"No hay que rendirse fatalmente a una lesión cerebral, se puede rehabilitar"
Antonio Vela Bueno. Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid
Abordó en una reciente conferencia en Jerez el tratamiento de las secuelas psiquiátricas que suelen aparecen en los daños cerebrales Es además investigador de los trastornos del sueño
El catedrático de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid y profesor también de la Universidad de Pensinvalnia Antonio Vela Bueno ofreció la pasada semana en El Alcázar una conferencia organizada por el Instituto Charbel sobre 'Tratamiento neuropsicofarmacológico del daño cerebral". En esta entrevista habla de las secuelas psiquiátricas que pueden aparecer con las lesiones cerebrales y también de las patologías del sueño, a cuya investigación ha dedicado muchos años.
- No siempre un daño cerebral trae como consecuencia problemas psiquiátricos.
- No siempre, no. Con mucha frecuencia y dependiendo de la gravedad naturalmente se pueden encontrar problemas psiquiátricos, pero cuando aparecen hay que ver cómo se tratan y qué diferencias hay en el tratamiento o en el manejo de los mismos fármacos en comparación con el uso en personas que no tienen daño cerebral.
- ¿Son importantes los avances médicos en esta materia?
- Ha habido avances, pero menos de lo que nos gustaría, esa es la verdad. Hay mucha oportunidad de investigar y es necesario hacerlo. Tenemos un poco el estereotipo de daño cerebral provocado por un trauma, pero también hay daños cerebrales provocados por un accidente cerebrovascular, los ictus y esos dejan bastantes secuelas también. Conviene estimular la investigación en este campo.
- Los ictus parecen además cada vez más frecuentes.
- No soy neurólogo, pero yo creo que cada vez hay mejores protocolos para detectarlos, tratarlos precozmente y con mejores resultados.
- ¿Cuáles son los principales problemas psiquiátricos que pueden derivarse de un daño cerebral?
- Secuelas neurosiquiátricas en el daño cerebral yo creo que la principal es la depresión, luego le sigue la apatía, que puede ir ligada a la depresión o no. Muchos pacientes, dentro de los más graves, tienen episodios de irritabilidad, incluso de agresividad, pero tampoco es el común de todos y una cosa que no se suele mencionar pero que es muy común son los trastornos del sueño y creo que hay que detectarlos porque muchas veces son la base de algunos de los problemas que tratamos como psiquiátricos. Por ejemplo, alguien que tiene una alteración del sueño con somnolencia puede tener irritabilidad y si no lo abordamos, podemos tratar el problema de forma incompleta. En definitiva, son pacientes que exigen valoraciones muy exhaustivas, porque hay muchos factores que pueden estar interviniendo.
- Entiendo que los tratamientos son entonces muy individualizados.
- Por supuesto. Hay que individualizar el tratamiento, precisamente por la cantidad de factores que intervienen.
- ¿Las familias son conscientes de que hay tratamientos para esas secuelas?
- Yo creo que afortunadamente cada vez hay más sensibilidad precisamente porque existen centros especializados, cada vez hay más personas dedicadas monográficamente a este tema y se va extendiendo más la idea de que no hay que rendirse fatalmente al hecho de una lesión cerebral, que se pueden rehabilitar y mejorar la calidad de vida. Lo que pasa es que muchas veces hay un cierto abandonismo y se piensa que hay que resignarse, pero de eso nada.
- ¿La sanidad pública se ocupa suficientemente de los daños cerebrales?
- No sé si suficientemente es la palabra pero ya hay centros en la sanidad pública y obviamente es necesario que se ocupe más. No sé si son los tiempos más indicados para pedir esto, pero hay que insistir.
- Es también experto en trastornos del sueño ¿Han aumentado con la crisis?
- Bueno, todo lo que supone estrés es susceptible de aumentar la prevalencia del insomnio por ejemplo. Vivimos tiempos en los que con razón muchas personas están asustadas, entonces no es de extrañar que haya más casos. Una cosa son los casos transitorios que desaparecen cuando desaparece la causa y otra es que algunas personas, con un determinado tipo de personalidad, a veces acaban desarrollando un problema crónico. Luego hay otros trastornos del sueño menos dependientes, por decirlo así, de la situación ambiental o el estrés, como por ejemplo, la apnea que va ligada a los problemas metabólicos y a la obesidad. No se puede negar que hay una posibilidad de que aumenten también porque estar deprimido, estar mal, no moverse, todo eso contribuye a que aumenten los factores de riesgo para padecer apnea.
- A la hora de dormir, ¿es mejor calidad o cantidad?
- Bueno, una combinación de las dos cosas. La mala calidad indica que hay un trastorno, la poca cantidad puede estar asociada a un trastorno o simplemente a unos malos hábitos, se duerme menos de lo que se necesita, una situación de privación crónica. Eso unas veces se hace voluntariamente y otras se hace por, digamos, cosas que nos vienen impuestas por el tipo de trabajo o por nuestra situación familiar por ejemplo.
- ¿Hay una recomendación general del número de horas que se debe dormir?
- Lo lógico en un adulto es pensar que son como siete u ocho horas sin que nadie tenga que hacerlo como una obligación y luego va variando con la edad. La gente más joven necesita dormir más de lo que lo hace. Un adolescente debería dormir más de las seis o siete horas, los niños necesitan más, y luego hay una disminución con la edad, pero no tan dramática como se suele decir.
- ¿Aconseja la siesta?
- La siesta tiene que ser voluntaria y breve, como de unos 20 minutos Eso da fuerzas para tirar toda la tarde. Pero hay que diferenciarla de cuando se duerme a pesar de uno. Una siesta larga, si es involuntaria, puede ser indicativa de un problema de sueño.
- ¿Se ha investigado mucho en el campo de los trastornos del sueño?
- Se ha avanzado mucho y sobre todo, hay más conciencia social, hay más medios. Hay cosas que son evidentes: por ejemplo, el tratamiento de la apnea ha progresado mucho y es satisfactorio, el del insomnio es más difícil, pero sí se avanza.
- ¿Le damos suficiente importancia al sueño?
- No, manifiestamente no. Estamos metidos en la cultura de la productividad y el tiempo que no se hace nada, casi se desdeña, pero el sueño no es ausencia de vigilia, pasan cosas muy importantes en el cerebro desde el punto de vista de la recuperación y la preparación de la vigilia y luego tiene una serie de cambios que son reparadores.
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