Jerez

Un valiente por la puerta grande

  • La opinión prácticamente unánime fue el arrojo demostrado por el pregonero defendiendo asuntos como el derecho a la vida · Al salir tras el acto fue recibido con gritos de "¡torero! ¡torero!"

Por una vez, comencemos por el final: Cuando el pregonero de la Semana Santa de Jerez, José Antonio Zarzana Marín, apareció por la plaza Romero Martínez tras haber pronunciado su pregón en el Teatro Villamarta, lo mismo podría haber estado saliendo por la puerta grande de una plaza de toros, porque todos le recibieron entre aplausos y al grito de ¡torero! ¡torero!. No en balde, si hay un calificativo que se repitió de forma prácticamente unánime en las bocas de las numerosas personas que fueron a escucharlo fue el de ¡valiente! Fue un pregón valiente en muchos puntos, pero especialmente en el alegato que hizo de defensa de la vida y que hizo levantarse al público de sus asientos entre aplausos para decirle una vez más: ¡valiente! Hasta la propia alcaldesa no tuvo más remedio que aplaudir también en ese momento. Pero todo comenzó mucho más temprano, en una mañana radiante y con temperaturas casi veraniegas. A las nueve y media de la mañana, aunque a esa hora probablemente el pregonero tuviera ya un nudo en el estómago, tuvo lugar el tradicional desayuno en la sede de la Unión de Hermandades, aunque en esta ocasión faltaron las no menos tradicionales torrijas, para 'disgusto' del padre del pregonero, José Luis Zarzana Palma, que esperaba verlas sobre la mesa.

Acercándose ya el mediodía, la plaza Romero Martínez era un hervidero de trajes oscuros y señoras bien arregladas, aunque ese hervidero no sirvió para llenar por completo el aforo del teatro, especialmente el anfiteatro superior. ¿Tendría algo que ver el hecho de que el Xerez jugara esa misma hora? Lo cierto es que hubo demasiados huecos especialmente en las filas destinadas a los hermanos mayores. Una vez dentro, en el escenario esperaba ya la presidencia del acto, constituida por el obispo José Mazuelos, la alcaldesa Pilar Sánchez, el presidente de la Unión de Hermandades, Manuel Muñoz Natera, el propio pregonero y su presentador y Padre: José Luis Zarzana Palma. En un lateral, el consejo de la Unión de Hermandades y adornando el estrado, unos sencillos y elegantes centros de calas blancas elegidos por Juan Mateos y presidiéndolo, la Cruz de Guía antigua de la Hermandad de la Amargura, porque no hay que olvidar que el pregonero es amargurista.

A las doce y seis minutos comenzaron a sonar los acordes de la Banda Municipal, y que no podían ser otros también que los de 'Amargura', de Germán Álvarez Beigbeder. Posteriormente también se oyeron 'Cristo de la Expiración', en recuerdo de la marcha que antecedió al pregón de Zarzana Palma en el 81, y 'Desamparo'. Antes de comenzar su intervención, el pregonero tuvo el detalle de acercarse a saludar personalmente a los miembros de la Banda Municipal cuando aún estaban ensayando.

José Luis Zarzana hizo una emocionada presentación de su hijo y posteriormente reconoció que "nunca me he enfrentado a nada más difícil que hacer esta presentación, porque es muy difícil presentar a tu propio hijo sin deslizarte hacia ningún sitio, sin caer en ciertas cosas. No sabía cómo meterle mano".

Sobre una mesita, una jarra de agua, un vasito de plata que le dejó al pregonero Andrés Cañadas... y el pregón aguardando con unas pastas que este año fueron negras en lugar de azul. José Antonio quiso recordar también el pregón de su padre hace treinta años llevando los mismos pasadores y la misma corbata que llevó él, aunque con su intervención dejó claro que él tiene su propio estilo, que no copia. Otro detalle curioso fue que el comendador de la Merced, Felipe Ortuno, amigo íntimo de la familia y del pregonero, vistió una camisa del recordado padre Jesús, prenda que sólo usa en ocasiones muy especiales.

Al finalizar el pregón, casi al filo de las dos y media de la tarde, no fue extraño que buena parte del público asistente se dirigiera inmediatamente a la mesa instalada en el vestíbulo del Villamarta donde ya se vendían ejemplares 'calentitos' del recién pronunciado pregón. Era una versión más extensa que la pronunciada y que incluía también la presentación de José Luis Zarzana Palma.

Una vez acabado el acto entre los parabienes de todos, un emocionado pregonero no dudó incluso en coger en brazos a una atónita Ana María Salas, consejera de la unión de hermandades. Ella fue una de las primeras que, cuando acabó el acto, no dudó en decir que "ha sido un pregón muy bonito y my apropiado para estos tiempos que estamos viviendo, muy valiente y muy jerezano, abanderado de Jerez. Me ha gustado muchísimo".

Al recibir las felicitaciones del público tras su intervención repitiéndole una y otra vez la palabra "valiente", José Antonio señaló, modesto, que "me he limitado a decir lo que pienso, pero ahora el pregonero finiquita su periplo y pasa el testigo a una ciudad que, por sí misma, se va a convertir en capital del mundo".

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