La autorización del Ministerio de Defensa de la construcción de buque de intervención subacuática en Puerto Real parecía haber llevado la paz social a Navantia, pero no ha sido así. Este jueves, el comité de empresa de Navantia Puerto Real, que ahora está huérfano de presidencia tras la salida de Margarita Forné por prejubilación, convocaba una asamblea ante la puerta del edificio de dirección.

Antes, se creó una fogata, cuya columna de humo se podía ver desde el centro de Puerto Real, que rápidamente sofocaron los bomberos de la propia empresa. En la asamblea se ha analizado la situación actual en lo referente al Plan Estratégico 2018/22 y el primer Convenio Colectivo Intercentros, que la SEPI, Navantia y las seis federaciones sindicales con representación en la compañía naval firmaron en diciembre de 2018.

Los trabajadores denuncian que el Plan no se está cumpliendo ni en las inversiones, ni en el Plan de Rejuvenecimiento ni en la carga de trabajo, que califican de “engañabobos”. Dice la plantilla que el BAM-IS, si las negociaciones con la Armada Española van a buen ritmo, no se empezará a construir hasta mediados de 2023. Sobre este trabajo, dicen los trabajadores que “se están dando plazos extremadamente largos, de 40 o 42 meses desde que se empieza con los trabajos de ingeniería, cuando el astillero de Puerto Real tiene la capacidad de hacerlo en 30 meses”.

Asamblea de trabajadores ante el edificio de dirección

En la asamblea de este jueves, han denunciado que “nadie sabe qué pasa con las cien plazas que hay que cubrir en el astillero de Puerto Real” y que las inversiones prometidas en los procesos productivos no están llegando. “Los talleres están como hace 20 años, mientras que en otros astilleros de la compañía si de realizan importantes mejoras”. 

Además, lamentan que la empresa se haya “cargado de un plumazo”, la construcción civil que estaba recogida en los acuerdos. “Se va a reducir la capacidad de construcción y, por tanto, el empleo, especialmente en la industria auxiliar”. 

Tras la asamblea, los trabajadores de plantilla y de la poca industria auxiliar que ahora tiene faena en el dique, han marchado por la carretera industrial hasta la zona de ‘La Báscula’, escenario habitual de las protestas de los trabajadores, donde no acudían desde junio, para reclamar el BAM. Allí, en el margen de la carretea, han hecho ruido contra los quitamiedos. “Hoy, de momento, no se ha cortado la carretera, pero no sabemos qué pasará si la situación se prolonga”, advierten. 

El comité de empresa anuncio a la plantilla que trasladaría este malestar a las direcciones de Construcción Naval, que agrupa las áreas de construcción de buques (incluyendo a San Fernando y Puerto Real) y submarinos y la unidad de negocio de Reparaciones, en la que está especializada el astillero de Cádiz; y a la nueva dirección de Energías Verdes, que asumió Javier Herrador, ex director del astillero Bahía de Cádiz. Ambas direcciones se encontraban este jueves en el Astillero de Puerto Real.

Desde la empresa, Navantia ha reafirmado, una vez más, "su compromiso con el astillero de Puerto Real" en el marco de estos encuentros que el director de Energías verdes, Javier Herrador, y el de Construcción Naval, Agustín Álvarez, están celebrando en distintos centros para exponer la nueva estructura.

Entre sus reuniones de trabajo, han mantenido una con el comité de empresa y han reafirmado "el compromiso de Navantia con el negocio para el astillero, tanto en el ámbito de la construcción naval como en el emergente de energías verdes", según fuentes de la compañía. Además, han recordado que el BAM-IS que ha autorizado recientemente el consejo de ministros se construirá en Puerto Real y que esta previsto comenzar la producción en el segundo semestre de 2022.