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Jerez

El síndrome del collarín

  • Un estudio sobre patología traumática por accidente de tráfico en la provincia revela un aumento de la picaresca al exagerarse los síntomas del afectado para lograr una indemnización mayor

Más de dos tercios de las personas que sufren lesiones en el cuello tras un accidente de tráfico no presentan, sin embargo, ningún otro tipo de lesión no cervical, según revela un estudio sobre la patología traumática por accidente de tráfico en la provincia, realizado por José Rodríguez Carrión y Francisco José Estrade Jurado. El trabajo de investigación, que se llevó a cabo dentro de la diplomatura en Valoración Médica de Incapacidades, concluye en este sentido que la elevada desproporción entre la gravedad de las lesiones externas que aducen las víctimas de un accidente y la de las lesiones internas hace pensar en una picaresca de la exageración de los síntomas, que el accidentado deja visualizar en la mayor parte de los casos con el uso del collarín, con el fin de conseguir mayores indemnizaciones económicas. "Médicamente es imposible que haya un porcentaje tan importante de accidentados que presentan lesiones cervicales y ninguna de otro tipo. Esto nos induce a pensar, en el buen criterio, en el 'cuponazo cervical', como han bautizado algunos este tipo de lesiones", afirma Carrión, convencido de que la crisis ha incrementado esta picaresca. "Al final, al no haber acuerdo por las indemnizaciones con las aseguradoras, cada vez hay más asuntos de este tipo que acaban en los juzgados", asevera.

El estudio está realizado en base a un total de 589 fichas médicas correspondientes a otros tantos accidentes de tráfico ocurridos en la provincia durante el pasado año y el objetivo, según afirman los autores, es conocer la incidencia de la patología traumática en las víctimas de accidente de tráfico y su repercusión tanto en función de la edad y sexo de los accidentados, como de la posición que ocupaban en el vehículo en el momento del accidente y de la forma en que se produjo el mismo.

Destacan como conclusiones que mujeres y hombres padecen accidentes de tráfico en la misma medida y los menores de 25 años representan el 28,3% de los lesionados. No obstante, en el caso de los hombres sufren estos siniestros como conductores de turismo, mientras que las mujeres lo hacen en mayor medida como acompañantes. El colectivo de desempleados (podría interpretarse, según los autores, que utilizan más el coche en la búsqueda de empleo) y quienes se dedican a profesionales manuales son los más propensos a sufrir accidentes de tráfico con secuelas, seguidos de los estudiantes y las amas de casa.

Además la mayor parte de estos siniestros se producen por alcance posterior del vehículo, encontrándose éste parado, a los que siguen por este orden los accidentes por colisión lateral, frontal, alcance posterior con vehículo en movimiento, salida de la vía, atropellos - en su mayor parte de personas mayores, también más numerosas entre pasajeros de autobuses víctimas de un accidente- y frenazos sin colisión. En la mayor parte de los casos, la víctima es el conductor del vehículo y en casi uno de cada cinco casos, ocupaba la plaza del copiloto.

Las secuelas de columna vertebral y pelvis, así como de cuello son las más frecuentes en los siniestros de tráfico analizados en el estudio y aunque las estancias hospitalarias de los accidentados suponen una media inferior al día, estuvieron una media de 24 días impedidos para trabajar o llevar a cabo su vida normal, a los que hay que sumar otra media de 43 días sin impedimento, es decir, hasta que el afectado se recupera totalmente o bien se da el proceso por finalizado pese a quedarle secuelas permanentes. Los accidentados precisaron también una media de 31,8 días de rehabilitación y la utilización de diversos medios diagnósticos, la radiología el más numeroso.

Los jóvenes son los que están menos días impedidos a consecuencia del accidente y son también los que precisan menos sesiones de rehabilitación y respecto a la posición que ocupaban en el momento del siniestro, aunque la del conductor se muestra como la más peligrosa en cuanto al número de secuelas, son los pasajeros no conductores de moto (los acompañantes) los que tardan más en recuperarse y los que más sesiones de rehabilitación reciben. En el otro extremo, con menos días impedidos, están los ocupantes de los asientos posteriores de un coche.

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