Mujeres rurales de Jerez: "Hacemos trabajos que no podemos hacer, según los hombres"

María del Pilar y María Victoria trabajan como peones en los programas de Diputación de Cádiz

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María del Pilar con María Victoia y Noelia, en Estella del Marqués (Jerez).
María del Pilar con María Victoia y Noelia, en Estella del Marqués (Jerez). / Cedida

María del Pilar Soto (1970), vecina de La Barca, vive en Estella del Marqués desde que contrajo matrimonio. Orgullosa de vivir lejos de la ciudad, trabaja en “las calles”, como coloquialmente se llama a las quincenas de trabajo que ofrece Diputación de Cádiz, concretamente, en el Programa de Fomento de Empleo Agrario. El Servicio Andaluz de Empleo oferta estos puestos a personas desempleadas. María Victoria Rodríguez Fernández (1962) nació en La Parra, cerca del Aeropuerto, “siempre he sido rural”. Ella forma parte de la cooperativa de verduras ecológicas La Reverde y además trabaja como peón en estos programas, . “Nos viene muy bien porque ganamos un dinerito cerca de casa”.

La primera vez de Soto fue hace más de 25 años. Se llena la boca afirmando que jamás ha cogido una escoba. Ella, al igual que otras, ha preferido dedicarse a las labores de albañilería. “Cada vez que nos llaman, entramos cuatro o cinco peones mujeres y tres oficiales hombres. El trabajo duro lo hacemos las mujeres”, sentencia Soto. Rápidamente, es capaz de enumerar el listado de labores que realiza relacionado con el sector de la construcción. Trabaja con el ‘Hirting’ (el martillo perforador y cincelador), la hormigonera para hacer cemento, igual que coloca piedras, echa hormigón o enluce. “A enlucir me enseñó Agustín Reinoso, que ya no está con nosotros porque se ha jubilado”, recuerda.

María del Pilar, trabajando en Estella del Marqués.
María del Pilar, trabajando en Estella del Marqués. / Cedida

María del Pilar presume de no ser la única. Otras mujeres también realizan el mismo oficio que ella y María Victoria, como Noelia o María. “También es cierto que como en todo, hay otras que prefieren barrer, que por su edad o sus condiciones de salud prefieren hacer otras cosas”. En el último año ha trabajado tres quincenas. En una ocasión, subraya, que el oficial se dio de baja, “mi hija y yo hicimos todo un muro de arriba a abajo”.

Agradece que Diputación de Cádiz dé la oportunidad de aprender este tipo de oficios sin discriminaciones: “Hacemos trabajos que no podemos hacer, según los hombres”.

Soto, que también trabaja en la limpieza de particulares, comparte vídeos y fotografías durante sus jornadas en “las calles”. Recibe comentarios de todo tipo. Tampoco faltan aquellos que se jactan de su labor. “Algunos que me ven, se ríen o me dicen que eso no vale nada o que se va a caer”. Aunque ella lo tiene claro: “A lo mejor en una obra grande no me van a colocar, pero puedo estar en una hormigonera como cualquier peón más”. Cuenta que los responsables de Diputación la felicitan. “Tengo mucha suerte o me la gano”, afirma esta vecina de la zona rural de Jerez.

La vecina de Estrella mientras trabaja.
La vecina de Estrella mientras trabaja. / Cedida

En lo que respecta a vivir en el mundo rural, Rodríguez Fernández considera que “el campo, quizá, está mal para otras más jóvenes, no para mí que estoy ya cerca de la jublición”. María del Pilar, por su parte, es una jerezana rural orgullosa y se encuentra en un gran momento: “Tengo lo que quiero, tengo libertad, libertad económica, de expresión, de todo. Me encanta ser una mujer rural, trabajar y vivir aquí”.

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