe".

Del mismo modo, desmiente el tópico de que estos bares tengan una clientela definida: "Aquí vienen parejas, niños con sus padres, hombres y mujeres. Tengo muchos amigos que saben que aquí se ríen y se lo pasan bien". Eso sí, la procedencia es de lo más variada ya que "vienen a tomar algo gente de Jerez, pero también de Chipiona, Chiclana, Sanlúcar y Sevilla, entre otros sitios".

Pese a las críticas de los vecinos, este camarera alega que "no molestamos a nadie, tenemos las puertas cerradas y no dejamos que las niñas estén en las puertas porque eso da muy mala impresión". Tan sólo, "aslimos en alguna ocasión para pedir cambio o poco más". Del mismo modo, reconoce que la Policía controla la avenida de México y alrededores y "cada tres meses hay controles de extranjería para comprobar que tenemos los papeles en regla, algo que veo normal". Más aun cuando muchas de las camareras que trabajan en estos bares "son de Jerez y Sanlúcar, pero hay también de Colombia, Argentina, Rumanía, Brasil, etc".

Después de un año trabajando en Jerez, asegura no comprender las críticas vecinales ya que "no molestamos a nadie y cualquier otro bar es más ruidoso". De hecho, afirma que el problema que hay en la zona es que "ha aumentado mucho el número de niños jóvenes que salen por aquí, y esos son los que realemente molestan porque no saben beber ni comportarse". Es más, "que yo sepa no ha habido aquí ningún altercado grave ni nada porque cualquiera de nosotras, en el momento que algún cliente se pasa, somos las que llamamos a la Policía para evitar males mayores cuando no quieren pagar o algo". Así las cosas, explica que muchas veces los agentes se personan en los distintos pubs tras las llamadas de vecinos, "entonces viene nos piden los papeles para que conste que han estado y se van porque saben que no pueden hacer nada. Lo tenemos todo en regla". Ni siquiera, añade, "puede haber molestias por el ruido porque la música no la tenemos alta, precisamente para hablar con los clientes, y tenemos doble puertas. Es imposible que causemos molestias".

Como camarera no tiene reparos en conocer que "tenemos mala reputación pero no comprendo los motivos". De hecho, "cuando no estoy trabajando salgo por las discotecas como hace todo el mundo y veo niñas jóvenes que se van con el primer tío que ven y que le paga una capa, sin embargo, después nos llaman putas a nosotras". Aun así, no tiene inconveniente en soportar este tipo de contratiempos: "Tengo mi trabajo de camarerar, con mi sueldo fijo, y cuando no estoy en el pub, hago gimnasia, salgo y hago vida normal como el resto de personas sin hacer daño a nadie".

Al mismo tiempo, recuerda que "de este trabajo como camarera comemos muchas personas, porque muchas de nosotras tenemos niños y familias que mantener".