El drama de la pasión y muerte de Jesús, en el Teatro Eslava

L a Hubo tiempos pasados en que el drama de la pasión y muerte de Jesús no solo se representaba en nuestras calles, durante la Semana Santa, sino que era costumbre que también se ofreciese sobre las tablas de nuestros teatros, coincidiendo con las vísperas, o a lo largo de la misma semana. Así ocurrió durante muchos años, a cargo las representaciones de las más grandes compañías teatrales, como la de la familia Arroyo, la de Rambal y otras menos conocidas.

La llamaban turné de Cuaresma, cuando el día 8 de marzo del año 1918, la reconocida compañía Vergara-Calvet vino a nuestro antiguo Teatro Eslava a representar el drama sacro del Calvario, con una obra titulada "Christus, pasión y muerte de Jesús", en la que intervenían alrededor del medio centenar de actores y figurantes, escogidos estos, en muchas ocasiones, a través de una contrata local de extras.

Esta obra teatral ofrecía el drama sacro-biblico, en 16 cuadros, basados en las sagradas escrituras, escrito en prosa y verso por Benjamín Merchán y el primer actor Enrique Calvet quien, naturalmente, se reservaba el papel protagonista, interpretando la figura de Jesús.

Para dar mayor verosimilitud al drama, en la propaganda de las actuaciones, puestas en escena durante varios días, se hacía constar que la representación contaba con la aprobación de la censura eclesiástica, que era tanto como decir que contaba con las bendiciones de la autoridad eclesiástica.

Entre las numerosas representaciones teatrales del drama sacro, nos referiremos hoy a la actuación en el antiguo Teatro Eslava de la compañía Vergara-Calvet, en la fecha indicada. Cada cuadro o escena de la pasión llevaba un título, desde la triunfal entrada en Jerusalén hasta la resurrección del Señor. Estos títulos recogían, entre otros, la traición de Judas, la Sagrada Cena, la oración en el huerto, el Sanedrín con las negativas de Pedro, el suicidio de Judas y las escenas de Jesús ante Caifás y ante Herodes, la calle de la Amargura, la crucifixión y el descendimiento de la cruz.

Entre los extras se contaban ángeles, apóstoles, diablillos, lictores, sayones, soldados romanos, sacerdotes, senadores, mujeres, hombres y niños del pueblo, que solían aparecer en las escenas más multitudinarias.

Para dar mayor verismo a la obra, en la representación de la misma se contaba con una banda militar de clarines y trompas, bandas de tambores, centuriones a caballo y en Jerez, concretamente, actuó también la acreditada banda del hospicio; anunciándose en los programas de mano que "en la calle de la Amargura cantará saetas la aplaudida artista jerezana Luisita Requejo", cantaora y gran saetera que ya contaba con una larga experiencia en este tipo de trabajos teatrales, pues siempre que venía una de aquellas compañías a Jerez, con este tipo de dramas sacros, solían recurrir a ella, para que haciendo el papel de una mujer más del pueblo, cantase sus maravillosas saetas al paso de Cristo, con la cruz a cuesta por la calle de la Amargura.

Hay algo curioso en el programa de la función que nos ha llamado poderosamente la atención. Se trata de una advertencia sobre la lluvia que nunca faltaba, como en este año 2011, y que decía textualmente: "Aunque llueva no se suspende la función". Y así la compañía se aseguraba el público que nunca faltaba a estas actuaciones teatrales de la cuaresma. Por otra parte, los precios eran bastante asequibles a todos los bolsillos, ya que la butaca, que era la localidad más cara, costaba dos pesetas; delantero una peseta y cuarenta céntimos la grada.

Las tres representaciones de la obra "Christus, pasión y muerte de Jesús", nos dicen las crónicas de la época que fueron un éxito de lo más grandioso. Y en buena parte de dicho éxito tuvo bastante que ver la presencia de nuestra paisana Luisita Requejo, con sus emocionantes saetas.

No estaría de más que este tipo de representaciones sacras volviesen a ponerse de actualidad, en los días de Cuaresma; aunque mucho nos tememos que las compañías teatrales modernas van por otros derroteros, muy distintos al de hace casi un siglo, en que venían a nuestro Teatro Eslava, como también, posteriormente, al Teatro Villamarta, en sus primeros tiempos, allá por los años treinta y cuarenta del pasado siglo . Pero, precisamente por ello, por el contrate de unos y otros tiempos, hemos querido recordar hoy, aquí, esta función sacro-bíblica del desaparecido Eslava.