El verano dispara la venta de hielo

Pocas son las profesiones que agradecen la llegada del calor desde dentro de sus fábricas. Los trabajadores de Hielos Yeti ven como en los meses de verano las altas temperaturas de la calle se ven compensadas con el frío que conllevan los procesos de preparación y envasado del hielo que sufren durante todo del año.

Aunque este alivio climático no hace que se sude menos en el trabajo, ya que la demanda de hielo sube más de un 60% en los meses estivales. El director de la empresa, Ismael Benavent, habla que "hemos vuelto a la visión que se tenía de la playa hace muchos años, de ir con la nevera llena de cubitos para conservar los refrescos. Desde hace un tiempo, habíamos llegado a una época de bonanza económica donde la gente prefería irse a un hotel o a un resort y tenía dinero para ir a beber y comer a los chiringuitos". El dato más representativo es que la plantilla en los meses de julio y agosto sube a 7 trabajadores, sumando 3 eventuales a los 4 fijos, que se encargan sobre todo del transporte de los pedidos, ya que la mayoría del proceso de envasado se encuentra automatizado.

La entidad reparte en la totalidad de la provincia de Cádiz, con grandes clientes en Jerez, Los Caños, Chiclana y La Barca. Además, sirven a puntos de la geografía sevillana como El Cuervo y Las Cabezas. Cuatro son los camiones que hacen rutas diarias de más de siete horas transportando alrededor de mil kilos de hielo y sirviendo a más de dos mil compradores.

"Además del verano, hay otras épocas donde las ventas se disparan". Para el director, el mes de mayo, aparte de julio y agosto, "resulta el mes más fructífero debido a la cantidad de celebraciones que se producen entre bodas, comuniones, bautizos, romerías, motos, ferias... También hay que agradecer en primavera la Semana Santa y en diciembre la Navidad, son los otros dos puntos donde hay más demanda debido a que la gente sale más. En definitiva, se vende cuando hay vacaciones y la gente sale a celebrarlo". A pesar de lo que parece, no son los chiringuitos los causantes de la demanda "porque la mayoría son los mismos bares a los que normalmente solemos distribuir". El único inconveniente que Benavent resalta en el negocio es el mismo que asola a la mayoría de mercados, la "competencia desleal y el contrabando" con la aparición de comercios que "venden en negro" sin tener licencias.

Este año han incorporado una novedad al sistema de transporte de hielos, la 'Moto Yeti'. El sistema de reparto tradicional consistía en que los cuatro camiones disponían de una ruta fija para agilizar, en materia de tiempo y dinero, todo el proceso de distribución. El problema se presentaba cuando había un pedido que se salía de esa ruta preestablecida, ya que había que interrumpir el ritmo de los camiones, teniendo en cuenta que podían estar en cualquier punto de la provincia. Es ahí donde entra la 'Moto Yeti'. Explica Benavent que "se nos ocurrió tras observar la capacidad que tenían las motos de las pizzerías. Por ahora estamos muy contentos con los resultados". Este nuevo sistema ha llegado a repartir más de 300 bolsas, teniendo una capacidad para 20 bolsas por viaje. Además, sirven para agilizar el sistema de reparto de los camiones cuando no tienen ningún pedido que llevar, ya que acompañan a los coches para adelantar el trabajo.

La historia de la compañía es la de una familia que decidió emprender un pequeño negocio en 1954, cuando el padre del actual director abrió el primer comercio en la plaza Cocheras, hoy desaparecido. Diez años después, coincidiendo con el nacimiento de su hijo, abriría el que aún se conserva como almacén en la calle Córdoba. La historia se repitió en 1999 cuando Benavent hizo lo propio con su primogénito, inaugurando la que hoy es la sede principal de la compañía en la calle Oso.