Una nueva puerta a la esperanza

Un nuevo hilo de esperanza se ha abierto en nuestra ciudad para las personas con daños neurológicos. Desde enero, el instituto Charbel tiene abiertas sus puertas en el Parque Empresarial, siendo el primer centro de la provincia de Cádiz que lleva a cabo un tratamiento interdisciplinar con cada paciente.

Rubén Rodríguez Duarte e Isabel García Bernal son director y subdirectora clínica de Charbel, respectivamente. Ambos, que atesoran una gran experiencia en este campo, señalan que las causas más comunes que provocan las lesiones cerebrales son los accidentes cerebro vasculares, los tumores cerebrales y los traumatismos craneoencefálicos. Con respecto a éste último, señalan que son los más jóvenes los que, desgraciadamente, encabezan este triste ranking de lesiones derivados en daños cerebrales severos debido a los accidentes de circulación. "Si te pasas por Urgencias cualquier fin de semana lo verás lleno de chavales que han tenido un porrazo con la moto y que no llevaban el casco. Y es una pena, porque parece mentira que no se den cuenta que es lo más valioso que tienen. La mayoría parece que prefiere cuidar su codo que su cabeza", lamentan los doctores.

Así y todo, sea el paciente joven o más mayor, en Charbel hay un equipo de once profesionales que, ante todo, lucharán por minimizar el impacto que el daño cerebral provoca en ellos y también en sus familiares. El objetivo es conseguir que el paciente pueda recuperar su funcionalidad e independencia.

Para ello, afirma Rubén Rodríguez, es importantísimo el tratamiento interdisciplinar. "Cuando hay un daño cerebral, éste afecta prácticamente a la totalidad de la persona. Son daños, cognitivos, motores, del lenguaje, de la personalidad... Debemos tener un equipo que abarque todo el tratamiento especializado de todas esas áreas de manera conjunta, estudiando el caso a la vez y todos planteando un tratamiento exclusivo y específico para esa persona". Así, en Charbel se pueden encontrar Neuropsicólogos, fisioterapeutas, médicos rehabilitadores, logopedas, terapeutas ocupacionales y de familia, psicoterapeutas especialistas en daño cerebral, enfermeros y auxiliares de clínica. El trabajo conjunto y planificado de todos ellos puede conseguir grandes resultados en cuanto a la recuperación de los pacientes. Así y todo, como señala el doctor Rodríguez, "cada persona es distinta porque cada uno tiene unos antecedentes médicos distintos", aunque destaca que "hoy día está comprobado científicamente que el paciente que accede a un programa de neurorehabilitación especializado al poco tiempo de haber sufrido el daño obtiene unos resultados a nivel de funcionalidad, de poder volver a hablar, andar y, en definitiva, de ser independiente, son muy altos".

No obstante, también destaca que la respuesta al tratamiento suele ser buena con pacientes que llevan cierto tiempo de evolución con la enfermedad; dos o tres años o incluso cinco. "No se obtiene la misma calidad que cuando se trata al poco tiempo de haber tenido el daño cerebral, pero sí se obtiene una recuperación importante".

Y es que, hay que tener en cuenta la gravedad que supone un daño de este tipo, porque como bien puntualiza el doctor Rodríguez, "no estamos hablando de una persona que se rompe una pierna, sino de daños que afectan al cerebro", por lo que una recuperación en este tipo de enfermedades parece, a veces, casi milagrosa. Así, recuerda el caso de un paciente que tuvo en Sevilla que sufrió una arritmia ventricular. "Tuvo la suerte de que le ocurrió tomando una cerveza enfrente del 061 y lo trataron al instante. Aún así tuvo una amnesia severa, cada dos minutos no se acordaba de lo que le había pasado antes. Después de ocho meses de rehabilitación, físicamente no tenía ningún problema, pero el déficit más significativo era la amnesia. Aún así, ha vuelto a su vida, ha retomado su trabajo, se casó, tuvo una hija e incluso me invitó al bautizo. En la mesa, durante la comida, me sentaron con los médicos que lo trataron en la UCI y me preguntaban que cómo se rehabilita la memoria, cómo se cura. Lo que hay que saber es qué carga del cerebro hay que estimular, con qué tipo de ejercicio y desde qué nivel. Por eso los tratamientos deben ser muy especializados. Hay que descubrir a partir de qué nivel y qué nivel de estimulación se consigue para que neurológicamente el cerebro responda. Eso es lo complicado del diseño de estos tratamientos".